Dra. T.S. Marisela Rivera Montoya
En estos tiempos de pandemia, donde la mayoría de los países del mundo han impuesto medidas de aislamiento físico para evitar la propagación de la enfermedad, principalmente se ha restringido el libre movimiento de las personas ciudadanas y se han ordenado limitaciones o condicionamientos para salir de los hogares. Lo que ha limitado el acceso a la educación en forma presencial, de los y las jóvenes universitarias que cursan la profesión de Trabajo Social (TS). Aunque reconocemos que algunas de estas medidas son necesarias, como profesionales del trabajo social nos lleva a reflexionar sobre las serias consecuencias sociales que tienen estas medidas.
Las restricciones impuestas han provocado que muchas personas pierdan sus empleos, y se han generado situaciones que afectan no solamente la salud, también lo relativo a vivienda, educación, alimentación y protección social de los sectores empobrecidos y en exclusión social. Las medidas también han agravado la ya precaria situación de las personas que viven de sus ingresos como producto de sus trabajos, sobre todo en la economía informal.
Es importante señalar, que la mayoría de las y los estudiantes que cursan una carrera universitaria en la disciplina de Trabajo social, son de origen social bajo, lo que genera que una cantidad considerable de alumnos(as) estudie y trabaje. En estos tiempos de urgencia y emergencia se ha presentado un abanico cada vez más amplio de categorías por tipo de contratos y jornadas laborales que desestabilizan las condiciones de vida de la clase trabajadora. El trabajo social se ve afectado por la precarización laboral, que no solo limitan su accionar, sino también la subjetividad profesional y la mirada sobre los escenarios sociales.
¿Cuál es la intervención del Trabajo Social, en este contexto?
Desde la óptica del Trabajo social, encontramos que la intervención es entendida como la acción organizada y desarrollada por los profesionistas de Trabajo Social con las personas, los grupos y comunidades cuyos objetivos están orientados a superar los obstáculos que impiden avanzar en el desarrollo humano y en la mejora de la calidad de vida de la ciudadanía, basada en fundamentos éticos, epistemológicos y metodológicos disciplinares, desde un enfoque integral. (Aquín, 1996).
En lo general, podemos decir que los profesionistas de Trabajo social frente a la pandemia han asumido como prioritarias algunas funciones, entre las que encontramos: la de Información y prevención, pero uno de los roles tradicionales y más activos ha sido sin duda el de la trasmisión de información preventiva sobre la pandemia y los cuidados a tener en cuenta. En ocasiones esta información se ha elaborado de manera institucional y estructurada, a veces alineada al mensaje oficial de las instituciones y está dirigida a poblaciones delimitadas y en riesgo.
La acción preventiva, desde los servicios de salud ha sido una acción directa e intensiva, con pocos recursos, y con limitadas medidas de protección de las profesionales que operan en campo. Esto lo rescatamos de algunos testimonios de nuestras colegas que laboran en Instituciones de salud. En relación a la Asistencia material a poblaciones en situación de vulnerabilidad, se han activado desde las instituciones públicas, diversas medidas en que las TS han participado de su implementación, para la activación del apoyo focalizado a familias, y para la entrega domiciliaria de algunos bonos, despensas o beneficios económicos y materiales. Las Instituciones y organismos no gubernamentales han alentado campañas de ayuda social captando fondos privados, y realizando la compra y distribución de alimentos, medicinas, material de protección, y otros, dirigidos a personas en situación vulnerable.
La intervención que realizan las colegas vinculadas a los servicios de salud, su labor la realizan principalmente en las áreas de urgencias de hospitales y han intensificado sus tareas en relación con la demanda de casos, y aunque la intervención en los programas con familias se ha suspendido, se han desarrollado algunas visitas domiciliarias hacia población en casos críticos, situación que han asumido en condiciones de exposición a riesgos de contagio por el retraso en la entrega de indumentaria adecuada para su trabajo, lo que ha llevado a que algunos colegas se contagien y algunos hayan fallecido.
