La sana normalidad y la nueva distancia

Lic. Cassandra Jacquelin de León Andrez

En el mundo en el que vivimos, la tecnología avanza constantemente mientras que la educación sigue siendo anticuada y  tradicional; es cierto que se continúa avanzando, pero de una manera más lenta de lo necesario, asunto que se volvió un problema mayor tras la llegada de la pandemia; Afectando así principalmente a los alumnos, los padres de familiay por supuesto los docentes; quienes se vieron obligados a realizar cambios en sus hábitos y rutinas (tanto personales como en los relacionados con la escuela)

De entre muchos de los obstáculos a los que nos tuvimos que enfrentar mencionaré los que considero más relevantes:

El ser estudiante: Debido a la poca interacción comparada con estar en el aula estaban expuestos a mayores distracciones; ruido, mala conexión, fallas eléctricas, acudir a medios informales para la búsqueda de información, pocos conocimientos en el uso de las tecnologías, las labores del hogar, el utilizar equipos compartidos, y la frustración de que las clases son algo de lo mismo sin innovación en las actividades que los alejaran de la rutina del ser espectador y escucha a través de una pantalla.

El ser padre de Familia: Con la incertidumbre respecto de la salud de sus hijos y el bienestar de toda la familia, el volverse guías de tiempo completo en cuanto a los aprendizajes de sus hijos, investigar por su cuenta para resolver las dudas de los temas vistos en clase, incluso el acudir a otros medios de información como tutoriales o la web para apoyar a sus hijos con el cumplimiento de sus tareas y así lograr acreditar el curso.

El ser docente: Diseñar nuevas dinámicas y encontrar material didáctico adecuado a la distancia para acompañar su aprendizaje, con la intención de generar interés y acepten la invitación a participar en clase; Estar en contacto, evitar que se atrasen y de ser así encontrar la manera de recuperar aquello que se pudo perder en el camino, rectificar que se aprendió lo necesario y asegurarse de que no se vuelvan parte de ese lado de la educación en el que nadie debería estar… rezago educativo.

Y si se llega a este otro lado ¿de quién es la culpa?

  • ¿Del alumno? Que no siguió las indicaciones al pie de la letra y no cumplió con lo que se le pidió.
  • ¿De los padres de familia? Que no fueron lo suficientemente insistentes en cuanto a la labor de sus hijos como estudiantes.
  • ¿De los docentes? Que no son capaces de guiar de manera correcta hacia el aprendizaje a la distancia.
  • ¿Del gobierno o de los programas educativos obsoletos? Que ahora sí resultan un problema.

Una vez acercándonos hacia la “nueva normalidad” ya se tenía la noción del lo que afectaría para la educación la llegada de “la sana distancia” generando confusión nuevamente entre estos agentes, pues las criticas iban en aumento, debido a los padres disgustados, maestros estresados y alumnos sin conocimientos de lo necesario.

Cuando de la vida se trata, me gusta hablar de la existencia de los momentos buenos y los de aprendizaje; pues es justo también hablar de lo bueno, y que mejor que expresarlo como al principio.

Los alumnos: Aprendieron a usar las nuevas tecnologías de manera acelerada, le fueron perdiendo el miedo a la participación pasando de enviar un par de mensajes en el chat escolar a encender sus cámaras y ofrecer argumentos sólidos.

Los padres de familia: Desarrollaron mayor empatía con la labor docente y con las implicaciones del ser estudiante, a ser tolerantes antes los múltiples cambios y a modernizarse de la mano con sus hijos.

Los docentes: Aprendimos la importancia de estar en constante actualización y a innovar las formas de enseñanza, con la disposición de cumplir con las exigencias que el sistema educativo requería.

Una vez concluido el ciclo escolar pareciese que lo hemos logrado, sin embargo apenas comienza. Nuevas preguntas surgen y la búsqueda de respuestas continúa, en donde sólo es cuestión de hacer las preguntas correctas.

  • Alumnos: ¿Qué puedo hacer para mejorar mi labor como estudiante? ¿Cómo quiero aprender? Y ¿Cómo quiero que se me enseñen?
  • Docentes: ¿Cómo lograr que nuestros estudiantes estén dispuestos a la participación activa? ¿Qué hacer para obtener una mayor interacción con los padres de familia?
  • Padres de familia: ¿Cómo colaborar con el trabajo docente? ¿Cómo orientar a mis hijos hacia la mejor toma de decisiones? ¿Cómo implementar el uso de los valores en su día a día?
  • Sistema educativo: ¿Cómo ser más objetivos en la elaboración de los programas y planes de estudio enfocados en la actualidad?

Al realizar este cuestionamiento  obtendremos respuestas que nos acerquen hacia un futuro más brillante, sabremos como lograr el rediseño de la enseñanza con elementos que resulten más motivantes en cuanto al aprendizaje, mejorar la comunicación entre los agentes educativos impulsando la actualización y creación de nuevas políticas públicas, la adaptación de los sistemas basados en la nueva  pedagogía con un enfoque a la nueva realidad y que cubra con las necesidades presentes.

Aún nos hace falta mucho por recorrer pero somos muchos los que continuamos trabajando para no dejar de avanzar y lograr la meta, que cada vez sean más los estudiantes que alcancen el nivel necesario para poder desenvolverse en la vida profesional y enfrentar nuevos retos.

Es por esto que debemos y tenemos que ir más allá del programa, hablarles a los padres de familia sobre la existencia de las inteligencias múltiples, los estilos de aprendizaje, sentarnos a charlar con nuestros estudiantes sobre el cómo quieren aprender, dejar que nos muestren sus percepción del mundo, aprender a aprender, saber cuándo desaprender y a no temerle a un nuevo comienzo.


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