¿La va a calificar?

Dr. Jorge Gutierrez Alfonzo

El maestro Alfonso Monterrosa realiza su secuencia didáctica para 17 semanas programadas de clases del semestre febrero-julio de 2024. Según las progresiones de Pensamiento matemático II, divide éstas para llevarlas a cabo de la siguiente manera: cinco en el primer parcial, cinco en el segundo parcial y cuatro en el tercer parcial. Pretende aplicar la metodología de aula invertida en cada una de las progresiones, con las tres actividades mínimas necesarias: apertura desarrollo y cierre. En su escuela decidieron seguir con el proyecto de contaminación; se reunieron por semestre (segundos, cuartos y sextos), aunque cuarto y sexto no entran del todo en lo solicitado por las autoridades educativas, se deseaba involucrarlos para que exista la participación de todo el alumnado. El maestro Monterrosa ya tenía avanzada su secuencia con los documentos que necesitaba para dar las clases: la antología, los instrumentos de evaluación y las hojas impresas de las actividades proyectadas.

Empezaron las clases en febrero. Vuelve a tener grupos del semestre pasado, así que conoce a la mayoría de los alumnos; algunos otros son nuevos por la especialidad que se le asignó: dos grupos de laboratorista y uno de contabilidad. Empieza a aplicar la metodología de aula invertida; tiene presente que las autoridades educativas solicitan utilizar la evaluación formativa. Por así requerirlo, la plataforma en donde se coloca la secuencia, a las actividades de formación se les tiene que colocar un porcentaje, y ahí comienza el primer problema. ¿Cómo aplicar la evaluación formativa? ¿Es nada más que el estudiante entregue la actividad sin que se tengan que identificar los errores? Para solventar esta pequeña incongruencia entre lo que desean las autoridades educativas y lo que se pide en términos administrativos, el maestro Alfonso da conocer la secuencia con los porcentajes que fueron asignados para cada actividad realizada en la plataforma; así también, lee la progresión, pone el énfasis en las metas.

En la actividad de apertura, propone que se lea la antología proporcionada en la que él colocó el enlace de algunos videos para mejorar la comprensión del conocimiento impartido; además, envía los videos al grupo de WhatsApp para aquellos que tienen solamente antología impresa. Les pide realizar los ejercicios de apertura, identificados como “producto de la actividad”. Al día siguiente, quiere recabar los resultados de los ejercicios. La mayoría de los alumnos no los han llevado. La respuesta es “no le entendimos”. Y cuando se les pide que especifiquen lo que han dicho: ¡qué es lo que no entendieron!, contestan “todo”. Se les interroga sobre un concepto que está en la antología, y que está expuesto en el video, y no responden, ni aun los pocos que realizaron los ejercicios. El maestro se da cuenta que no leen ni observan los videos. Empieza a explicar el tema. Lleva a cabo los ejercicios de apertura. Pregunta si hay dudas o comentarios. Silencio total. Pide que realicen la actividad de desarrollo. La pregunta no se hace esperar: ¿la va a calificar? Es una actividad formativa, ¡háganla por favor! ¿Pero la va a calificar? Con el propósito de que la realicen, les dice que sí. La recibirá en la siguiente clase y colocará la calificación correspondiente.

Las actividades de apertura, normalmente, el maestro Monterrosa las coloca como autoevaluación. Al obtenerlas, se da cuenta que el 80% de los alumnos copió los ejercicios. Los mismos errores hacen evidente que no son trabajos realizados de manera honesta. El promedio de la calificación obtenida es de 8. Les aclara que se ha dado cuenta que los trabajos fueron copiados y que por el promedio obtenido pasará a la actividad de cierre, actividad que algunas veces se hace por equipo de cuatro integrantes. Les indica el error que cometieron algunos.