Las y los profesionistas de Trabajo Social que participan de otros servicios públicos, como los programas contra la violencia, han visto crecer la demanda del servicio a partir de las llamadas a la línea del servicio emergencia que se han venido incrementando por causa de violencia familiar.
Este panorama nos lleva a la elaboración de propuestas y protocolos operativos para enfrentar la pandemia, donde en algunos casos se han elaborado materiales con fines de regular acciones de prevención, y actuación en este contexto de pandemia, consideramos que este tipo de actividad tiene una alta importancia por la posibilidad de orientación que conlleva y por el alcance y replica que puede tener estos instrumentos de orientación y educación social.
Influir en las políticas públicas y específicamente en las políticas sociales, sin duda es un reto clave para el trabajo social en estos tiempos, donde se requiere alcanzar propuestas. Varios colegas profesionistas de trabajo social se han movilizado a escribir artículos, elaborar propuestas y a realizar comunicados que dan voz a las problemáticas actuales. Sin embargo, lograr incidir en las políticas y programas sociales, es una tarea de mucha responsabilidad profesional, que requiere de un mínimo de legitimidad política de quienes asumen los gremios profesionales, y de alguna competencia técnica, para no evidenciar al colectivo profesional. Algunas de estas acciones asumidas por Trabajadoras Sociales que creen liderar al colectivo, sin ser representantes legítimos, han merecido serios cuestionamientos de autoridades y funcionarios públicos, por la desinformación y debilidad técnica de los planteamientos alcanzados. La actualización y educación continua, es otro reto actual.
Aunque las medidas tomadas por el gobierno han incluido la suspensión de las clases escolares. Algunas escuelas privadas y también algunas Universidades han decidido enfrentar la pandemia, virtualizando sus cursos. Sin embargo, encontramos deficiencias por diversas causas, como la falta de preparación en cuanto al manejo de las plataformas virtuales, la cuestión económica es otro aspecto que reviste importancia, ya que los docentes han tenido que solventar el pago de internet y el acceso a las diversas plataformas para operartivizar su labor académica valiéndose de diversas estrategias de educación de adultos y manejo de herramientas tecnológicas para no abandonar su labor educativa, aun cuando existe una brecha digital que se presenta como limitante. Otro aspecto influyente también es la situación que viven nuestras(os) estudiantes que los lleva a que su formación profesional quede inconclusa.
Por lo anterior vale la pena cuestionarnos ¿Lo que hacemos es suficiente, pertinente y es de nuestra competencia profesional? En todos los campos de intervención profesional, el tránsito por esta difícil coyuntura está obligando a los trabajadores sociales, a repensar su rol, a revisar la vigencia de su aporte, su especificidad y complementariedad profesional frente a retos complejos e interdisciplinarios; a evaluar su nivel de manejo tecnológico para hacer frente a las nuevas condiciones, así como también revisar su postura crítica, ética y política frente a los acontecimientos mundiales.
Sin embargo, hasta ahora solo se viene respondiendo a la demanda inmediata, sin una verdadera reflexión de los cambios que el nuevo contexto nos impone, y sin considerar que la pandemia ha cambiado muchas cosas, no solo la situación de salud. Se está gestando una grave problemática económica y social como consecuencia de cada medida de paralización o aislamiento. Esta situación debe ser valorada para repensar la intervención profesional, convirtiéndose en un verdadero reto o desafío que además nos invita a salir de nuestra caja de confort y establecer compromisos verdaderos con la sociedad en general.
Plantearnos además una pregunta detonadora de reflexiones gremiales significativas como por ejemplo ¿ Cuál es el deber ser del TS en este contexto de Pandemia? Sabemos que es difícil tener certeza frente al complejo escenario y en medio de un contexto profesional nacional, donde todavía no está resuelta la discusión sobre la especificidad de la profesión, que delimite sus competencias, y su acción. Es necesario hacernos visibles, pedir la palabra y lanzar ideas para la discusión, buscando ir más allá de los “roles tradicionales” del TS, que para muchos sigue siendo su zona de confort.
