Dr. Alejandro Rodríguez Rodríguez
La experiencia de pandemia en meses pasados y la nueva normalidad que se vislumbra han generado varias reflexiones como docente: la centralidad de la persona y lo realmente importante en la vida, la mejor pedagogía en ambientes virtuales, la validez de los modos y tiempos de evaluación, la relevancia de mi rol como docente en ambientes virtuales, la pertinencia de mis conocimientos compartidos en una comunidad de aprendizaje, la fragilidad e inflexibilidad de los sistemas educativos en sus propuestas curriculares, la triste realidad de funcionarios cuyos discursos y tiempos políticos hoy se muestran más transparentes en su perversión de aparentar el cuidado del otro cuando no hay interés más allá de la mercantilización de todo: cuerpos, mentes, miedos, deseos, sueños, incluidos el dolor y la muerte ( (Byung-Chul, 2013).
En mi experiencia docente frente a grupo mucho antes y durante esta pandemia el más importante recurso didáctico frente a la complejidad del hecho educativo en experiencias híbridas ha sido mi presencia como persona interesada en la educación integral de mis estudiantes con la intencionalidad clara de proponer lo mejor de nuestro hoy esperando lo óptimo en un futuro de quienes tienen la oportunidad de estudios formales.
Tema urgente hoy es la presencia educativa del docente que intencionalmente acompaña la experiencia de aprendizaje tanto en ambientes virtuales como en aulas físicas considerando elementos socioemocionales, motivacionales, relacionales, de inteligencia emocional, etc. Acompañar con una presencia que sea intencionalmente educativa implica:
Una presencia que aprende y enseña la posibilidad de realización en tiempos de precariedad. En la experiencia de enseñanza-aprendizaje híbrida (EAH), como docente sabes que no existen recetas ni lista de consejos frente a la complejidad de variables que atentan contra el logro de aprendizajes significativos: conectividad, equidad, motivación, y una lista interminable de etcéteras. Pero hay algo que es innegable e innegociable: Cada persona es una posibilidad de realización de futuro pues cada persona posee en sí misma la energía necesaria para el logro de un cúmulo incalculable de posibilidades. La precariedad condiciona pero no debería determinar la relación educativa enfocada a enseñar y aprender. La mejor estrategia didáctica reside en la calidad de la relación educativa que el docente proponga desde su persona (Rodríguez, 2020a).
Una presencia que acompaña. En la experiencia EAH, el acompañamiento es más una lista de ingredientes y propuestas en versión beta, que una decisión venida de fuera o impuesta a la persona misma del estudiante. Como docente presente en medio de los estudiantes puedes sugerir, acorde a tu propia concepción de ser humano y de los fines de la educación que tú consideres como importantes, pero hoy la sensibilidad en las nuevas generaciones exige respeto a sus propios procesos, a sus individuales ritmos en la toma de decisiones, a sus intereses personales. Tu liderazgo educativo con esta estrategia tiene un mayor impacto si te centras en el proceso de autoconocimiento que le permita a tus alumnos alcanzar las profundidades de la interioridad más íntima de cada persona al confrontarse con las propias motivaciones, sueños, deseos, miedos, experiencias, etc.
En mi experiencia, las estrategias pedagógicas hoy propuestas para EAH tiene el límite de ser extrínsecas y corren el riesgo de estandarizar el proceso de autoapropiación y proyección de futuro de cada estudiante (Rodríguez y Sánchez, 2020).
Acompañar es propiciar la mejor versión del otro. Reconociendo que el encuentro con el otro -estudiante, padre de familia, tutor, compañero de trabajo, etc.- puede ser enriquecimiento mutuo cuando hay voluntad de mejora mutua. Interpretando al lado del acompañando, los signos que evidencian que se está avanzando en el proceso de humanización y mejora continua (López & Rojas, 2021). Eligiendo en actitud de discernimiento, los elementos -cognoscitivos, conductuales, afectivos- que son ingredientes esenciales para una vida que trasciende en el servicio a los otros.
Una presencia que modela lo que propone. Acompañar es modificar las propias estructuras mentales para asimilar que la diversidad es posibilidad de enriquecimiento mutuo y no caos ni atentado contra tu autoridad como docente. Un paradigma donde lo diverso genera unidad de mentes y corazones se contrapone a un paradigma que busca la unidad en la anulación de lo diverso. Una latente tentación del docente es pensar que solo tus datos son los válidos, que sólo quienes piensan como tú son los que están de tu lado o aprenderán, si quieres ser significativo y relevante es urgente modificar este modo de entenderte, pues “percepción es realidad”. Sin flexibilidad y adaptación de tu parte, no hay acompañamiento, lo que hay es distorsión de un poder que no forma pero si uniforma, que no hace crecer aunque obligue al logro de objetivos extrínsecos, que dice servir pero que en un análisis más profundo se sirve de quienes dice servir (Rodríguez, 2020b).
La presencia como modelaje exige de parte de quien acompaña el uso responsable de la libertad en las elecciones que deben tomarse diariamente pues solo quien se conoce, se posee, puede ser más responsable de lo que decide al ser capaz de optar por algo o alguien con mayor claridad emocional, axiológica y/o argumentativa.
La presencia del educador es una disposición personal y una actitud más que un puesto. Una disposición personal que responda a la pregunta ¿de qué quieres ser responsable en la formación del educando? Una actitud benevolente que permite al educador hacer uso de todo cuanto posee en su persona para lograr el fin educativo: educar desde y para la vida elucidando la mejor versión de la persona tanto del educando y como del educador en todos los aspectos, circunstancias y decisiones pues se quiere el bien del otro en su totalidad.
Querido educador, en tu persona posees la mejor herramienta didáctica que puede ser aliento para construir una sociedad mejor en estos tiempos de EAH y para el futuro: tu persona como presencia intencionalmente educativa que acompaña, sólo se requiere que seas consciente de tu potencial.
Referencias
Byung-Chul, H. (2013). La sociedad de la transparencia. Herder.
López, A., & Rojas, L. (2021). Alegria. TImes, 3-6.
Rodríguez, A. (2020a). Educar en la Nueva Normalidad. Colección de Escritos. Institute of Salesian Studies.
Rodríguez, A. (2020b). Educadores líderes desde un enfoque Preventivo. IMGRA.
Rodríguez, A. y Sánchez, S.G. (2020). Ser Preventivo en 15 acciones. IMGRA.
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