En el momento adecuado, en las manos adecuadas

Dr. Jorge Gutiérrez Alfonzo

No hay herramienta mala para la educación, no hay perniciosa educación con cualquier herramienta, así piensa el maestro Alfonso Monterrosa. La herramienta está de moda. En educación, han existido muchos artefactos en cualquier tiempo. No puede existir algo malo de una herramienta en buenas manos. No hay mala herramienta cuando llega a buena tierra. Lo bueno y lo malo es visto desde diferentes aristas. Para unos es malo para otros es bueno.

El pretexto hoy es el humanismo, metodología centrada en el ser humano, libre de toda atadura. Libre de elegir lo que está alrededor y esto puede ser bueno si existe un pretexto perfecto para enseñar y para aprender. Y las preguntas son las siguientes: ¿qué quiere aprender el alumno? ¿Qué puede enseñar el docente? Hoy, la justificación es la enseñanza basada en proyectos. Normalmente, el tema lo escoge el docente de una lista que manda la Secretaría y lo adapta a su contexto. Cualquier pretexto es bueno. Día del amor, la primavera, el calentamiento global, entre otros tantos. Si los docentes pueden coincidir, acordarán que se entregue un solo trabajo; si los docentes no logran adaptarse al proyecto, los alumnos tendrán más trabajo.

La educación en México es buena, excelente aun con las carencias que se pudieran tener. Solo es cuestión que la herramienta esté en el lugar adecuado, en el momento oportuno.

La curiosidad del docente para diseñar una actividad basada en un proyecto, que será el pretexto para enseñar, no debe encontrar inconveniente alguno siempre y cuando el docente tenga la motivación, tenga el tiempo y el espacio suficiente para delinearla. La curiosidad del estudiante debe estar expresada al máximo. El tema debe ser del interés de él para hacer clic con el docente. Deben los dos hablar el mismo lenguaje. Vos querés aprender, yo te doy herramientas para hacerlo.

La confianza es un sentimiento que se puede quebrar en cualquier momento, por una equivocación, una letra mal escrita o una grafía no vista en el salón de clases. Confía en el qué o el por qué. Aquí puede estar el punto para analizar con tal de indicar si la educación funciona o no funciona. Aquí se tendría que hacer un estudio sobre la confianza entre estudiantes y docentes; docentes, directivos; directivos, padres de familia. Aquí podría estar el punto de la discordia sobre todo si el proyecto genera dinero.

Otro punto: la convivencia. Aún existen alumnos que no tienen el don de convivir; son reservados, introvertidos, ven con recelo a sus compañeros, no trabajan de manera colaborativa. Son callados y participan poco, no pueden o no quieren desenvolverse, están a la espera de que se les indique qué hacer. Quizás ellos aprenden de sus maestros porque observan cómo éstos se comportan con los otros docentes, cómo un docente aprovecha la mínima oportunidad para dejar en mal a otro docente; quizás advierte que su maestro no participa en los cursos y no realiza trabajo colaborativo. Constata cómo el maestro en turno hecha por la borda todo lo indicado sobre el proyecto que indicó el maestro anterior. Por eso, su comportamiento, por eso la falta de convivencia en el aula; no le encuentra sentido a la convivencia de los docentes en la escuela.

Uno más: fortaleza. Aquí podría existir otro punto para determinar si la educación es buena o mala, recordando que la educación es un conjunto de conocimientos obtenidos tanto en el salón de clases como en el hogar. Y aquí, la escuela y la casa tienen que ir a la par, deben caminar por el mismo sendero. El maestro Alfonso Monterrosa siempre pide que las actividades las realicen de manera honesta, y la honestidad no se trata de dejar de consultar cuadernos, apuntes, libros, enciclopedias y mucho menos saber utilizar la Inteligencia Artificial. La honestidad es que sea el propio estudiante quien genere su pensamiento, que forme su propio esquema mental para que vaya comprendiendo de qué trata el tema. Que el crucigrama lo realice él solo, con sus propios argumentos académicos. De nada sirve que lo llegue a copiar o se lo haga otra persona; responder de esa manera la actividad no está sirviendo para tener una buena educación. Si el maestro la diseñó fue porque desea que el estudiante mueva su mente para comprender los conocimientos que le servirán más adelante.