La aparición del Virus Covid-19 nos enfrenta a un problema inicial del ámbito de la salud pública, y por ello involucra principalmente una masiva y directa acción, de los profesionales de este sector sobre todo del campo hospitalario, Sin embargo, hace tiempo todos sabemos que la salud pública es un ámbito multidimensional y transdisciplinario, que ahora suma características de complejidad, y aspectos impredecibles con esta pandemia.
Es necesario mirar el proceso que sigue esta pandemia y los diversos roles que se requieren asumir profesionalmente, para encontrar allí los roles y aportes de nuestra profesión. Intentamos reconocer con claridad dos tipos de acciones profesionales: de prevención y de atención. La acción del trabajo social en tiempos de pandemia queremos ubicarla principalmente en la fase de prevención, aunque algunas trabajadoras sociales suelen acompañar más directamente a los procesos de atención directa de la población afectada y sus familias, la gestión de los procesos de aislamiento, en donde pueden darse tareas de apoyo a la provisión, entre otras.
En la Intervención profesional en la fase de prevención identificamos cuatro ámbitos de trabajo que son retos importantes: La formulación de regulaciones y construcción de protocolos. Por qué no es posible tomar medidas de prevención si no se definen políticas y regulaciones que orienten la acción con cada grupo o sector. Esta es una acción de política pública, por tanto es un reto que debemos asumir los profesionistas de TS que nos lleve a ubicarnos en órganos de gobierno y niveles de decisión.
Cada política social deberá estar acompañada de orientaciones para su implementación, en este sentido los protocolos, manuales, guías y otros instrumentos de orientación, información, educación, son un campo de trabajo fundamental; La participación en la construcción de estos instrumentos que sirvan para orientar tareas de equipos profesionales, o ya sean materiales de apoyo a la prevención de grupos de población con información actualizada se convierte en otro reto.
Recordemos que la información y educación social, son funciones fundamentales, desde cualquier rol o espacio en que estemos ubicadas. Para ello lo primero estar informadas nosotros mismas, contar con las fuentes de información oficial y tener la capacidad de sintetizarla y comunicarla de manera oportuna y adecuada para los diferentes grupos sociales.
Debemos incluir a la educación social como intervención que traspasa las barreras de las aulas y que aprovecha los espacios sociales diversos para convertirlos en espacio de transformación cultural. La pandemia exige de mucha creatividad para enseñar desde un adecuado lavado de manos, hasta cómo mejorar las relaciones familiares en tiempos de aislamiento social, o cómo proteger a los más vulnerables, como reto fundamental de intervención profesional.
Existen retos exclusivos para los colegas que ejercemos la labor docente dentro de sus roles y que nos compete hacer de este momento de crisis, un momento educativo, que conlleve reflexión, extraiga lecciones, y prepare a los estudiantes en estrategias de afrontamiento de la realidad, de inteligencia emocional y de paz interior.
Dentro de las funciones de organización y promoción, sabemos que mientras dure el aislamiento estará limitada al uso de los medios virtuales. Pero gracias al uso de las tecnologías de la comunicación e información disponemos de mil y un herramientas para mantener la coordinación y facilitar la organización. Aquí tenemos otro desafío que es la actualización en el uso de plataformas virtuales por que será hasta que haya pasado el aislamiento, en una nueva realidad y necesariamente con nuevas medidas de protección se retornará el trabajo de campo.
Es tiempo de imaginar qué tipo de organización será necesaria para enfrentar el nuevo escenario post pandemia. La pandemia ha puesto al descubierto grandes diferencias y desigualdades sociales, que sin duda alguna se acrecentaran; brechas que no se cierran con un bono económico, o buenos deseos del gobierno federal, existen derechos vulnerados que deberán ser abordados desde nuevas estrategias de promoción social y hablamos aquí de otro reto significativo.
Otro reto es la investigación, y cabe recordar que, desde Mary Richmond a inicios del siglo antepasado, ya se señalaba que parte esencial del objeto de trabajo social era definir con la mayor exactitud posible la situación de un ser humano en una carencia social (Richmond, 365). La cita marca con claridad una orientación que el trabajo social ha mantenido a través de los años: la atención a personas y situaciones de carencia, la autora decía: La única práctica lamentable del trabajo social es aquélla que se acomoda a una cierta rutina, a la adopción invariable de las mismas medidas ante cualquier situación sin ninguna reflexión previa o espíritu de aventura, pero también destaca una tarea de conocimiento riguroso de los problemas, que casi ha sido abandonada por gran parte de los profesionales, siendo la profesionalización otro reto para el gremio de Trabajo social.
