La autonomía personal a partir de la motricidad en niños, niñas y jóvenes atendidos en el nivel de educación especial

M. en C. Mauricio Clay González C.

Es ley de vida que todos habremos de morir, como también es inexorable que el tiempo transcurre, los hijos crecen y los padres envejeceremos, se supone que es nuestro deber preparar a nuestros hijos y a las siguientes generaciones para que vivan una vida que les permita tener mejores condiciones a las que nosotros tuvimos, en teoría todo debe mejorar de generación en generación, desde los aspectos formativos, personales, emocionales, académicos y económicos.

Como padres procuramos dar a nuestros hijos las herramientas de vida para que, llegado el momento, ellos procuren su propio bienestar, esto implica proporcionar educación emocional y académica, entrenamiento, disciplina, conocimiento y comprensión de nuestros hijos como hijos y como personas para poder distinguir cuando nuestros hijos o hijas accionan y cuando reaccionan, cuando sus acciones tienen un objetivo claro o cuando es un berrinche, venganza, impulso efímero o en algunos casos venganza.

Pero la situación es muy distinta cuando nuestros hijos presentan alguna condición limitante como pueden ser: Trastornos, síndromes, dificultades sensoriales, Discapacidad y o condiciones sociales, emocionales o económicas que obstruyan, limiten o impidan el desarrollo armónico del SER.

Según los datos encontrados en la página del INEGI obtenidos por medio de la encuesta nacional de la dinámica demográfica (ENADID, 2018), se presentan los siguientes datos.

Cómo sabemos no basta cuantificar, hay que tomar decisiones concretas que eliminen las barreras que impidan o limiten el aprendizaje y la participación plena en todos los procesos de la vida cotidiana de las niñas, niños y jóvenes (NNJ) de nuestro país, una de ellas debe estar enfocada a la población con discapacidad para que esta alcance la autonomía personal al margen de las condiciones socio culturales y o económicas de las familias; por lo tanto, se hace necesario que las escuelas regulares, los CAM (Centros de Atención Múltiple), los servicios de USAER (Unidad de Servicios de Apoyo a la Escuela Regular) y todo tipo de programas que forman parte del sistema educativo nacional mexicano que estén a favor de la inclusión y la atención a niñas, niños y jóvenes que enfrentan barreras para el aprendizaje promuevan como fundamento la autonomía con base en la adquisición de competencias  personales que le permitan un nivel de desempeño propio para la edad, condiciones  y etapas del desarrollo de cada alumno o alumna, para ello se debe contar con profesionales bien preparados en la aplicación de técnicas basadas en la adquisición de una motricidad  eficaz y eficiente que permita al alumno o alumna conocer sus aptitudes físicas para superar primero sus propias limitaciones físicas, sensoriales, cognitivas y psicológicas, para luego conocer los diferentes contextos con los que interactúa.

En cuestiones de aprendizaje y en casi todo de la vida, nada supera a la experiencia, sería muy deseable que los profesionales del movimiento insertos en educación especial, sepan evaluar y proponer planes, programas, actividades que promuevan la autonomía del alumno desde la movilidad utilizando las técnicas y herramientas que permitan a cada alumna o alumno sentir y desarrollar sus propias experiencias y con ello tener la disposición física y mental para recibir los contenidos académicos que indican los planes y programas de educación.

Puede parecer muy obvio que ese debe ser el camino, desgraciadamente las y los profesionales del movimiento insertos en educación especial tampoco pueden atender a las y los niños de acuerdo con las necesidades de cada uno, a pesar de que se llenan formularios eternos para la atención de cada alumno que requiere apoyos específicos, las y los maestros de educación física deben seguir un programa nacional que tiene determinados los aprendizajes esperados y que todas y todos los alumnos inscritos en el sistema de educación básico en México deben de seguir, cierto que se adecúan a las circunstancias de cada grupo, pero esa adaptación resulta a veces en un intento fallido de atención a necesidades específicas de las y los niños de cada centro.

De sobra sabemos que las condiciones de cada escuela varían, aunque pertenezcan a la misma colonia o poblado y las del alumnado aún más, por eso sería sustancial, pertinente y congruente que las escuelas y o programas que atiendan a niños, niñas y jóvenes que enfrentan barreras para el aprendizaje inicien su trayecto formativo con un programa de autonomía en la movilidad que se atienda a diario y lo más individual posible, sin tener que necesariamente seguir los lineamientos del programa de educación física nacional, sino atendiendo las necesidades individuales de cada NNJ que atienda, para ello es necesario que todas las instituciones dedicadas a la atención de alumnas y alumnos que enfrentan barreras en el aprendizaje con o sin discapacidad cuenten con un especialista del movimiento, en la actualidad  la cobertura de profesores de educación física en escuelas de nivel básico del país es del 60% aproximadamente, y tan sólo 35% de ellas cuentan con un profesional licenciado impartiendo la materia, según un informe publicado por la UNESCO en mayo de 2018. (Arena pública.com, 2018)

Como podemos apreciar, es casi un logro tener un profesional de educación física en cada escuela, además está por verse si las horas asignadas que tienen, alcanzan a dar cobertura a toda la población escolar y aun así, haría falta un especialista en atención a la población que enfrenta barreras para el aprendizaje y que puedan ser atendidas desde el movimiento, con la finalidad de promover primero y antes que nada la autonomía del alumno o alumna y posteriormente acceder al autoconocimiento, autovaloración y generación de condiciones físicas propias que le den acceso a un desarrollo cognitivo adecuado.

Desde luego queda pendiente que en caso de que existieran estos profesionales, las y los directores, supervisores y toda la burocracia le permitan individualizar la atención sin menoscabo de los procesos administrativos que el sistema educativo requiere, es decir, que a pesar de ser parte del sistema educativo pueda ser autónomo para atender las necesidades específicas de las y los niños, niñas y jóvenes que así lo requieran, estableciendo procesos eficaces de colaboración con familias, otros profesionales, instituciones y o escuelas que puedan mejorar a fin de cuentas la autonomía de cada alumno o alumna atendida.

M. en C.  Mauricio Clay González Cereceres 

claygonzalez@gmail.com

  • Maestría en Atención a Poblaciones Especiales a través del Movimiento por la Facultad de Ciencias de la Cultura Física de la UACH. 
  • Licenciado en educación física por la Facultad de Ciencias de la Cultura Física de la UACH. 

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