Lic. Gerardo E. Herrera Alba.
Hace tiempo ya que los ministerios de educación se guían o fijan objetivos por herramientas estadísticas que han denominado como indicadores, y no voy a referirme a los que aluden a lo directamente educativo sino a los que complementan las actividades de las escuelas.
Pues bien, yo necesito decirles que… además de medir el cómo vamos en promedios de aprobación y aprovechamiento, según metas y planes, en algunas instituciones educativas también se miden otros factores internos como la puntualidad, el clima laboral, la posibilidad de riesgos psicológicos, riesgos de trabajo, seguimiento de la filosofía institucional, actividades extracurriculares; por decir algunos de prisa y que su importancia tienen.
Todo lo anterior suena bien en tanto que sea una propuesta de mejora departamental y de relaciones personales para bien del funcionamiento interno y logro de metas, pero se puede caer en distracción de lo fundamental, la educación. Últimamente he tenido la impresión –tal vez sólo es mi percepción- que la balanza de las actividades en muchas de las instituciones públicas de mi país se inclinan más a todo este tipo de indicadores.
Como la expresión lo dice: “mire usted”, se va advirtiendo un posible desequilibrio, según el cual nos vamos perdiendo en observar más lo administrativo que lo académico.
Lo académico y lo administrativo en las instituciones educativas van de la mano y deben complementarse, como un “matrimonio perfecto” y he venido pensando que mucho ayudaría al equilibrio un buen liderazgo que compusiera –en el sentido antiguo de amigable componedor- las relaciones internas de ambos lados y les hicieran mirar hacia el mismo rumbo.
Los indicadores son importantes y… no hay de otra… se deben atender, pero ¿y si atendemos a las voluntades que llevarán conjuntamente los planes?, podríamos hacer un ajuste o como se dice en algunos contextos “recalibramiento” del sentido propio de nuestras instituciones para evitar que sólo nos fijemos en lo estadístico por sí mismo y presionarnos con lo cuantitativo.
Al fin y al cabo, los indicadores sólo indican, y me explico: es decir que señalan, pero además hace falta el criterio, el sentido común, la experiencia y saber establecer el contexto; porque las conjeturas están a la orden del día y somos tan humanos que podemos confundir las señales con los indicios.
Ahí lo dejo, por el momento…
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