Pienso luego existo

Dr. Jorge Gutiérrez Alfonzo

Sin lugar a dudas, Descartes acuñó esa frase para cambiar las ideas de su tiempo. Hoy, la humanidad ya no hace filosofía, ya no medita acerca de su entorno, de su vida y de lo que la rodea. Está más centrada en sobrevivir sin importarle los tres elementos que pueden darle vida a un ser humano: el cuerpo, la mente y las emociones. Existen tres espacios en donde se mueven los seres humanos: la casa, la escuela y la comunidad. El ser humano no cuida su cuerpo, come de acuerdo con las circunstancias en donde se desarrolla, quizás tenga los conocimientos sobre la buena alimentación, pero no los lleva a la práctica por las condiciones de su contexto. ¿Qué tanto piensa en la salud de su cuerpo a la hora de comer? ¿Qué tan crítico resulta decidir comer en la calle y no en la casa?

Así como pasa con los alimentos, sucede con la mente. ¿Con qué alimenta su mente el ser humano, en estos tiempos? Ahora que la tecnología coloca al alcance de muchos una infinidad de conocimientos —libros digitales, vídeos, películas, documentales en canales de otros países, visitas a museos de manera virtual—, ¿cómo se procesa todo este cúmulo de conocimientos recibidos? ¿Se es más inteligente para la toma de decisiones? ¿Se hace más superior a su semejante, que no cuenta con todo lo que él tiene?

Con los dos ejemplos anteriores, las emociones se mueven; cada ser humano tendrá reacciones de acuerdo con lo que vive.  Quizás, el que no tenga, nada desea y, por lo consiguiente, es probable que se sienta frustrado… y el que tiene lo necesario desea más. Es posible que ante ambas situaciones se tenga sentimientos encontrados. No pensar en el porqué de la existencia en este mundo conlleva a estar a disgusto con el paso por este mundo terrenal. Lo mismo sucede con los alumnos del nivel medio superior. Muchos aún no definen su vocación e ingresan en la escuela que les queda más cerca de su hogar. ¿Con qué gusto pueden ir a la escuela y realizar las actividades curriculares? ¿Cuál es el pensamiento crítico que pueden generar, en un lugar que no encajan?

En las actividades diarias, en la escuela, se observa que el alumno no puede dar una solución a una problemática; no piensa que para resolver un problema hay que tener un formulario y a la vez una calculadora. Cuando en la actividad se le solicita que argumente su elección a la pregunta planteada, el espacio queda en blanco o tiene la misma respuesta que el compañero que está a su lado.

Se aproxima un cambio en la educación en nuestro amado México, un cambio que pensando de manera crítica llega tarde; quizá se debió a los efectos de la pandemia del Covid-19. Se está a un año de las elecciones presidenciales, y la incertidumbre está ahí: ¿qué pasará si entre los ganadores no se tiene la misma ideología educativa que ha prevalecido en este gobierno? ¿Sólo será la clase la que se modificará con esta manera de enseñar? De no ganar el gobierno que ahora está en el poder, en los siguientes años, se tendrá que sufrir otro cambio en las metodologías educativas, las que en su momento estén de moda.

En la educación media superior, en el próximo ciclo escolar, se recibirán a los alumnos que entraron en la secundaria en la época de la pandemia. Se trata de una generación que debió de analizar cómo debía de hacerse de conocimientos. Los docentes optaron por cuadernillos, los cuales se entregaban cada 15 días para la acreditación necesaria. ¿Pero qué era lo que realmente quería el alumno? ¿Por qué no se le preguntó y que fuera el docente quien se adaptara a las necesidades de él? Se recibirá a estos alumnos que no se atreven a decirle al docente que la operación realizada en el pizarrón está mal ejecutada, y no lo hace, muchas veces por la represalia que pudieran sufrir, o simplemente porque el alumno no tiene el conocimiento necesario del tema o de plano no le interesa, aunque este error pueda ser a propósito para ser el punto de partida de una clase.

Se recibirá a estos alumnos que quizá fueron silenciados durante su educación básica y que están acostumbrados a sólo obedecer y no a debatir, no están habituados a presentar una solución a una problemática, no proponen ni sugieren. Se recibirá a una generación que viene adolorida por situaciones traumáticas, con emociones encontradas, quizá, al inicio del semestre, no puedan definir su estado emocional. La nueva propuesta educativa desea que los alumnos tengan pensamiento crítico, que se trabaje en un aprendizaje basado en problemas, en un aprendizaje basado en proyectos, teniendo así una transversalidad en las materias del semestre.

En la actualidad, los docentes de educación media superior están generando las secuencias didácticas con el nuevo concepto de “progresiones”, el cual, al ponerse en práctica, genera ciertos inconvenientes: ¿cuál será la pregunta detonadora para articular las materias? Al plantearla, la pregunta deberá ser del gusto del estudiantado, de acuerdo con sus necesidades, dependiendo del contexto en donde se ubique la escuela. Para solventar esta problemática, se debió de realizar una encuesta antes, durante o después del examen de admisión o de selección, según sea el caso, para tener una radiografía de esas necesidades o gustos de los aspirantes. En la región fronteriza del sur del país no se tiene esa radiografía porque las autoridades del estado están más pendientes de los brincos políticos que de las nuevas propuestas de la reforma educativa.

Las autoridades no entienden cuál es el propósito de la Nueva Escuela Mexicana, o no lo entienden o simplemente no les interesa el sector educativo, lo de ellos es lo político, y la educación es sólo un buen puesto para agarrar una gubernatura. Tristemente, en el estado de Chiapas, las autoridades educativas del nivel medio superior del estado se pelearon con los ejecutores de los exámenes de admisión. En esta ocasión, fueron las autoridades de cada escuela quienes generaron los reactivos para tal efecto.

Los docentes están siendo capacitados en cascada, uno o dos van a recibir el curso y lo reproducen en su escuela, según ellos lo entendieron. Aunque son dos puntos importantes dentro de las actualizaciones magisteriales, en las capacitaciones no se mencionan las actividades digitales y la transversalidad. ¿Cómo se pueden formar estudiantes con pensamiento crítico, si no se tiene una capacitación acorde con lo que la reforma pide? Las secuencias didácticas estuvieran ya realizadas de no ser porque no se programó un diagnóstico económico, social y emocional. Queda una oportunidad: el momento de la inscripción, aunque el tiempo será muy corto para reprogramar las actividades. Ya hay editoriales que presentan libros con este nuevo enfoque de progresiones, con transversalidad y con actividades digitales. El problema que presentan estos libros es el mismo de siempre: secuencias realizadas atrás de un escritorio, que no muestran la realidad de las regiones.

Difícil la enseñanza para establecer un pensamiento crítico con tantas deficiencias en cada uno de los sectores en que el estudiante vive, y aún más difícil por no contar con personas que dirijan con responsabilidad la educación en los estados y en la República.  Difícil porque se desea que la educación sea de aula invertida, que el estudiante estudie de manera autónoma en su casa; difícil porque no hay disponibilidad de muchos docentes para trabajar sobre las necesidades del alumno, difícil porque hay maestros que ya están por jubilarse y que no han participado en las capacitaciones. ¿Podrán los docentes hacer que los estudiantes de estos tiempos vuelvan a existir? “Pienso, luego existo” (René Descartes).


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