Dra.C.E. Yadira Minerva Muñoz Sánchez
Y un día así sin pensarlo regresando de un “puente laboral” nos encontrábamos con la noticia de que se interrumpirían las clases por la pandemia mundial llamada COVID-19 y jamás nos imaginamos cuánto tiempo íbamos a permanecer en esta situación ni los estragos que consigo acarrearían en innumerables sentidos: el laboral, el familiar, el académico, la salud física y mental por mencionar algunos.
Posterior a esto en nuestra labor docente nos encontramos con el primer cuestionamiento ante toda esta incertidumbre ¿cómo nos mantendríamos comunicados con nuestros alumnos?, ¿cómo seguiríamos en contacto con ellos y con los padres de familia para poder continuar con el proceso de enseñanza- aprendizaje?, el cual se veía interrumpido en esos instantes por algo que nadie tenía previsto pero que como docentes sabíamos que dicha comunicación en situaciones “normales” es básica y que a partir de estos momentos pasaría a ser fundamental.
La comunicación es parte imprescindible en la historia de la humanidad, tanto en su vertiente oral, al ser la primera en aprenderse y utilizarse, como la escrita, ésta aún más compleja. La comunicación permite conocer cómo perciben el mundo las personas, cómo lo percibían los ancestros y al mismo tiempo, expresar y dejar constancia de cómo lo perciben ahora.
México no es ajeno a este propósito por lo que se comenzó a denotar por parte de las autoridades diversas estrategias para estar en comunicación con los alumnos, tenemos a nivel nacional la programación de Aprende en casa I y II, por su parte cada estado ha llevado diversas estrategias y a su vez cada municipio y cada zona escolar e Institución Educativa ha hecho lo propio de acuerdo a sus necesidades es por ello que en mi Escuela de la misma forma nos preocupamos y tomamos dichas medidas para tener dicha comunicación con los alumnos y padres de familia pues al ser de los primeros grados de la escuela primaria sabíamos que dicho contacto sería esencial para el desarrollo de los aprendizajes de las asignaturas.
Es común observar y escuchar comentarios como los alumnos no entienden lo que leen, no saben interpretar, cada vez escriben y se comunican peor, solo se entienden entre ellos. Y ahora estando en una situación extraordinaria como lo es la pandemia pues con mayor probabilidad.
Se estableció como medio de contacto el WhatsApp pues es el medio de comunicación más utilizado en la comunidad y se logró que el 90% de los padres de familia establecieran contacto conmigo tanto el ciclo escolar pasado como este nuevo ciclo escolar.
Es entonces cuando nosotros como docentes tuvimos que buscar y echar mano de todas esas estrategias para poder lograr que nuestros alumnos consolidarán los aprendizajes del grado en que se encontraban, estando en condiciones adversas. Y es aquí cuando nos surgen otras interrogantes ahora direccionadas hacia nosotros como docentes ¿estábamos preparados para algo como esto?, y hablamos sólo en el sentido profesional, ¿estábamos capacitados tecnológicamente?, desafortunadamente para muchos no, pero esto vino a abrirnos innumerables puertas tecnológicas y que cada día podemos aprender cosas nuevas en pro de la educación; sé que el camino aún es largo y que falta mucho por aprender pero también estoy certera de que ya no estamos en el mismo sitio y que seguiremos avanzando.
Además el centro de la educación es el estudiante, en la gestión de los conocimientos y la de sus aprendizajes que no sólo son para complacer a la escuela o al profesor ni a los padres de familia sino que satisfacen sus propias necesidades de su vida cotidiana haciéndoles ver el para qué aprender y como hacer uso de lo aprendido fuera del ámbito escolar es por ello que también fue de gran valor escuchar y estar atentos a sus inquietudes que en variadas ocasiones había que interpretarlas y ser como docentes escuchas activos para saber qué es lo que nuestros alumnos nos están diciendo en realidad, palabras ocultas tras otras, tras gestos, tras formas de hablar y saber cómo interactuar con ellos para poder hacerles saber que cuentan con nosotros por lo menos como una persona que sabemos empatizar y escuchar para ayudarlos, hacerles saber que para aprender se deben cometer errores pues de ellos aprendemos y que no tiene nada de malo pues todo tiene un proceso.
Por otra parte, es importante señalar que las temáticas consideradas son acordes a la edad y entorno sociocultural de los alumnos con el fin de que éstas les llamaran la atención y que además les fueran útiles en su vida diaria.
De tal forma que al no saber que sigue… qué nos espera en un futuro, logremos que poco a poco nuestros alumnos si estén preparados para saber cómo actuar y no permanecer estáticos, que sepan ante todo ser empáticos y no sólo con esto conocer la palabra sino todo lo que esto conlleva para que puedan llevarlo a la práctica, pero definitivamente esto sólo se logrará si lo han experimentado, si lo han vivido y posterior a ello el ser responsables, saber cómo implementar sus rutinas, sus reglas, saber que los conocimientos adquiridos no sólo son requerimientos por terceras personas, que se deben cumplimentar sino que son de utilidad para la vida cotidiana y que es ahí donde radica su verdadera importancia y por último saber que pertenecemos y somos parte de un mundo cambiante y que debemos cuidarlo y respetarlo así como la sociedad de la cual formamos parte y que debemos estar en constante cambio y actualización, saber que cuentan con diversas herramientas y que existen muchas otras nuevas ser capaces de conocer, explorar y usar sin temor a equivocarse o no lograrlo puesto que de la práctica se aprende.
Nos deja como reto que en la actualidad un docente debe de ser tolerante, responsable, empático, profesional, comprometido, innovador, sociable, coherente, respetuoso y honesto para que vaya ayudando a los padres a encontrar otro modo de educar a sus hijos, que ya no piensen que si el libro está terminado significa que sus hijos ya aprendieron.
Y es así que después de más de más de tres años de pandemia, el panorama para muchos de nosotros ha cambiado, pero ha cambiado para bien y créanme.
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