Las nuevas políticas de educación: la respuesta docente ante los cambios y propuestas de transformación

Dr. Pablo Ochoa Barraza

Dr. Carlos Alberto Apodaca López

Dra. Rosalba Trinidad Chávez Moreno

Desde hace algunos meses ha sido tema toral lo que se denomina: “Nuevo Marco Curricular y Plan de Estudios 2022 de la Educación Básica Mexicana”. Se han alzado voces a favor y en contra de esta nueva propuesta educativa, como es de esperarse en una sociedad plural y crítica, esto apenas comienza y dará para mucho más aún.

En lo general, esta propuesta de transformación educativa pone a la comunidad como el eje articulador de los procesos educativos, en donde ya no es el estudiante el centro de este proceso como lo dictaban los modelos educativos contemporáneos. Este nuevo esquema se contrapone también ,en lo general, al modelo educativo por competencias, al que se etiqueta solo de formador de capital humano, asemejándose más al modelo Freinet de pedagogía crítica.

Este nuevo paradigma educativo requiere la transformación de todos los actores sociales en su conjunto, menuda tarea, no sólo la transformación de la práctica docente. Este nuevo modelo ve al aprendizaje como un hecho contextual, en donde se pretende partir de una realidad percibida, de la cual se extrae una problemática que es analizada y resuelta mediante la aplicación de los conocimientos disciplinares respectivos. Ese es a grandes rasgos el esquema de funcionamiento del nuevo modelo.

Ahora bien, esa es la parte romántica, dijeran algunos críticos, utopía comentarán otros; Aquí la pregunta es ¿Cómo lograr articular esa nueva estructura para que funcione como se pretende? ¿Cómo reaccionaron en la práctica los docentes y el alumnado?

En las últimas décadas se ha intentado dejar atrás el modelo tradicional de enseñanza-aprendizaje, en donde el profesor era “transmisor” de conocimiento, por uno en donde el profesor funge como facilitador del aprendizaje, este último, pese a los esfuerzos realizados para su implantación, aún no logra consolidarse totalmente. En esta transición el docente ha tenido que adaptarse a esta nueva forma y estilo de hacer que el conocimiento permee en el aula y propiciar que el discente sea un agente proactivo en este proceso.

Bajo este nuevo paradigma que se nos presenta, el docente tendrá que “desaprender” lo aprendido y repensar la forma en que estructurará su clase de manera radical al contextualizar el aprendizaje. Ahora más que nunca se requiere un docente creativo, analítico, crítico que logre identificar problemática de su entorno involucrando a sus alumnos para la aplicación práctica de las disciplinas correspondientes en la solución de esos problemas. Los docentes deberán de buscar más que una coherencia teórica dentro del aula, el resolver problemas prácticos.

Ya de por sí constituye una titánica tarea el lograr que los alumnos participen de manera activa en el aula, que se apropien y construyan su propio conocimiento, el usar las nuevas tecnologías como herramientas didácticas para hacer la clase más interesante, más accesible, más práctica. Ya no solo es la transformación del docente, implica también la transformación del alumno, que este sea también capaz igual que el docente, de identificar la realidad contextualizada y que además aprenda, construya y aplique los conocimientos disciplinarios necesarios para ser analíticos y críticos de esa realidad.

El docente todos los días enfrenta el reto de la incertidumbre del salón de clases, en donde cada vez es más notorio las exigencias del siglo XXI contra los recursos e infraestructura del siglo XX, por decirlo así, en donde por citar un ejemplo, la estructura del salón de clases está diseñada para una relación pedagógica vertical donde se establece una separación entre el profesor y el alumno, cuando en realidad eso es lo que se pretende abandonar.

Por otra parte, en este nuevo modelo, que implica el involucramiento de la comunidad, que no es algo nuevo, pero que si se denota de manera más enfática, el rol que desempeña el docente como acompañante en el esfuerzo del estudiante cobra mayor valor. En donde el Profesor debe de ser más empático, aceptar la heterogeneidad del grupo y sobre todo ser inclusivo ante la diversidad de cualquier tipo.

Independientemente de las exigencias que presente el nuevo modelo educativo, la labor docente ha estado en constante evolución desde hace décadas acorde a las políticas educativas emanadas por los gobiernos en turno e influenciadas por un entorno global dominado por las grandes potencias y del cual no somos ajenos. Desconocemos si este nuevo modelo prevalecerá y sea de carácter transexenal. Mientras tanto, los docentes debemos continuar con esa inercia evolutiva y de transformación que nos permita responder a las exigencias de una sociedad cada vez más informada, crítica y participativa que nos exige una mayor preparación. ¡De ese tamaño es el reto que afrontamos hoy día los docentes!


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