Mancomunado

Dr. Jorge Gutiérrez Alfonzo

En un país donde no se confía en el gobierno en turno, por lo que sucedió durante los gobiernos anteriores, y que no tiene paz para las buenas decisiones y haga lo que haga será criticado, no se puede tener la perspectiva de que la educación sea autónoma. Y comenzaríamos por analizar uno de los componentes de la escuela para comprobar que no hay tal independencia. En los primeros años de educación, ¿los niños podrán ser autónomos en su aprendizaje?, ¿o requieren el apoyo de un instructor? Se puede decir que un niño de ocho o nueve años puede ya ser autónomo en ciertos aspectos (se necesitaría corroborar los datos con los que saben del tema). A esta edad, ¿se le puede preguntar a un niño si desea ir a la escuela? ¿Qué te gustaría aprender? ¿En qué te gustaría trabajar?  ¿Sí existe aquí la pauta para determinar la autonomía del niño de ir a la escuela o no? El gobierno tendría que modificar la constitución, porque ya no se puede obligar al padre a que mande a su hijo a la escuela. ¿Podría este niño o niña estudiar o aprender solo en su casa?, ¿o tendrían que abrirse talleres en vez de escuelas? En la actualidad, ¿se enseña en la escuela a que los alumnos sean autónomos? Para visualizar una educación autónoma en México, en el siglo que se vive, hace años debió trabajarse en ese sentido. Y se trabajó mal, porque en vez de quererlo hacer una educación autónoma se hizo obligatoria.

En esta pandemia que se vive, son pocos los alumnos de ocho a nueve años que toman su libro, encienden el televisor para ver el “Aprende en casa II o III”, según sea el caso, y se ponen a estudiar. Después de la sesión marcan en el teléfono los números proporcionados para aclarar las dudas que tienen al respecto. Si lo anterior fuera cierto, la escuela llegaría hasta tercer año o cuarto. Después serían talleres o simplemente no existiría la escuela. La mayoría de los niños, hoy confinados, esperan que los padres estén atentos de la tarea y son estos quienes revisan el que se hayan realizado las actividades escolares y que presenten una lógica y que sea congruente la respuesta. No existe la confianza para saber que el alumno realizó un buen trabajo. ¿Existiría la confianza en los hijos, si éstos quisieran ser autónomos?

Otra parte que se debe de analizar es la del maestro o instructor que estará a cargo de la escuela o taller. ¿Qué ingreso mensual recibiría?, ¿tendría el mismo sueldo que tiene en este siglo XXI? Uno de los problemas en México es el de los sueldos tan disparejos que existen. Mientras que un diputado en el estado de Chiapas en el año 2020 recibía al mes entre[1] $59,794.00 a $91,319.00; un profesor de nivel preescolar y primaria en categoría A de carrera magisterial, de $9,781.58 a $16,168.47. El maestro mejor pagado con categoría E recibe de $28,346.64 a $40,937.90, y ¡claro!, esto son escasos. El diputado tiene a su servicio a una secretaria y a un consejero, el maestro no tiene asistentes. El diputado realiza gestiones para mejoras de la comunidad. El maestro coloca los cimientos del aprendizaje de por lo menos 35 alumnos. El diputado puede no tener estudios, o tener primaria, secundaria, bachillerato, carrera trunca o licenciatura terminada. El óptimo debería tener un título. El maestro debe haber estudiado licenciatura de primaria o preescolar y estar titulado, así como realizar cursos de actualización. El maestro da clases por la mañana o tarde y en contra turno prepara las clases y califica las actividades. El maestro trabaja de lunes a viernes y muchas veces en sábados y domingos, así como en días festivos dependiendo de la comunidad en donde se encuentre. No hay punto de comparación, la educación en México no puede ser autónoma con sueldos tan disparejos.

