Retos sociales, educativos y tecnológicos en el nuevo ciclo escolar en ciencias de la salud

Dr. Víctor Hugo Vázquez Martínez / Dra. Margarita Ortega Padrón

El COVID-19 fue declarado una emergencia de salud pública de preocupación internacional, el 30 de enero de 2020, ante este anuncio, los sistemas de salud del mundo, enfocaron sus recursos humanos, materiales, estructurales y económicos para hacer frente a una enfermedad que hasta ese momento no se tenía certeza de su transmisibilidad, letalidad y complejidad patológica. Posterior a este anuncio, el 20 de marzo de 2020, el gobierno federal mexicano, publica en el Diario Oficial de la Federación, el acuerdo para la suspensión de actividades académicas en todos los niveles escolares, incluyendo a todas las carreras en ciencias de la salud.

La medicina, la enfermería y otras carreras en salud, demandan que el alumno lleve a cabo prácticas profesionales en los centros de salud, unidades de medicina familiar, hospitales y consultorios. Ante la emergencia sanitaria, las escuelas y facultades se vieron obligadas a suspender estas actividades indispensables para el desarrollo de conocimientos, habilidades, destrezas y actitudes del alumno. Los estudiantes que cursaban los dos últimos años de la carrera no pudieron acceder a una práctica clínica complementaria de calidad.

Ante esto, los retos para el nuevo ciclo escolar en ciencias de la salud son: educación con sentido social, enseñanza centrada en el alumno y uso de nuevas tecnologías para la práctica de la medicina.  

México es un país con altos niveles de desigualdad económica y social que se ven reflejados  en la carga de la enfermedad; los pobres tienen mayor proporción de obesidad, diabetes mellitus 2, hipertensión arterial sistémica, muerte materna y menos acceso a los servicios de salud, ya que estas poblaciones viven en zonas marginadas de áreas suburbanas y zonas rurales, lo que complica atender las necesidades más básica de salud.

También tienen mayor riesgo de complicaciones de las enfermedades crónicas antes mencionadas que a su vez se ven afectadas por los bajos niveles educativos de estos grupos poblacionales.

Ante ello, el reto para la educación en este nuevo ciclo escolar es formar profesionales de la salud enfocados en la prevención de enfermedades, dotarles de las habilidades para hablar y educar a la población para realizar cambios conductuales que dañan la salud.

La atención a los grupos marginados debe hacerse con calidad, con eficiencia, centrado en sus necesidades y en sus valores; para ello se requiere transformar el aula en una zona de reflexión sobre los retos de salud que presenta la sociedad, con un diagnóstico situacional de los factores económicos, políticos, sociales y culturales que aumentan la morbilidad y la mortalidad en la población mexicana con mayor rezago social.

La formación de un profesional con sentido social, requiere que la educación se centre en el principal actor del proceso enseñanza-aprendizaje, el alumno. La transición de una educación tradicional, monótona,  donde el alumno escucha y el maestro habla, debiera ser un asunto del pasado; sin embargo, en ciencias de la salud, este modelo tradicional persiste y en muchas instancias es el único que se practica, imposibilitando al alumno a adquirir puntos de vista, reflexiones, enfoques y modelos que lo enriquezcan a través de la experiencia, del análisis y de la formación de un profesional que dé respuesta a las necesidades de una sociedad que exige innovación, calidad de los servicios y sobre todo, un profesional de la salud autónomo, independiente, que genere soluciones a las problemáticas sociales producidas por la pandemia y esta nueva realidad.

El uso de las Tecnologías de la Información y Comunicación representan una oportunidad para la atención de pacientes, familias y centros comunitarios que requieren desesperadamente atención preventiva, promoción de la salud y consejería para atender necesidades de salud apremiantes.

Por ello, en el nuevo ciclo escolar se requiere redimensionar el uso de estas herramientas digitales en la atención de la salud y proveer de las capacidades necesarias a los médicos, enfermeras y otros trabajadores de la salud.

Además, los temas relacionados con estos dispositivos, deben ser incorporados a los contenidos curriculares para estudiar y analizar sus alcances dentro de contextos de marginación y rezago social.

Los retos que se tienen en ciencias de la salud en el próximo ciclo escolar son amplios y variados, sin embargo, es imperativo que redimensionemos la responsabilidad social que tienen todos los actores para dar respuesta a las necesidades de salud, también es indispensable contar con un nuevo enfoque educativo que dé mayor autonomía al alumno, pasar de una educación tradicional a una moderna que otorgue los conocimientos, habilidades y actitudes a los alumnos ante una nueva realidad. La coexistencia de una atención cercana, humana y social  con la tecnología es impostergable para dar atención a estos grupos poblacionales marginados.

El futuro nos ha alcanzado y esta no será la última pandemia que veamos en nuestras vidas, por ello, debemos estar listo para enfrentar los nuevos retos que se aproximan.


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