Mtra. Judith del Carmen Chan Vazquez
La educación representa la base del desarrollo sostenible de cada nación en tres dimensiones: económico, social y ambiental. Debe considerarse como un elemento fundamental del derecho a una vida decente y al desarrollo individual de cada persona y como un factor determinante para la reducción de la pobreza y las desigualdades.
Desde su creación la Organización de las Naciones Unidas (ONU) en 1945, ha ido desarrollando estrategias en favor del desarrollo sostenible para todo el mundo. En 2015 desarrollo una estrategia denominada Transformando nuestro mundo: la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenibledonde se elabora un plan de acción que incluye una serie de Objetivos y Metas de Desarrollo Sostenible para abordar los principales desafíos sociales, económicos y ambientales a los que se enfrenta la humanidad.
Para ser mas concretos, el Objetivo 4 está descito a la promoción de la educación de calidad, exponiéndose en el reto 4.7 la necesidad de que todo el alumnado adquiera conocimientos teóricos y prácticos para promover el desarrollo sostenible, entre otras habilidades.
La educación, entendida como proceso de transformación social, se postula como factor de primera línea en la búsqueda de modelos pedagógicos alternativos dirigidos a promover nuevas maneras de pensar y de interpretar la realidad a fin de producir cambios de actitudes y de comportamientos en la población, que permitan la emergencia de una nueva forma de relacionarnos con el ambiente del cual formamos parte.
Las instituciones educativas deberan de desarrollar una Responsabilidad Social, es decir, un espacio donde quede patente la participación de los estudiantes hacia una adaptación y cambio social como forma de entender el desarrollo humano, una forma de explicar la formación de vínculos sociales y de construir comunidades humanas más justas y mejores en la gestión de la convivencia (Escofet & Rubio, 2019).
Esto permitiria que los estudiantes puedan conectar toda la teoria recibida en las aulas con la práctica, usando su pensamiento critico, con ello mejorar su capacidad de resolver problemas y así aprender más sobre los recursos disponibles en la comunidad y desarrollar sus aptitudes profesionales y cívicas.
Por su parte, la Educación para el Desarrollo Sostenible supone una oportunidad para adquirir conocimientos, habilidades y valores vinculados con el desarrollo de un estilo de vida en equidad, alcanzando transformaciones sociales positivas a largo plazo; en tres aspectos fundamentales; que ayude a las personas a entender lo que pasa (saber), a sentirse parte de la sociedad en la que viven (saber ser) y a conocer cómo pueden participar en los procesos de desarrollo (saber hacer). Pero, además, debe desarrollar la capacidad de aprender a aprender.
En México, la Educación para el Desarrollo Sostenible, se enfoca casi exclusivamente a los fenómenos naturales, sin dedicar la suficiente atención a la necesidad de profundos cambios en los fenómenos sociales que limitan la capacidad para desarrollar un equilibrio con el medio ambiente.
Se deberian realizar estrategias considerando que la educación mejora la salud y la nutrición de todos, y a su vez la salud y la nutrición contribuyen a la calidad de la educación, ya que tiene un impacto en la reducción de las tasas de mortalidad infantil, la mejora de la nutrición y salud de los niños, es un fuerte antídoto contra el riesgo de embarazos precoces y permite luchar contra las grandes pandemias como la del VIH/SIDA, por mencionar alguna.
Debemos considerar que se requiere de un esfuerzo organizado, institucional e interinstitucional, con efecto de cascada, hasta la base, hasta las escuelas más alejadas, tanto para la formación de los educadores, con los mismos rasgos y competencias que se exigen para la labor educativa que se ha caracterizado, como para establecer un sistema de evaluación de la calidad de la docencia, del docente, e institucional, que garantice, que se aprendan tales rasgos en el ejercicio riguroso de sus funciones. Todo sistema requiere planeación, organización, realización de todo eso ya se ha hablado suficiente control y evaluación, según las metas asumidas.
Las escuelas sostenibles permitiran que las nuevas generaciones tomen conciencia desde la infancia de los impactos de la actividad humana en el mundo y la sociedad, y desarrollen las competencias necesarias para crecer de manera sostenible, respetando al otro y al medio ambiente.
Desde esta perspectiva, se debe exigir que el futuro docente sea un ciudadano comprometido, capaz de liderar los nuevos retos que la sociedad le manifiesta. Por este motivo, la estructura académica y formativa de todos los niveles educativos deben contemplar una serie de competencias profesionales relacionadas con el desarrollo de una sociedad más justa, sostenible y económicamente viable.
La conexión que ofrecen el compromiso social y la reflexión sobre la responsabilidad social de la educación, favorece en el futuro docente el ejercicio y desarrollo de su identidad profesional, la autogestión, la promoción de valores personales y su integración en la vida institucional.
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