El pensamiento crítico en el proceso de la enseñanza – aprendizaje hoy en día

Lic. Ana Cristina Cuevas Sánchez

Las mejores experiencias en la educación no están escritas porque no se pueden narrar de la misma manera en la que las vivimos, esas prácticas educativas vivenciales, que nos enriquecen y nos hacen mejores docentes, son las que al vivirlas, se unen a la emoción y a una nueva forma de ver la vida, porque es el resultado del diario vivir, con sus errores y sus aciertos, lo que las hacen indescriptiblemente maravillosas.

En mis primeros pasos en la educación no negaré que la falta de experiencia, de capacitación y de ignorar el nivel educativo, el contexto, el propósito académico con el que impartía cátedra a mis alumnas y alumnos para el siguiente nivel educativo, porque el programa al siguiente año se repetía, así como la falta de sentido en la evaluación, y a veces hasta la falta de control de grupo, es lo que solamente me hacía dar la clase específicamente sobre el contenido de la asignatura sin tomar en cuenta otros preponderantes aspectos.

Lo único que me ayudó a superar mis deficiencias fué la reflexión, el autoanálisis, la autocrítica, así que inicié por hacerme preguntas a mi misma como: ¿por qué dije eso? No debí decirlo o no debí hacerlo, mejor hubiera hecho esto, ¿cómo debí preparar mi clase para este grupo? La actitud que tomé no era correcta, ¿cómo debí conducirme?  los errores ya estaban cometidos, pero fueron esos pensamientos internos sobre mi práctica docente los que al día siguiente hacían que corrigiera el rumbo.

Esa introspección me ayudó a mejorar día con día y dejar atrás, muchas cosas como avanzar sin objetivo, llevar a cuestas el propósito sin propósito, a callar más y en cambio a tomar mejores decisiones, permitir la comunicación más abierta con mis estudiantes y lo pude lograr también gracias a cientos de capacitaciones que me han proporcionado en mi escuela.

Muchos de esos cursos, webinars, seminarios, talleres, diplomados, fortalecieron mi práctica pedagógica, a tal punto que me hicieron ganar concursos y recibir medalla y reconocimiento por práctica educativa, diplomas por asesoría en concursos literarios, publicaciones en revistas, estar en concursos estatales y nacionales por innovaciones, entre otros.

De esta manera mis errores se fueron quedando en el pasado y ahora puedo compartir mis experiencias para docentes noveles. En mi época de juventud nadie me compartió sus preciados conocimientos, pero ahora con el internet podemos ayudar y ser conscientes que somos una comunidad que se apoya, se fortalece, crea, innova, diversifica, incluye, respeta, acepta y comparte.

Mi problema era grave porque el individualismo que caracterizaba a las y los docentes, la carencia de habilidades para la comunicación y las malas relaciones interpersonales que imperaba años atrás, impedía el pleno desarrollo laboral a excepción de otras y otros docentes de vocación que me aconsejaban en momentos difíciles, a quienes les guardo mucho aprecio.

Sobre todo el tiempo es el que ha llenado el morralito que traigo cargando lleno de cosas positivas, si voy sacando notas una a una de él, podré mostrarte: dinámicas rompehielo, interactivas con propósitos emocionales, softwares tecnológicos, proyectos integrales con apertura de puertas a la comunidad, rodearlo a la vez de arte, de naturaleza, de cuidados físicos, con aspectos socioemocionales y programas emergentes como el de las drogas sí dañan.

Hoy en día los docentes para poder desarrollar el pensamiento crítico primero debemos hacer ejercicios de reflexión para aplicarlo en las aulas con el ejemplo para la resolución de problemas, documentándonos, capacitándonos,  actualizándonos, para poder ofrecer un servicio educativo de calidad.

Los conflictos de la comunidad en el lugar donde vivamos, surgen desde el momento en que salimos del confort del hogar y hay que irlos resolviendo mediante el pensamiento en una cultura de paz, y seguimos sacando las notas de nuestro morralito cargado de: experiencias previas, estrategias, valores, consignas de personas de autoridad como: los padres, tutores, docentes, director, jefes, que ayudan a los jóvenes a tomar el buen rumbo de la vida.

En la enseñanza – aprendizaje que se realiza durante el proceso de un proyecto se priorizan en la o el docente el pensamiento crítico y la resolución de problemas, que no es un tema nuevo, pero lo que sí es nuevo es el sentido global con el que hoy lo observamos, y los conocimientos propios y los que adquieren nuestras alumnas y alumnos se enlazan hoy con una perspectiva diferente para aportar ideas a la comunidad, al Estado, a la Nación y al mundo, partiendo de la creatividad docente y desarrollándose mediante la asignación ahora a las y los estudiantes de un análisis y reflexión, desde que se agrupan, designan roles, tareas, actividades, investigaciones y conceptualizan.

Una escuela abierta y orientadora nos facilita el camino de la reflexión, de ejercitar el pensamiento crítico no para criticar si no para exponer problemáticas y ofrecer soluciones a retos circundantes, siendo las alumnas y alumnos quienes aportarán mejoras del lugar donde viven, se desarrollan, en ambientes reales, incluyentes, diversos, no dispersos.

 El proceso de enseñanza se planea principalmente conociendo el plan y programa de estudios, el contexto de nuestras alumnas y alumnos, sus situaciones especiales para la inclusión, los recursos con los que ellas y ellos cuentan y con los que cuenta la escuela, los espacios al aire libre, abrirse mutuamente a una comunicación libre de expresión, y que al ser evaluados los conocimientos se realice una medición de resultados que son la respuesta de mis debilidades y fortalezas como docente. Para que las alumnas y alumnos puedan tener pensamiento crítico para solventar problemáticas que como docentes les presentamos al desarrollar proyectos colaborativos primero debemos ejercitar nuestros pensamientos, reflexionando sobre la enseñanza – aprendizaje para primero resolver nuestras áreas de oportunidad como enseñantes y que posteriormente ayudemos a nuestras y nuestros estudiantes a ser como nosotras y nosotros autorreflexivos, autocríticos, mediante análisis introspectivos para que después puedan aplicarlo en las dificultades de su entorno local, estatal, nacional, internacional y mundial con conocimientos y sagacidad, reconociéndonos como ciudadanos con derechos y como humanos con una gran humanidad, quienes realizamos aportaciones ideológicas por el bien común, si nosotros como docentes nos habituamos a un pensamiento crítico el patrón conductual lo adquirirán nuestras alumnas y alumnos en automático.


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