Voces de mi pueblo

Dra. Martha Maricela Galicia Lira

La educación es uno de los pilares fundamentales de la sociedad, ya que tiene el poder de moldear no solo el presente de los individuos, sino también su futuro; por lo tanto, enseñar y aprender no se limita únicamente a la adquisición de conocimientos académicos, es un proceso mucho más amplio y profundo; es decir, recoge las experiencias de la familia, de las calles, de las tareas diarias.

Es hablar de los saberes cotidianos y comunitarios, los cuales nutren las acciones que realizan los maestros en las escuelas, cuando se mira la comunidad como laboratorio escolar, como medio para aplicar los contenidos o conceptos de ciencia, tecnología, lengua, matemáticas, arte, deporte o salud que están en los libros de texto o en el Plan de Estudios.

En este sentido, los padres de familia y los adultos mayores, en ese camino de esfuerzo conocen el significado de aprender para la vida y enseñar desde la vida; pues, educar es más que transmisión de información, la educación debe tener como objetivo primordial preparar a las personas para enfrentar los desafíos de la vida de manera efectiva y ética.

Las mujeres Galicia y su camino de aprendizaje

Francisca, Julia y Emelia en su camino de vida adquirieron conceptos básicos escolares, pero desde la necesidad aprendieron a negociar para encontrar mejores oportunidades laborales, poner en práctica el diálogo y los principios de la ley (Francisca 71 años). Además, cuando las condiciones de vida en la comunidad son adversas se requiere hacer uso del derecho de petición y gestionar (Julia 62 años) o contribuir a la preservación de la cultura local al compartir las tradiciones como son realmente (Emelia 70 años); a estas mujeres, la escuela les tiene una deuda, porque, esto lo aprendieron en el camino y no en las aulas; sin embargo, es claro  – aprender es una herramienta poderosa para empoderarse y promover la participación ciudadana.

Matemáticas y la vida cotidiana

Tal vez, lo no realizado en la vida de las mujeres Galicia, se aplicó en Félix Morales y Nazario quienes, al poseer nociones de matemáticas pudieron labrar su vida para emprender un negocio personal centrado en la ganadería (Félix 63 años) o incrementar la producción agrícola local (Nazario 69 años); pero, al mismo tiempo ayudando a incrementar el nivel de bienestar de la población de sus pueblos desde el conocimiento científico y numérico; es decir,  pasar por la formación de bachiller y universitaria contribuyó a encontrar mejores oportunidades, pero la verdadera riqueza del aprendizaje se reflejó en la capacidad de aplicar lo visto en los libros en situaciones de la vida real.

La comunidad como una casa más grande

Ya sean conceptos duros desde la ciencia o prácticos desde la vida diaria, lo crucial es ayuden a descubrir y comprender el mundo, su funcionamiento, formas para hacerlo sostenible y al mismo tiempo sustentable; de este modo, para conservar costumbres de alimentación, Encarnación (92 años)  revive la tradición de ir a raspar el maguey para obtener la bebida de los dioses: el pulque y;  Don Arturo  (pastor de 84 años) saca todas las mañanas a sus borregos a comer el pasto verde consiguiendo la carne sea limpia y viable para el consumo humano, incluso poder hacer barbacoa tradicional del municipio de Texcoco; aquí los conocimientos adquiridos en la vida diaria les permiten sus aprendizajes les sirvan para la vida, para vivir y sobrevivir.

La historia es más que hechos

En las escuelas se enseña la historia como conjunto de hechos aislados y fuera de la realidad de los niños, jóvenes o adultos, pero, ¿qué pasaría si se uniera a la vida?, tal vez, acciones como las que aprendieron Paquita, Claudia o Ma. Félix, específicamente, encontrar cómo la vida cotidiana se mezcla con el pasado y el presente e incluso se proyecta al futuro.

Por ejemplo; Ma. Félix (aprox. 92 años) experimentó las consecuencias de la Revolución Mexicana, no las vistas en los libros sino las presentadas al esconderse de los guerrilleros al sur del Estado de México para salvar su vida; Claudia (66años) el dolor de perder los bienes locales cuando de su pueblo se llevaron la piedra de Tláloc – símbolo de los días de campo con su padre; y qué decir de Paquita (70 años) quien conoció el valor de la época de oro del Cine Mexicano desde los estudios de grabación al servir café. Entonces, ¿qué hace falta para enseñar? Si el aprendizaje está día a día, a cada minuto, incluso fuera de la escuela; ¿cómo inspirar a aprender?

Enseñar y aprender para la vida como experiencia social

La educación es bidireccional como lo es la fuerza o la comunicación; por lo cual, es un vehículo poderoso para la construcción de una sociedad más justa y equitativa. Así con experiencias adversas,Paula (65 años) que vivió un derrame cerebral, su rehabilitación es el caminar todos los días para vender productos elaborados por ella misma ya sea mole, pepita verde o pipián, también  Jacinto (¿?) quien se aferra y motiva a ver en cada día oportunidad para vivir, han aprendido que la salud es el medio para seguir dando testimonio del valor de la familia, la amistad y las redes de apoyo – más que solo conceptos abstractos.

Finalmente, un hombre que carga con la responsabilidad de una tradición como peregrino  – Alfredo Trujano, enseña desde el ejemplo la importancia de conservar las raíces de fe y tradición, al enseñar la historia de su peregrinar a San Miguel del Milagro Tlaxcala desde su pueblo Coatlinchán en el Estado de México en los meses de mayo y septiembre.

Se puede concluir; enseñar y aprender para la vida es una responsabilidad compartida por educadores, estudiantes, familias y la sociedad en su conjunto; es en última instancia, la clave para construir un futuro mejor y prometedor para todos, enseñanza desde las voces de mí pueblo en el Estado de México.

---

Referencias:

Voces de la experiencia. (2023). Facebook. https://www.facebook.com/voces.de.la.experiencia/

Voces de la experiencia. (2023). @voces_de_la_experiencia. Fotos y videos de Instagram. https://www.instagram.com/voces_de_la_experiencia/

---