¿Qué se necesita para enfrentar los nuevos procesos educativos?

Dra. Martha Maricela Galicia Lira

En el dinámico mundo de la educación, la búsqueda constante de métodos pedagógicos efectivos es una tarea que nunca termina, los maestros se reinventan cada día, las metodologías a usar, los propósitos de aprendizaje a alcanzar e incluso como evaluar; sin embargo, actualmente las exigencias demandan los saberes tomen parte del contexto, se sumen las familias y se transformen los escenarios.

En este contexto, las metodologías activas emergen como una poderosa herramienta para enriquecer el proceso de enseñanza y aprendizaje. Estas metodologías, que involucran la participación activa de los estudiantes en su propio proceso de aprendizaje, hoy han cobrado una relevancia significativa en el contexto de los nuevos procesos educativos porque implican un rol participativo de los estudiantes.

En este sentido, ¿cómo se pueden entender las metodologías activas? Las repuestas pueden ser diversas, pero sin duda, se direccionan a esos enfoques pedagógicos que colocan al estudiante en el centro del proceso de aprendizaje, promoviendo su participación activa, la reflexión, la colaboración y el pensamiento crítico. A diferencia de los métodos tradicionales centrados en el docente, donde la información se transmite de manera pasiva, las metodologías activas buscan involucrar a los estudiantes de manera activa y significativa.

Por lo anterior, es importante mencionar las principales características de las metodologías activas como lo son:

  • Participación activa: los estudiantes no son simples receptores de conocimiento, sino que son partícipes activos en la construcción de su propio aprendizaje. Se fomenta la interacción constante entre los estudiantes y con el contenido.
  • Aprendizaje colaborativo: se promueve el trabajo en equipo y la colaboración entre los estudiantes. El intercambio de ideas y la resolución de problemas en grupo fortalecen el aprendizaje y desarrollan habilidades sociales clave.
  • Contextualización: se busca conectar los contenidos con la realidad y los intereses de los estudiantes, haciendo que el aprendizaje sea más relevante y significativo para ellos.
  • Uso de recursos variados: se recurre a una amplia gama de recursos y herramientas educativas, desde tecnología hasta juegos didácticos, para enriquecer la experiencia de aprendizaje y atender las diversas formas de aprender de los estudiantes.

Por consiguiente, la relación con los nuevos procesos educativos, caracterizados por la globalización, la digitalización y la rápida evolución de la sociedad, las metodologías activas adquieren una relevancia aún mayor; pues, promueven las habilidades del siglo XXI, adaptación al cambio, conexión con la realidad, uso de las tecnologías e inclusión y diversidad.

Es decir, se convierten en un enfoque pedagógico fundamental para preparar a los estudiantes para enfrentar los desafíos y aprovechar las oportunidades de este siglo, donde las metodologías activas se posicionan como herramientas clave para una educación relevante y significativa.

Así, es fundamental expresar algunas de las formas en las cuales las metodologías activas se relacionan con los nuevos enfoques educativos en las aulas como:

Fomento de habilidades del siglo XXI: promueven el desarrollo de habilidades como el pensamiento crítico, la creatividad, la colaboración y la comunicación, que son fundamentales en el mundo actual y en el futuro laboral de los estudiantes.

Adaptación a la diversidad: al centrarse en el estudiante como individuo y reconocer sus diferencias, se permite una mayor adaptación a la diversidad presente en las aulas, incluyendo diferencias culturales, sociales y de aprendizaje.

Preparación para la vida real: al conectar el aprendizaje con la vida cotidiana y las situaciones del mundo real, las metodologías activas preparan a los estudiantes para enfrentar los desafíos y demandas de la sociedad actual.

Promoción de la autonomía: al involucrar a los estudiantes en la toma de decisiones sobre su propio aprendizaje, las metodologías activas fomentan la autonomía y la responsabilidad, habilidades esenciales para el aprendizaje a lo largo de toda la vida.

Finalmente, las metodologías activas representan un enfoque pedagógico innovador que está en sintonía con los nuevos procesos educativos. Al promover no solo la participación activa, colaboración y  contextualización del aprendizaje, sino que, las metodologías preparan a los estudiantes para enfrentar los desafíos de un mundo en constante cambio y contribuyen al desarrollo integral de su potencial. En este sentido, su implementación efectiva en el aula puede marcar la diferencia en la calidad de la educación y el éxito de los estudiantes en el siglo XXI.


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