¿Aprendizaje inconcluso? Retos, secuelas de la pandemia, y sus posibles soluciones.

Dr. Edgar Hernández Zavala

Introducción.

La sociedades contemporáneas tienen ante sí retos en extremo complejos para enfrentar su desarrollo. Uno de los más importantes es precisamente el de la formación y actualización de las nuevas y no tan nuevas generaciones las cuales cambiaron su destino a partir de un fenómeno mundial como lo ha sido la pandemia del SARS-COV-II y que en la educación ha dejado un tremendo hueco en sus principales actores: maestros y alumnos.

El COVID-19 cayó como un tremendo misil en la vida del mundo entero, mermando a todos por igual, naciones, organizaciones e individuos que hasta 2019, generaban ciertos cambios y transformaciones derivadas del avance en la ciencia, y por ende del desarrollo social y económico. Esta enfermedad truncó muchas cosas cotidianas, entre ellas, la convivencia social.

Hasta ese año, el mundo se movía en una dirección de forma activa con una visión nada homogénea -es cierto-, pero con la voluntad de integrar a los diferentes actores hacia destinos comunes; sin embargo, el cambio repentino obligado por los severos contagios en donde murieron miles, quizá millones de personas en todo el orbe, nos guiaron hacia esto que se ha llamado “nueva normalidad” y que inéditamente hizo a un lado cualquier implicación que no sea preservar la vida.

Los profesores y alumnos en todos los niveles, -y pudiera asegurar que en cualquier latitud-, sufrieron un shock con múltiples consecuencias de las cuales ya se hacen estudios para clarificarlos y dimensionar los daños; uno de ellos es la secuencia en la formación educativa que quedó cercenada mientras todos tuvimos que dejar las aulas por un largo periodo. Precisamente el centro de estas reflexiones radica en tocar aspectos que tienen una relación directa con las repercusiones en la comunidad universitaria debido al propio desarrollo social y económico en el que nos desenvolvemos.

Esta opinión se basa en la narrativa recolectada de algunos docentes y alumnos de la Universidad Autónoma de Tlaxcala, los cuales sufrieron afectaciones por la pandemia y que en diversos foros los han expresado abiertamente y cuyo tópico está matizado por una alta complejidad generada debido a la oferta de clases que se dio a distancia por más de dos años y sin tener la experiencia, ni los medios para hacerlo en ese formato.

En dicho escenario está claro que las estructuras económicas, políticas, sociales y tecnológicas en las que vivimos fueron cambiadas de tajo, como ha cambiado la manera de concebir la realidad a partir de la “nueva normalidad”, sin embargo, el reto es la reconfiguración que permita resarcir el daño y avanzar con menos recursos, con más creatividad e innovación, ante escenarios que aun no tenemos idea de como serán, pero que ya se irán configurando según avance la lucha contra el Covid-19.

La pandemia SARS-COV II. La nueva época

Recuerdo un debate que hubo hace algunos años entre mis estudiantes cuando decían que a pesar de los siglos, la educación no evolucionaba. El razonamiento tenía una gran carga de lógica debido a que se sigue estando en un espacio frente a alumnos y con herramientas que poco o nada han cambiado. Si bien, hay avances importantes en el mundo, la resistencia a una redefinición educativa, parecía solo un “un buen deseo”.

Antes de la pandemia, todo parecía que debería ser presencial; no obstante, a la llegada de la enfermedad, se cambió la dinámica donde los canales de comunicación evolucionaron, al igual que las maneras de realizar todo tipo de eventos interpersonales como la propia educación. En un muy corto periodo, ha sido notable la evolución humana que en mucho se resistía a cambios traídos por el “Internet” y el cual hoy se usa indistintamente; cada día con más frecuencia en la vida humana. La educación en combinación con la tecnología y gracias a su influencia en la sociedad, corre a gran velocidad como nunca en la historia. Es un hecho que la pandemia nos confinó en las casas y nos sumergió en una vertiginosa era virtual que nos obliga a sacar los mejores resultados por medio de la tecnología y la creatividad.