Al gobierno se le ha “forzado” a que vea la educación como una empresa, como un ente en donde pueda recibir frutos económicos sin tener en consideración lo que es realmente la educación. A la escuela se le ve como una fábrica en donde tienen a sus obreros trabajando con su materia prima. Pero esa materia prima no es cosa inerte. Son seres humanos con aspiraciones y sueños, pero que muchas veces se ven truncados por ese paradigma de escuela que proporciona el neoliberalismo. Con sentimientos, que en muchos casos influyen en su aprendizaje. Cuando se le pregunta a un niño que para que quiere trabajar, lo primero que dice es que para ganar dinero. Para salir de esa pobreza en la que se encuentra, sin saber que el estudio no le proporcionará lo que anhela. ¿Para qué estudiar en México si se puede tener un sueldo considerable sin mayor esfuerzo? ¿Para qué estudiar, si en la calle están los profesionistas desempleados por los bajos salarios que ofrecen las empresas? ¿Para qué invertir 17 años de la vida yendo a una escuela en donde te preparan para servir al más fuerte económicamente, con ideas y conceptos empresariales como las competencias, misión, visión entre otras cosas y no te enseñan a desarrollar tu capacidad intelectual para analizar la situación económica, laboral y social de tu país? El reto más fuerte para la autonomía de la educación en México es independizarse del capitalismo, que la educación realmente sea gratuita. Que no se proporcione cuotas voluntarias para el sostenimiento de las instalaciones, para la papelería, para los aspectos administrativos. Que los trabajadores de la educación sean servidores públicos con derechos laborales y que estén agremiados a un sindicato que vele por sus intereses y no se venda al gobierno en turno, que salgan de esa pobreza impuesta por el salario que obtienen.

Dos niveles educativos podrían ser autónomos para los gastos administrativos, si vemos este aspecto, en donde al padre de familia no se le pidiera cuota y que fuera la misma institución que solventara los gastos de luz, agua, internet, mantenimiento en general. Estos niveles son la secundaría con las secundarías técnicas y el otro nivel sería el bachillerato con los CETis, CBTis y CBTas. En alguna de estas escuelas se tiene el recurso material y humano para ser autónomos, existe la posibilidad de que pudieran reactivar los talleres que tienen para generar su propia economía.

El desafío de una educación autónoma es enorme. No se concibe a una escuela lejos del gobierno. Es una locura hacer que la educación sea privada y a la vez obligatoria, que sea autosuficiente en todos los aspectos. No se puede evaluar a seres humanos y decir que el docente no cumple con su trabajo. Como se expresó líneas arriba, se trabaja con seres humanos que, conforme van creciendo biológicamente, se preguntan para qué estudiar, en México. Mejor me dedico a algo que no me exija mucho y que pueda ganar dinero.

La educación deberá ser mancomunada: Gobierno y escuela sobre todo en una sociedad que no se tiene confianza entre sí. El gobierno no confía en los maestros, el padre de familia no confía en la educación que se le proporciona a sus hijos. Y el maestro no confía en el gobierno porque los quiere alejar de su estabilidad laboral.

La educación debe ser mancomunada: Gobierno y escuela con una sociedad que se tenga confianza, que el gobierno observe la precaria situación en cada rincón de México y vea que el maestro hace su mejor esfuerzo para educar a los alumnos. Que el padre de familia sea parte del proceso educativo e impulse a su hijo a que debe aprender y no solo debe estar pendiente de una calificación en la boleta. Y el maestro debe tener la confianza de que el gobierno vela por su estabilidad laboral. Solo así se tendrá una educación excelsa en México y no con la idea de ser autónoma.


[1] http://www.haciendachiapas.gob.mx/marco-juridico/Estatal/informacion/Decretos/Anexos-PE16/Anexo-I.pdf

Dr. Jorge Gutiérrez Alfonzo

gualjo@gmail.com

  • Doctorado por Instituto de Estudios Superiores
  • Maestría en Administración por Instituto de Estudios Universitarios.

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