Transcurren las cinco progresiones. Termina el primer parcial y el maestro Alfonso Monterrosa se ve en la incertidumbre de hacer la evaluación formativa, una evaluación sumativa. Entrega los resultados y les dice a los 108 estudiantes que atiende por la mañana que les aplicará una evaluación mediante additio, cuaderno interactivo con el que trabaja el maestro desde hace años, y que si obtienen una calificación arriba de 8, subirá dos puntos a su promedio. Los alumnos que tienen bajo promedio se debe a que no entregan las actividades correspondientes en cada progresión; y cuando las entregan, no siempre la calificación obtenida es 10.  El 90% de los alumnos realizó la actividad.  Por la tarde, el maestro atiende a 55 alumnos, de los cuales el 78% efectúa la actividad en línea.

Inicia el segundo parcial. De nueva cuenta, lee y explica la secuencia didáctica realizada y colocada en la plataforma. Cuando llega a la progresión ocho, está en condiciones de trabajar mediante un proyecto, porque así lo pide la progresión, ya que los alumnos y alumnas deben aprender lo de interés simple e interés compuesto, además de otros conceptos de matemáticas financieras. Cuando estaba frente al grupo, les dijo que, si deseaban realizar un proyecto, él podría cambiar lo programado. Les pidió que al final le dijeran su decisión. Les dio más tiempo; inició, ahora, explicando los conceptos en el pizarrón, haciendo algunos ejemplos que no estaban en la antología.

Después, los instó a que leyeran la antología y procedieran a hacer la actividad de apertura. Se termina con las dos progresiones del segundo parcial. Para evaluar la progresión seis, en la actividad de apertura, les envía por additiola autoevaluación, actividad que se había intentado en el semestre pasado y que no encontró el éxito deseado debido a que según no recibían el correo electrónico del maestro. Se les explica qué harán, puesto que el instrumento de evaluación está en la antología, así que se les comunica que estará disponible para que lo realicen. La pregunta es: ¿hasta cuándo lo podemos hacer? La respuesta es: “háganlo antes de comenzar la otra progresión”. El 60% de los alumnos de la mañana hizo la actividad de autoevaluación; los de la tarde, el 42%.

Un día lunes por la mañana, el maestro Alfonso es llamado a la dirección de la escuela por existir inconformidad por parte de un grupo de la mañana, por la manera en que imparte las clases. Se le dice lo mismo de siempre, que utiliza mucha tecnología, que no explica en el pizarrón, que no se le entiende, que no les dice la calificación que tienen y que siempre les comenta que realicen sus operaciones para obtener  su resultado, ya se sabe cuánto vale cada activador, cuando es obligación del maestro darles en cada momento su calificación. Las autoridades de la escuela van al grupo a resolver el problema; indican que en la reunión de padres de familia varios de sus papás se quejaron por la manera de “enseñar” del docente.

La progresión ocho se evaluará con un proyecto emprendedor, con la idea de que los alumnos retomen algo del proyecto del semestre anterior, que es lo indicado para este semestre. No fue así. Se enfocaron en otro tipo de proyectos. Se envían los puntos que debe de llevar el proyecto y empiezan algunos alumnos a trabajar. Las sesiones del horario son para trabajar el proyecto en clases. Algunos actúan, otros platican y otros más invierten su tiempo en otras tareas. El proyecto está en una hoja virtual, en un drive de Google para cada equipo, ahí se evaluará.

El maestro ya platicó con otros docentes para que se analice qué pueden evaluar ellos de esos proyectos. Para los alumnos de la tarde, se aplicó una actividad de evaluación de dos progresiones en additio. El 66% de estudiantes cumplió con la actividad. Se espera la segunda reunión de academia para valorar el proyecto que se está llevando en este semestre.

El maestro Alfonso Monterrosa reflexiona y le duele cuando a nivel nacional dicen que Chiapas tiene rezago educativo. Quizás en otras partes de la República Mexicana las metodologías activas tengan excelente relación con los nuevos procesos educativos y existan escuelas en donde la Nueva Escuela Mexicana funciona de manera eficiente. Aquí, en la región fronteriza de Chiapas, padres y madres de familia y alumnos aún no tienen consigo el lado humanista de la educación, como se plantea, o simplemente no quieren aceptarlo porque, entonces, ¿qué hará el docente? ¿Por qué mi hijo o hija tiene que aprender a aprender?


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