Mtra. Judith del Carmen Chan Vazquez
Los sistemas educativos son un reflejo y reproducción de las sociedades de donde emergen. Durante años el sistema educativo de nuestro país mostraba su cercanía a la sociedad y a la economía de este, pero debemos recordar que han surgido nuevos cambios y que ahora la sociedad se caracteriza por todo menos por ser monótona, la velocidad y la aceleración con la que se van dando los cambios, son las características del nuevo entorno en que nos vamos desarrollando, ya sea como docentes o bien como alumnos, los cambios en los paradigmas, las transformaciones en el comportamiento de las personas en lo individual y lo colectivo, es lo que nos hace permanecer en una sociedad por distintas razones, ya sea por orígenes, elección, formación, profesión o simplemente diversión.
Todos estos cambios parecen ser facilitados o no por la presencia de nuevas tecnologías, a las que tuvimos que recurrir de una manera súbita, desde hace dos años, a raíz de la pandemia por COVID-19, donde desde ahora podemos denominarnos una sociedad digital. Este impacto en nuestra sociedad y por supuesto en la educación es enorme e inimaginable, generando nuevas situaciones o nuevos conceptos como las Fake News o la Posverdad, nuevas enfermedades, adicciones, aumentando los riesgos ya existentes como el acoso virtual o el odio, todos estos amplificados por la sobreexposición en las redes sociales de nuestros alumnos.
Este crecimiento exponencial tendrá su impacto sin lugar a duda en la educación en un corto, mediano o largo plazo, desde las gestiones educativas a realizar en el proceso de enseñanza-aprendizaje, los cambios y adaptaciones en las curriculas escolares, las competencias que deberán adquirir los estudiantes aún más aquellos que iniciaron su formación digitalmente, pero sobre todo en nosotros como docentes que tendremos la tarea de sumergirnos de igual manera en esta nueva ola de la digitalización educativa.
Imaginando un futuro con una sociedad digitalizada, robotizada y en constante cambio algunas de las interrogantes que debemos hacer sobre la educación en nuestra sociedad deben ser ¿qué tipo de ciudadanos digitales queremos y debemos formar?, ¿qué conocimientos y competencias debemos incluir en cada curricula escolar?, ¿qué tipo de habilidades debemos adquirir los docentes para poder enseñar a estos nuevos alumnos digitales?, pero considero aún más importante, ¿qué valores debemos incluir o inculcar en nuestros alumnos?, no solo en las aulas de clase sino en los hogares desde donde la familia es y será por siempre la base de todas las sociedades.
Por otro lado aunado a todos estos cambios, también existen los riesgos, como la pérdida o transformación de los puestos de trabajo y de las ganancias, que siga siendo concentrada para unos pocos, aquellos que pudieran tener acceso a la nueva tecnología y así aumentar exponencialmente la brecha digital y sobre todo marcar aún más la desigualdad económica que ya existe en nuestro país, se habla de que en un futuro habrá dos extremos en la sociedad la tecno-utopía: que englobará a un paraíso de conocimiento y desarrollos tecnológicos y la distopía que será neofeudal donde el acceso al conocimiento y tecnologías será escaso o nulo y que provocaría el cataclismo de nuestra sociedad.
Pero debemos tener presente que podemos encontrar un camino intermedio en esta nueva sociedad digital y este camino sin lugar a duda será la educación, tenemos la idea errónea de que la educación nos prepara para aprender a vivir, para darle sentido a nuestras vidas, pero en realidad es la sociedad quien lo hace cultivando desde los hogares valores éticos a través de la disciplina el esfuerzo y las exigencias diarias que posteriormente ponemos en práctica al convivir ya sea socialmente o en las aulas de clase.
Es por ello por lo que los docentes tenemos una doble tarea, en las aulas de clase y sobre todo en la sociedad, desde tomar en cuenta los cambios que se van produciendo con la llegada de nuevas tecnologías, para organizar los nuevos conocimientos que deberán ir adquiriendo nuestros alumnos, hasta el de lograr alumnos que puedan tener formas más complejas y reflexivas de pensamientos que los preparen socialmente y profesionalmente para enfrentarse a las nuevas situaciones que les tocará vivir en el futuro próximo.
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