Experiencias internacionales de Educación virtual en pandemia

A consecuencia de la pandemia COVID-19 en el año 2020, importantes eventos mundiales tuvieron que adaptarse a una era virtual, ya que la comunicación no se podía ni debía detenerse, así que las formas más comunes y seguras fueron las reuniones online, para tratar todo tipo de asuntos pendientes en la vida. Con todo ello, hubieron nuevos desafíos que enfrentar, pero también nuevas oportunidades e ideas efectivas que aprovechar.

Dos importantes instituciones mundiales, como la Iniciativa de Declaración Conjunta (IDC) y la Comisión de las Naciones Unidas para el Derecho Mercantil Internacional (CNUDMI) llevaron a cabo un estudio con el fin de conocer de cerca el fenómeno de la virtualidad en las acciones de dichos organismos[1]. Se preguntó a los funcionarios sobre:

  • Los desafíos que enfrentan tanto en las negociaciones y conversaciones en persona como en las virtuales,
  • Cómo se preparan para ambos tipos de reuniones,
  • Quién participa en las negociaciones en persona y en las virtuales, y si esto difiere entre una y otra,
  • Cómo la comunicación y el desarrollo de las negociaciones se han modificado con las reuniones en línea,
  • Las impresiones generales sobre los beneficios y las desventajas de las reuniones virtuales y
  • Qué arreglos preferían los delegados que se llevaran a cabo.

Se descubrió que, si bien el “esquema” básico de las reuniones no ha cambiado drásticamente con su realización en línea,–las personas sienten en principio la necesidad de conocer a sus colegas, discutir informalmente e interpretar las reacciones en presencia. Es decir, argumentan extrañar la cercanía y el contacto social. Este hecho es muy similar a lo que ocurre en las aulas donde los alumnos y docentes conviven a través de las pantallas, pero que definitivamente dejan ciertos huecos en la lejanía propiciada por la virtualidad. Nuestros maestros y alumnos en su mayoría han expresado que desean regresar a la escuela porque extrañan el ambiente escolar y a las personas en general.

Hoy en día, aunque estos elementos intangibles (como extrañar o la cercanía) pueden parecer superficiales, son esenciales para lograr compromisos y la cooperación que sustentan el éxito de las reuniones multilaterales. Según expresa el estudio, se van superando los desafíos tales como lidiar con zonas horarias o conexión de internet poco fiable, que deberán ser solventados para lograr negociaciones virtuales exitosas. Eso puede ocurrir análogamente entre estudiantes y maestros cuando se ha extinguido la rigidez de la asistencia, o cuando el encender las cámaras deja de ser un requisito. No obstante lo que ocurre, se incrementa una gran dificultad en la conectividad debido a multiplicidad de factores que en nuestro medio pudiera deberse más a economía precaria e infraestructura insuficiente.

La realidad de las condiciones en la infraestructura educativa

En relación a lo anterior, la tendencia de las universidades públicas como la nuestra, se orienta a cubrir la demanda de las clases medias y bajas de tal forma que por las características de éstas, sus procesos educativo-pedagógicos son limitados al enfrentar problemas de tipo socioeconómicos y culturales arraigados en la precariedad. Esta reflexión no lleva a una limitación per se, sino a un reto que se asume cotidianamente y por el que luchamos todos los involucrados en los frentes de la Universidad Autónoma de Tlaxcala.

Sin un ánimo reduccionista, la gran coincidencia que implica un magro avance y en muchos casos un retroceso educativo, radica precisamente en la carencia de medios suficientes para conectar a todos los implicados en el proceso enseñanza-aprendizaje. Así lo han expresado profesores y especialistas en educación durante la Jornada de Capacitación Docente, “El contexto universitario ante la nueva normalidad” llevada a cabo en el periodo Otoño 2021, en coincidencia con posturas pedagógicas de personajes prestigiados en la educación como el Dr. Ángel Díaz Barriga.

