Los retos en la educación en México en 2024

Mtro. Diego Isidro Díaz Pérez

En el siguiente texto me gustaría reflexionar de manera breve sobre dos temas que considero importantes en la educación de nuestro país en este año que está comenzando. Este par de desafíos están vinculados con el uso de la inteligencia artificial y la promoción de la equidad de género en el ámbito escolar; si bien son dos temas diferentes son importantes en el establecimiento de una educación integral en cualquier de los niveles educativos.

Para comenzar, uno de los retos más destacados es la integración de la Inteligencia Artificial (IA) en los sistemas de educación; si bien, es una tecnología que ya nos ha acompañado desde hace varios años en nuestra vida, fue hasta hace poco que tuvo un impacto más evidente en nuestro día a día. La IA nos ofrece la posibilidad de mejorar y potencializar la enseñanza y el aprendizaje, al mismo tiempo nos puede ayudar a analizar patrones de rendimiento, atender necesidades individuales, identificar áreas de oportunidad de manera grupal e individual de una manera más sencilla. En este sentido, entendido que la IA no va a remplazar la inteligencia humana y tomando en cuenta lo anterior, podría decir que la tecnología puede ser entendida como una forma de humanizar el aula, es decir, la labor docente.

Algunos de los desafíos que supone emplearla en nuestro trabajo docente será aprender con ella, sobre ella y para ella. En este punto, la aplicación de la IA supone un gran debate en las escuelas y en las universidades, y más allá de restringirla o prohibirla debemos aprender a usarla de manera ética y crear manuales de integrales en los cuales podamos regularla y sacarle el máximo provecho; de igual forma, es un buen momento para crear espacios de debates o comités docentes, estudiantiles y directivos para reflexionar acerca de ella.

Con la acelerada implementación de la IA una de las mayores reflexiones que nos lleva es descentralizar uno de los objetivos de la educación que es educar para el futuro, quizás deberíamos de modificar esta idea y pensar que debemos educar a nuestros y nuestras estudiantes para el presente. 

En otro orden de ideas, en cuanto al tema de género y equidad, es crucial hablar en nuestras aulas desde cualquier asignatura el tema de las disparidades de género que persisten en la sociedad y en el sistema educativo mexicano.

Abordar este tipo de cuestiones nos ayudan a combatir y desafiar los estereotipos de género arraigados en diversos sectores de la vida cotidiana; fomentar la igualdad de oportunidades y establecer la equidad en los diferentes espacios formativos contribuye a crear de ambientes inclusivos y justos para todos y todas. De igual forma, al discutir sobre género, nos brinda la posibilidad de reflexionar acerca de las estructuras de poder, los roles de género y las injusticias sistematizadas, a lo largo del tiempo, hacia las mujeres y sujetos no heteronormativos; por tanto, permite desarrollar una conciencia crítica sobre ciertas experiencias que han tenido que atravesar buena parte de la población.

Continuando con este tema, hablar sobre género en las escuelas y en las universidades nos permite prevenir la discriminación y el acoso por lo que se retoman valores como el respeto y la aceptación de la diversidad de género o identidades sexuales, es decir, es una forma de desaprender a ver el mundo de manera dicotómica; así pues, al ofrecer este tipo de información y reflexión en los salones de clase estimula el empoderamiento para entender, debatir y luchar en contra de las normas de género tradicionales, obtener confianza en sí mismos y desarrollar una mayor autoestima que permitirá afrontar de una mejor manera los retos actuales que la vida en sociedad ha establecido con el objetivo de crear espacios más seguros en los ámbitos familiares, escolares, personales y profesionales.

Valdría la pena seguir revisando los currículos pedagógicos para asegurar que éstos reflejen la diversidad y promuevan la participación equitativa de todas y todos los estudiantes independientemente de su género, expresión del mismo u orientación sexual.

Para terminar, los desafíos en la educación en nuestro país son diferentes y parten desde diferentes lugares y lógicas; abordar estos desafíos, y muchos más que hay, implica un trabajo colaborativo donde se involucren autoridades educativas, la comunidad educativa, la sociedad y en algunos casos, el sector privado. Por medio de un compromiso honesto, colectivo y equitativo podríamos asegurar que todas y todos los estudiantes independientemente de su condición social y su sentir respecto al género tengan acceso a una educación de calidad, innovadores, a espacios seguros y equitativos para conformar una mejor comunidad. 


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