Las cabañuelas

Dr. Jorge Gutiérrez Alfonzo

La hija del maestro Monterrosa le mencionó que el mes de mayo llovería mucho. Su amigo sorprendido preguntó cómo sabía. Ella le contestó que así sería por las cabañuelas. ¿Qué es eso?, le preguntó. Es la manera en que la gente del campo predice el tiempo de acuerdo con el clima de los primeros días del mes de enero. Así es como se hace en el campo.

Así como el amigo, así está la Secretaría de Educación Pública: no sabe que sucede afuera de sus oficinas. No sabe que acontece en la provincia.

La pregunta del supervisor fue la siguiente: ¿Es pan con lo mismo? Ya no dio la oportunidad de contestar, se fue de largo con las indicaciones y se despidió. La réplica se quedó en el pecho de cada uno de los docentes. No pudieron externar lo que sentían. Y ¡sí! Es pan con lo mismo. Desde hace mucho tiempo se quiso trabajar con temas integradores (hoy por proyectos). No se pudo. Es difícil conjuntar a los docentes para trabajar de manera colaborativa. De eso se trató el taller de trabajo colaborativo: relacionar actividades que podrían llevarse a cabo de manera interdisciplinar. Se lograron establecer cuatro, cuatro proyectos que se pudieran trabajar con los alumnos.

Ya está la primera parte. La teoría. Se viene lo difícil, trabajarlos en el aula. Modificar la manera en que se venía laborando, salir del confort, es el reto. No estamos los maestros formados para actuar de manera colaborativa. No por lo menos en una escuela. Se vio que no se tiene esa disposición a los pocos días del curso, cuando se pidió que se realizara el aseo general. Los docentes no están decididos a realizar otra actividad diferente a la de estar frente al grupo. ¿Por qué lo tengo que hacer si para eso existe personal? Con ese pensamiento, ya no se puede actuar e manera colaborativa.

La nueva propuesta es sólo un cambio de palabras. En la realidad, en el campo de laboral, es exactamente lo mismo, aunque pudiera ser diferente sí el docente le diera ese giro que está ahí, inmerso. Un ejemplo de esto es el de las progresiones, que son las que antes se denominaban unidades de aprendizaje. ¿Y cuál sería el cambio inmerso? Dar el concepto desde el punto de vista del pensamiento matemático. Una progresión en el pensamiento matemático es obtener un valor dependiendo de una constante, que puede ser de dos tipos: aritmética o geométrica. Aplicado a lo que la SEP desea, sería entonces que con las metas de aprendizaje se debe llegar a un lugar con un valor establecido. Parece fácil, pero se requiere un gran esfuerzo (así rezaba un comercial de la Comisión Federal de Electricidad hace algunos ayeres). Pudiera ser que en la teoría no fuera lo mismo, pero en los hechos reales, sí lo es. Difícil trabajar de manera interdisciplinar, pero no imposible. Sólo es cuestión de la voluntad del profesorado.  Las cabañuelas no pintan bien para esta propuesta. Está a destiempo, sólo queda un año para que concluya el actual gobierno. ¿Se tendrá la seguridad de que habrá continuidad?

El maestro Alfonso Monterrosa está inquieto y desea llevar la iniciativa al campo de los hechos. Hace el diagnóstico con dos grupos de sexto semestre y dos de cuarto semestre, de los cinco que existen. Los datos indican que el 80% de los alumnos trabaja en su casa los contenidos en línea puesto que tienen WiFi de casa. Navegan en un 60% en el celular; además, el 26.8% utiliza este equipo para comunicarse.  El 10% se sirve de ese equipo para investigar. Prácticamente no hay competitividad en la red que emplean. El 93.6% está con la compañía del globo azul. Cuando se les pregunta por qué indican que tienen mejor recepción en llamadas (61.93%).

Los alumnos no disponen en el celular de una calculadora científica, distinta a la que trae por defecto el celular, aunque el 88.23% de los tres grupos de los encuestados son del área de físicos-matemáticos. El medio de transporte que utilizan es el público; el 16%, vehículo propio para llegar a la escuela. El aporte económico para la manutención del hogar es de ambos jefes de familia en un 44%; en el 29% es sólo del padre de familia. Un 22% indicó que todos los integrantes de la familia proveen económicamente para el sustento doméstico. El 81% de alumnos encuestados tiene deseos de seguir estudiando. ¿Cuál es el motivo por el que el resto del alumnado no quiere obtener una carrera universitaria? ¿Será por la poca oportunidad de empleo? ¿O por lo poco que podrían obtener como salario?

De los cuatro proyectos, se trabajará con los grupos de sexto semestre, de la especialidad de laboratorista químico, y con los de programación.  Primer problema: los de programación no podrán elaborar los productos por no llevar la materia, así que se tienen que cambiar los proyectos. Se platica con los estudiantes de programación. Segundo problema: los educandos no pueden aterrizar una observación, se les pide que lo hagan, pero muestran no estar dispuestos. Tienen razón, no se les ha enseñado a ser críticos, aunque desde el 2006 se ha sostenido, en el nivel de bachillerato, que sean críticos y analíticos.

Las cabañuelas indican que tendremos que esperar hasta que los alumnos que empezarán su formación en el ciclo escolar 2023-2024 lleguen al bachillerato, con argumentos sobre las perspectivas que desean las autoridades educativas. Se está hablando de 12 años para que los niños que ingresen en este ciclo obtengan los conocimientos necesarios que los haga adecuarse al bachillerato, como se está pidiendo. Este dato nos indica también que muchos docentes que se están capacitando ahora ya no verán el fruto de esto que se pide.  Trabajar en el ciclo escolar venidero traerá detalles como los observados en este pequeño ensayo que se ha descrito. Esperar que los alumnos tomen decisiones será tarea difícil. Los estudiantes deben ser educados para asumir responsabilidades. La Secretaría está más interesada en capacitar a los maestros, y se olvida que los alumnos y los padres de familia también deben recibir información sobre la nueva modalidad educativa que se desea implementar.


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