Si bien, la anterior diferenciación, ya implicaba una segregación en el avance científico y tecnológico en el concierto nacional e internacional de la educación pública, la pandemia hizo más visible esa brecha y agregó otros retos mayúsculos a su avance planteado por la minimización de la vida de las universidades públicas por el abandono financiero gubernamental, donde la calidad se vuelve utopía ante la magra existencia de condiciones de sobrevivencia de alumnos y docentes. Así que, hablar de la realidad acerca de la suficiencia de infraestructura de comunicaciones vía internet para llevar a cabo las funciones educativas, -para muchos-, es mera ciencia ficción.

Todo lo anterior parece exagerado y solo un hecho derivado de la emergencia sanitaria, pero es real que se impuso la lógica por la conservación de la vida y de la salud, por encima de la sobrevivencia económica y posteriormente, cualquier acción que no estuviera en dicha frecuencia; así fuera la “decisiva”continuidad en la tarea educativa.

Nuestra universidad sufrió numerosas deserciones de alumnos que argumentaron pérdidas de uno o ambos padres; muchos reportaron desamparo debido a que los pilares económicos del hogar quedaron sin trabajo y otros nos narraron dolorosas calamidades que obligaron a los alumnos a truncar sus estudios. Los servicios de atención psicológica que ofrece nuestra universidad se volvieron refugios de maestros, estudiantes y público en general, sin contar que cada célula de la vida universitaria sufrió algún daño del que tardará mucho tiempo en cicatrizar.

Los retos educativos y sociales para la continuidad de nuestra tarea

En mi visión propongo algunos puntos a considerar debido a la magnitud de un fenómeno como es la pandemia y la “nueva normalidad”, con el fin de tratar de solventar problemas profundos en la educación, tales como los procesos inconclusos o la falta de efectividad derivada de la educación a distancia:

  • Tomar decisiones compartidas: Enfrentar el fenómeno basado en el estudio de las experiencias de todos los actores y siendo corresponsables de las necesidades genuinas de cada actor del proceso enseñanza-aprendizaje, ejerciendo y optimizando los recursos disponibles, siendo conscientes del papel individual y colectivo de cada uno ante la realidad universitaria. Este punto especialmente requiere del concurso de todos los niveles en la jerarquía educativa.
  • Acuerdos a corto plazo: Difícilmente el resultado acordado hoy para maestros y alumnos, será el óptimo en el escenario post Covid-19 o entrados en una nueva “normalidad”; por tanto, debemos pensar en objetivos del presente y que no atenten contra los objetivos de largo plazo de la institución. Esta situación es inédita en la humanidad y es momento de tender redes para el futuro, de exprimir la creatividad de todos los actores al máximo con el fin de avanzar más seguros.
  • Ser empáticos: Entender que cada área, cada programa y cada persona requieren atención en distintos objetivos de fondo, no hay que olvidar la vocación social de nuestras instituciones. Algunos desarrollarán temor, resistencia y hasta aversión por los resultados tan adversos a los que no podemos ser omisos; otros tantos, conservarán el miedo por la incertidumbre bajo el distanciamiento social y algunos retardarán sus procesos tradicionales de tomar decisiones, por lo que deberán tener que sentarse a debatir y discutir cada paso ante la escasez e incertidumbre de la época.
  • Gestión más productiva: Es momento de generar una comunicación más asertiva y directa con todos, con compromiso y eficiencia, así como con transparencia de todos los recursos incluido el tiempo.

Ciertamente, la “nueva normalidad” llegó para quedarse, pero no para solo quejarse.


[1] Williams, Z. (2021, 06 24). Negociaciones Virtuales: Lecciones de una encuesta con negociadores de la IDC y la CNUDMI. Investment Treaty News. https://www.iisd.org/itn/es/2021/06/24/virtual-negotiations-lessons-from-a-survey-of-jsi-and-uncitral-negotiators-zoe-williams/

Sé el primero en comentar

Dejar una contestacion