El conocimiento científico y la evidencia es importante en este proceso de pandemia, no solo para conocer una nueva vacuna, sino para saber cómo enfrentar esta y nuevas pandemias que el mundo vivirá en este siglo. Se están generando situaciones diversas en las que no tenemos evidencias. ¿Qué hay detrás del aislamiento social de algunas familias? ¿Qué significado tiene esto para sus vidas? ¿Qué representaciones sociales se están construyendo? ¿Cómo están reaccionando las familias? ¿Qué nuevas situaciones se están produciendo? ¿Cuál es el estado de salud mental de los profesionistas de salud que se han contagiado y han sobrevivido y los que han perdido a compañeros de trabajo, colegas, amigos, como es el proceso de afrontamiento que viven?
Hay muchas situaciones desconocidas y por conocer alrededor de las causas del contagio y de los efectos y consecuencias de la enfermedad y de las medidas que se están tomando, que cambiaran el giro de muchas vidas humanas. Allí hay un rol fundamental del trabajo social que casi no lo mantenemos visibilizado.
Sin embargo, aun cuando se realicen acciones de prevención en forma eficiente, las medidas económicas y de aislamiento social, que se aplicaron tendrán duros efectos, sobre los cuales corresponde al trabajo social imaginar escenarios y soluciones posibles. Aquí se abren múltiples ámbitos de trabajo profesional para enfrentar los efectos y consecuencias de las medidas adoptadas. El trabajo social independiente y emprendedor se convierte en otro reto profesional muy significativo.
¿Cuáles son las tareas, acciones, funciones, programas, proyectos que debemos realizar los trabajadores/as sociales, ante el efecto de las medidas adoptadas en este periodo y cuáles son esos retos y desafíos que debe atender en forma prioritaria?
Es un tiempo de reconstrucción de vidas, de familias, de empleos, de economía, del país en general, de colectivos profesionales comprometidos con la transformación. Seguramente se abrirán nuevos espacios, donde se exigirán dar respuestas creativas de políticas sociales para diversos grupos de la población, mucho más amplios que los priorizados por la pandemia.
Se exigirán propuestas de sistemas de protección que hasta ahora no teníamos y que se ha demostrado que se requieren; se requerirán servicios públicos más eficientes para nivelar las atenciones no recibidas en estos tiempos; se exigirá de nuevas formas de vida sostenible, a partir de las lecciones aprendidas de esta pandemia, donde hemos sobrevivido con mucho menos y hemos logrado un planeta menos contaminado.
Se nos exigirá manejo diestro de la tecnología en un contexto en que ya se habla de “tele presencia” como una modalidad viable y aceptable de interacción humana asistida por las telecomunicaciones; se exigirán de profesionales acreditados por gremios profesionales que no pongan por delante sus demandas, sino sus competencias y calidad técnica donde demuestren la expertiz en la intervención social; se demandará menos asistencia, inmediatez de acciones, atención paliativa y mayores soluciones estratégicas expertas para el desarrollo; se necesitara además una mayor colaboración interdisciplinaria hacia resultados, menos burocracia, y más efectividad.
Sin duda en la etapa post pandemia, el país necesitará de profesionales de Trabajo social comprometidos, competentes, creativos, capaces de transformar la realidad. Tenemos que “estar al nivel” para ser convocados. Son tiempos de pandemia, tiempos de incertidumbre, tiempos de complejidad, pero también de cambios radicales para todos. El TS tendrá que asumir el reto de ser parte este cambio, lo que nos invita a estar de pie y dotados de conocimientos teóricos, metodológicos y epistemológicos.