La organización de las actividades es otro punto para determinar la buena educación. A los alumnos les cuesta armar su portafolio de evidencias: no tienen la costumbre de guardar las actividades revisadas para una posterior consulta; las meten en la mochila sin orden, sin saber la unidad de aprendizaje, creen que se trata de una hoja de cuaderno cualquiera. No colocan su nombre completo en la hoja de actividades; algunas veces escriben el segundo nombre con el apellido de la mamá, en otros trabajos el primer nombre con el apellido del papá y ya en casos extremos sólo colocan un nombre. Tal pareciera que les falta adaptabilidad. No se atreven a decir en un examen que el ejercicio no tiene ningún inciso como respuesta, que los sugeridos no dan solución a lo que se pregunta; saben los estudiantes que los incisos deben llevar una respuesta. No están acostumbrados a tomar la iniciativa, se sienten agazapados en espera de que el docente mande.

Persistencia: son pocos los estudiantes con esta característica, así como pocos los docentes que la tienen. Sobre todo, en cuanto el docente siente que el tiempo para retirarse se acerca, deja ya a un lado esa energía y esa firmeza que le caracterizaron, quizás por años. Por el contrario, los estudiantes no encuentran el hilo que pudieran seguir con esa energía que les da la juventud; no hay una esperanza, no hay un solo motivo que los mantenga firmes en el estudio, durante la etapa del nivel medio superior. Sólo están ahí porque así lo quieren los padres.

En las manos adecuadas y en el momento adecuado cualquier herramienta puede hacer efecto para aprender y enseñar, no importa que ésta pase de moda; es lo que el alumno desea y es lo que el maestro ofrece. Debe existir la combinación perfecta, que se da en muchas ocasiones, por eso el maestro Monterrosa piensa que no existe una mala educación.

El maestro Alfonso se presentó esa mañana a la reunión para analizar las progresiones de segundo y cuarto semestre, para buscar en las progresiones los contenidos que le servirían para realizar el proyecto escolar comunitario. Dos temas surgieron, para segundo (donde da clases el maestro) y cuarto semestres. El análisis por unidad de aprendizaje se realizó, no con buen ánimo por parte de los docentes; siempre la molestia al trabajar en algo nuevo. Le correspondió al maestro indicar las actividades que desde el pensamiento matemático II consideró que servirán para abordar el tema de quienes cursan el segundo semestre: “manejo adecuado de residuos sólidos “.

Progresión 1, actividad de cierre

El alumno selecciona, para utilizar en su casa, un recipiente donde colocará la basura orgánica que genera su familia. Le tomará foto al contenedor y en esa foto deberá indicar el nombre del cuerpo geométrico, la formula qué utilizaría para conocer su volumen y la fórmula del área de acuerdo con la vista que se tenga. El maestro pregunta: ¿Existen otras unidades de aprendizaje de segundo semestre que pudieran averiguar sobre el tema? Silencio total en la sala.

Progresión 3, actividad de cierre

En equipos de cuatro integrantes, los alumnos obtendrán de acuerdo con las medidas del recipiente seleccionado el volumen, de manera individual, y el área de por lo menos una vista. Después, sumarán el volumen obtenido por cada integrante para observar cuánta basura orgánica se puede generar en cada equipo. Se hace la misma pregunta, se obtiene la misma respuesta.

Progresión 6. Actividad de cierre

El maestro escribe dos preguntas: ¿Cómo se representaría la fracción que indica la cantidad de basura generada por cada equipo en relación con el salón? ¿Cómo representarían la fracción del salón con respecto a los grupos de segundo semestre? Y por último pregunta: ¿Pueden hacer otra representación? ¿Cuál?

Progresión 7. Actividad de cierre

Nuevamente en equipos de cuatro integrantes, los alumnos generarán cuatro ejercicios de proporcionalidad directa e inversa en relación con la basura orgánica y su utilización en una composta.

Progresión 8. actividad de cierre

En equipos de cuatro integrantes, diseñarán un proyecto para realizar una composta en casa; se mencionan los recursos materiales, humanos y económicos para implementarla.

Progresión 9. Actividad de cierre

De manera individual, el alumno realiza ejercicios y en el último de estos se le pide obtener el área, perímetro y volumen de la composta que diseñaron en la progresión anterior.

Progresión 11. Actividad de cierre

Trasladan las medidas de la composta que diseñaron al plano cartesiano y calculan el área y el perímetro. Verifican el resultado del área obtenido en la progresión anterior. Indican el tipo de figura geométrica y lo dibujan en el plano cartesiano.

Progresión 12

El alumno realiza un modelo matemático para determinar la relación de la cantidad de abono con la de materia orgánica.

¿Cómo saber si lo descrito anteriormente servirá para una buena educación? ¿Quién podrá decir sí sirve o no sirve la planeación didáctica? Quizá sólo se sabrá si eso estuvo en buenas manos en el momento oportuno.


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