Retos del docente y el regreso a las aulas

Dra. Edith Jiménez Ríos

La pandemia global ha obligado a docentes y estudiantes a pensar en nuevas formas de enseñar y aprender; por lo cual es necesario tener apertura para el cambio en este nuevo estilo de educación que el mundo enfrenta. Ahora que el sistema educativo ha tenido que asumir retos ante esta situación inédita, se han evidenciado las desigualdades sociales, económicas y educativas que tienen  los estudiantes universitarios. Además, se aproxima el regreso a clases y como consecuencia los docentes tenemos que pensar en otros retos, para ver la enseñanza y el aprendizaje de manera distinta.

Muchas veces los docentes nos  hemos preguntado ¿qué va a pasar cuando regresemos al aula?, ¿seremos los mismos?, ¿cómo vamos a ver a nuestros estudiantes?, ¿tendremos la misma planeación? Si tuvimos que transitar desde formatos de enseñanza presenciales a formatos digitales; bien podríamos ir al contrario; es decir, en una forma que combina lo sincrónico y lo asincrónico en el regreso a las aulas, estaremos aplicando lo que se conoce como una enseñanza híbrida.

Con esta visión en mente, es fundamental que los docentes descubran mediante la reflexión e investigación constante de su práctica, nuevas formas de generar actividades interactivas que promuevan la participación de los alumnos en las clases presenciales. Por lo tanto la innovación sería el resultado de la suma de todas las acciones y lo que, en este inminente regreso a las aulas, nos dará más opciones para responder ante la situación específica.

La educación híbrida menciona Rama (2020) implica nuevas formas de gestión del aprendizaje, con actividades sincrónicas, asincrónicas, automatizadas y manuales; con dinámicas más flexibles para atender a una demanda creciente de acceso y crear ambientes de aprendizaje ajustados a las singularidades de los diversos campos profesionales, sociales y del conocimiento. En síntesis, la educación híbrida es la expresión integrada de las propias pedagógicas informáticas y de los impulsos a la internacionalización de la enseñanza y la movilidad académica (p. 119).

En este punto, radica la importancia de la formación docente, que no cambia por la modalidad de enseñanza y aprendizaje. Si la pandemia nos obligó al sistema educativo a generar nuevas formas de aprender y enseñar, no se pude esperar a lo que suceda luego de la pandemia, sino es necesario establecer las bases de impulso a la sociedad digital y del conocimiento (Medina, 2016).  Un reto es que los profesores hagan el esfuerzo para seguirse formando, sí en la tecnología, pero también en modelos educativos centrados en el aprendizaje mediados por las diversas tecnologías.

Está claro que no seremos los mismos docentes ni los mismos estudiantes;  la pandemia obligó a los docentes en el manejo de las tecnologías de información y comunicación (TIC); al manejo de las tecnologías aplicadas al conocimiento (TAC), y ahora que regresamos a una modalidad presencial, lo hacemos con más tecnológicas y didácticas, con mayor creatividad y reflexión de la práctica docente. Los estudiantes también sufrieron cambios en sus formas de aprender, son más autónomos y responsables de su propio conocimiento. El propósito ahora será, la posibilidad de crear situaciones didácticas que permitan dialogar con los estudiantes.

Es fundamental que los estudiantes, sin importar la modalidad de aprendizaje,  logren un desarrollo psicológico y emocional para lograr un pensamiento crítico, analítico y gestionar su aprendizaje. Por lo tanto, no es regresar a cumplir los objetivos y los planes de estudio, sino avanzar y poner en el centro el pensamiento didáctico del profesor, la didáctica en todas sus formas y enfoques posibles, pero también pensar que el estudiante es un ente capaz de ser crítico y analítico. Superar la dimensión instrumental y recopilar la pedagogía informática es otro de los retos.

La instrucción es una práctica científica, pero también política (Gimeno, 1991). Si al profesor le interesa y preocupa generar actividades críticas en los alumnos, va a reflexionar sobre su práctica docente, construir y reconstruir realidades pedagógicas; enfrentar desafíos, proponer soluciones e innovar la enseñanza.

Definitivamente, la educación híbrida es la propuesta y también un desafío que obliga a las instituciones educativas buscar innovaciones para crear mecanismos de enseñanza apoyados en tecnologías digitales, que implica una distancia física y una lógica no presencial que impulsa una educación diferenciada y multimodal en entornos digitales. Todo cambia, los roles de estudiantes y profesores, los modelos de enseñanza y aprendizaje e incluso la evaluación de la dinámica educativa.

Otro desafío es la propuesta de una  enseñanza invertida o el enfoque del aula invertida, que absolutamente contribuye a erradicar el modelo tradicional. Las diversas estrategias en este enfoque menciona Medina (2016) permiten transmitir a los alumnos por medios electrónicos (documentos, videos, podcast, blogs) la información a estudiar antes de la clase, sin consumir demasiada energía y tiempo en clases presenciales, y poder comprobar los aprendizajes mediante actividades e línea, actividades de evaluación formativa y discusión en clase.

En conclusión, el aula invertida es “lo que el estudiante solía hacer en clase (recibir y procesar información) se realizaba antes de la misma, y la tarea realizada después de clase ahora se hace en el aula” Medina (2016, pp. 11).

Referencias

Gimeno, S. (1991). El currículum: una reflexión sobre la práctica. Madrid: Morata.

Medina, J. (2016). La docencia universitaria mediante el enfoque del aula invertida. Barcelona: Octaedro.

Rama, C. (2020). La nueva educación híbrida. Cuadernos de Universidades., No. 11. Ciudad de México: UDUAL. Recuperado de https://www.udual.org/principal/wp-content/uploads/2021/03/educacion_hibrida_isbn_interactivo.pdf

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