Ser docente de profesión, no de ocasión

Dra. Edith Jiménez Ríos

Sin duda el docente es una figura muy importante dentro de la sociedad del conocimiento y la educación, su labor implica un gran compromiso y responsabilidad social, dado que vive, promueve o predica en las aulas. Pero para ser buen docente no es suficiente con saber de la materia o asignatura, se requiere construir la identidad profesional, con una formación y actualización constante para poder desempeñar su quehacer lo mejor posible. Es decir que, para realizar su tarea, los docentes se basan en un conjunto de conocimientos e ideas que tienen sobre la enseñanza, el aprendizaje, el alumno y la evaluación. Estas ideas se van configurando con la práctica, con el tiempo, en el centro donde se labora, pero depende en gran parte de cómo se identifica como docente.

La relevancia que cobra la labor de los profesores en la sociedad se visualiza mediante las condiciones en que el aprendizaje y la enseñanza suceden, de esta forma encontramos diversas y complejas situaciones didácticas y pedagógicas en las que cada profesor identifica las diferencias en sus estudiantes, la interpretación de los planes de estudio, su identidad, su vocación, a las cuales se adapta y va actuando en el día a día de las aulas. En síntesis, la docencia parece ser una combinación perfecta de saberes, aptitudes, motivaciones, curiosidad, compromiso, ética y vocación.

Es innegable que el docente se ha considerado como uno de los agentes centrales del desarrollo educativo, su labor contribuye a que los alumnos adquieran los saberes establecidos, pero también a que fortalezcan valores como la empatía, la igualdad de oportunidades, el respeto al medio ambiente, el pensamiento crítico y el cuidado de la salud. Por lo tanto, el alumno actual requiere un profesor actualizado y flexible, cuyas competencias vayan más allá del aula tradicional para operar en un ambiente de aprendizaje que ya no esté limitado por muros, espacios o tiempos.

De acuerdo con dichos planteamientos, existen diversos aspectos en los cuales trabajar con el docente, con los alumnos, con los padres de familia, con la comunidad, con la sociedad. La propuesta es, hacer que los docentes analicen su práctica, hablen de sus aciertos, desaciertos, certidumbres e incertidumbres, se conviertan en investigadores, reflexionen, expresen y compartan su vida en las aulas.

En la época actual, sabemos que existe una acelerada acumulación de conocimiento en todas las áreas, la rebelión tecnológica, las necesidades económicas y sociales plantean un gran desafío a la educación. Pero la educación, no solo son los profesores, también son los aprendices y sus familias, los profesores y sus contextos, los profesores y sus emociones, los profesores y sus saberes, afectos y motivaciones.

Identificamos retos y desafíos pero también propuestas y formas para romper con la figura del profesor tradicional cuyo rol era ejecutar contenidos curriculares diseñados casi siempre por otros, quienes frecuentemente desconocen la realidad que enfrentan los docentes en las aulas.

Una propuesta es reconocer que la docencia es una tarea compleja, nada fácil; su ejercicio requiere formación académica, didáctico pedagógica, pero también compromiso, honestidad e identidad. Los profesores cumplen una gran labor, porque pueden identificar las necesidades del estudiante, la etapa del desarrollo en que se encuentran, sus formas de aprender, además de diseñar técnicas motivantes, significativas incluso divertidas.

Ahora que se han adoptado modelos educativos y pedagógicos centrados en el alumno, los docentes deben considerar las motivaciones, intereses, afectivos, emocionales de sus estudiantes además de los propios.

De acuerdo con Barboza y Orellana (2021, p. 274) debe reconocerse al docente, de todo nivel educativo agregaría, es humano, es social y transmite valores. Es ante todo un ser humano con ideales, proyectos, motivaciones, cualidades e imperfecciones, por lo tanto, su práctica docente también es humana; es social porque percibe y expresa su tarea con estudiantes de diversos contextos sociales; todo profesores manifiesta en su práctica sus valores personales, creencias, actitudes y juicios.

Rescatando la idea del profesor como ser humano, quiero comentar que no dejamos de ser personas cuando entramos a un aula, cuando cruzamos el umbral de la puerta para convertirnos en docentes, nuestros valores se manifiestan implícita o explícitamente en la práctica, en el trabajo de cada día. Por lo tanto, no importa en qué nivel educativo trabaje el docente, lo cierto es que cada sociedad, selecciona el conjunto de valores que considera adecuados para lograr las necesidades sociales, que son conferidas a la escuela como institución encargada de su transmisión y desarrollo.

Mucho se habla de los “buenos profesores”, de la “enseñanza eficaz”, de las “buenas práctica docentes”, pero se habla poco de los valores e importancia que tiene un profesor, algunos son cualidades innatas (responsabilidad, observador, inspirador, empático carismático) y otras se desarrollan sobre la marcha (flexibilidad, mediador, cooperativo, innovador). Deseo terminar con una frase que considero refleja el papel y lugar que tiene todo docente en la sociedad: el propósito de la educación es cambiar una mente vacía por una mente abierta (Malcon Forbes).


Referencias

Aguilar, Barboza y Orellana (2021). solidaridad y honestidad en la práctica docente. Mérito. Revista de Educación, (3) 9, 272-281. https://revistamerito.org/index.php/merito/article/view/721/1915

Cañedo, T., y Figueroa, I. (2013). La práctica docente en educación superior: una mirada hacia su complejidad. Sinéctica, 41. Recuperado de; http://www.scielo.org.mx/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S1665-109X2013000200004

Carlos, J. (2018). Las buenas prácticas de enseñanza en profesores de educación superior. Revista Iberoamericana sobre Calidad, Eficacia y Cambio en Educación. 16 (1), 133-145. https://www.redalyc.org/articulo.oa? id=55160059008 


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