Las aportaciones y la eficacia que el Trabajo Social debe ofrecer a la sociedad, serán la evidencia de su importante labor frente al reto de detectar las necesidades de cada época, resolver múltiples realidades y adaptar su intervención a los problemas coyunturales, incluido un entorno de emergencia o catástrofe. Es una mirada amplia que no sólo se centra en intervenir en situaciones problemáticas, sino que también lo desarrolla en circunstancias sobrevenidas, de mayor magnitud y gran impacto social, como es una pandemia universal.
En conclusión, podemos decir que en la actualidad, son muchos los Retos y Desafíos que enfrenta la profesión y disciplina de Trabajo Social, para evitar dejar inconclusa la formación profesional de las nuevas generaciones, señalando como uno de los principales, la producción de conocimiento científico, que le permita transitar hacia su reconocimiento como ciencia, a partir de la sistematización de experiencias profesionales.
Un urgente reto profesional es la promoción de la cultura de la paz como campo de intervención ante la crisis de valores y la violencia que predomina en el país. Debemos reflexionar sobre el reto de iniciar un trabajo de paz interna desde la persona del profesionista de Trabajo Social y promover nuevos modelos enfocados principalmente a los temas de derechos humanos, democracia y desarrollo de una conciencia ambiental.
Generar propuestas de modelos de intervención social donde se fundamente con un esquema operativo y principios metodológicos donde incluyen los componentes subjetivos relativos a la calidad de vida y plantear acciones específicas para fortalecer la toma de decisiones sobre su vida y participación en la sociedad que les permitan desarrollarse plenamente. Diseñados estos desde diversas perspectivas teóricas donde se enfatice en la relevancia de la intervención social desde la mirada de los derechos humanos, donde se reconozca la dignidad de las personas.
Enfatizar en la importancia de incorporar el género como categoría de investigación, análisis e intervención en la disciplina de Trabajo Social, que nos lleve a asumir un compromiso científico para generar respuestas desde diversas perspectivas que aporten una explicación de la desigualdad y las problemáticas sociales.
Trabajo social desde sus inicios ha sido una profesión altamente feminizada, los que nos invita también a lograr la sororidad entre el gran número de profesionistas del género femenino.
Sin duda otro de los retos urgentes del gremio de Trabajo Social es la sistematización y actualización de los planes de estudios en las Instituciones formadoras de los profesionistas de esta disciplina, que nos lleve a replantear nuestra identidad profesional, para dar claridad a nuestra especificidad profesional.
Otro de los retos frente a la pandemia es entender que este no es solo un problema de salud pública como lo señalamos al principio, se deben realizar aportes significativos a las políticas sociales, mediante diagnósticos sociales objetivos y esto requiere acompañar a los sujetos sociales, que los lleve a lograr su autonomía y empoderamiento para la realización de gestiones y eso se logra fomentando vínculos y redes comunitarias, mediante una coordinación eficiente.
No podemos dejar de señalar que también es un reto el autocuidado, para lograr un bienestar integral de los profesionistas de Trabajo social, sobre todo en tiempos de pandemia. Para los profesionales de TS que prestan servicios en el área de la salud significa además una manera de iniciar un proceso de recuperación, de fortalecimiento, un proceso de sanación personal y que se traduce en tener paz interior.
Como podemos observar son grandes los retos que tenemos como profesionistas de Trabajo social, que desde mi punto de vista es la mejor profesión que pudimos haber elegido y lo digo porque estoy transitando por ella desde los 14 años y a mis casi 56 sigo estudiando y aprendiendo cada día cosas nuevas relativas a nuestra profesión, pero sobre todo asumiendo nuevos retos y desafíos profesionales.
Bibliografía:
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Troncoso-Pantoja , C., & Amaya-Placen, A. (2017). Entrevista: guía práctica para la recolección de datos cualitativos en investigación de salud. Rev. Fac. Med. , 65(2), 329-332.
Valero, A. (1994). El trabajo social en México: Desarrollo y perspectivas. México: Universidad Nacional Autonoma de Mexico.
Vélez, O. L. (2003). Reconfigurando al trabajo social: perspectivas y tendencias contemporáneas (Primera ed.). Buenos Aires, Argentina: Espacio.
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