Educación extendida: El nuevo paradigma.

Mtro. Eduardo Hernández de la Rosa

La educación se ha mantenido quieta, casi inmóvil, durante mucho tiempo, esto lo describo en un artículo anterior titulado: La Educación. Crononauta: Un prólogo para pensar la educación y sus escenarios desde el presente. Sin embargo, es por todos conocido, que en estos “tiempos modernos” la educación tuvo que enfrentar una migración forzada hacia un mundo digitalizado, el cuál es empujado por los cambios en el sector laboral y las necesidades que se plantean por la industria 4.0 y seguramente sus efectos de una oleada al siguiente punto.

Un esbozo simple a la industria 4.0 nos dice que en ella están presentes los elementos siguientes:

  1. La nube
  2. Ciberseguridad
  3. Robots autónomos
  4. Integración de sistemas
  5. Realidad Aumentada, Virtual e Hibrida
  6. Simulación
  7. Fabricación aditiva
  8. Internet de las cosas
  9. Big data y analítica
  10. Inteligencia artificial
  11. Chips RFID

Estos son los conceptos más usuales en el discurso común de una persona 4.0, sin embargo, ¿qué viene para la educación? La Educación al ser concebida como una proceso de formación para el desarrollo integral de los individuos, se sustenta en un principio humanista clásico, sin embargo, ¿qué sucederá cuándo este desarrollo integral este asociado a la realidad laboral? Cuándo se colocan estos elementos, sin duda alguna, no es sencillo, pensar en la educación bajo estos cánones, puesto que su lógica hace pensarnos prepararlos para un escenario de incertidumbre, pero sobre todo capaces de entender que la incorporación tecnológica es necesaria. Preguntas como esta ¿por lo tanto, debo implantarme un chip para estar a la vanguardia laboral? Son algunas que se encuentran haciéndose en varias latitudes que han buscado incorporar tecnología al cuerpo. Sin duda alguna, la respuesta a esta pregunta pondrá a pensar a cualquier persona.

Todo el tiempo, las discusiones acaloradas entre académicos y empresarios radica en la brecha que existe entre una y otra, sobre todo cuando vemos un contexto bastante divergente, solemos recurrir a los viejos sabios para que nos orienten, el punto aquí es que los viejos sabios son el humanismo, que bien o mal nos ha ayudado a sobrevivir en la historia conocida. Aun cuándo Walter Benjamín diga que la historia del hombre, es una historia de barbarie, nuestro desarrollo se debe en gran parte a nuestro humanismo antropocéntrico, no obstante, nos encontramos frente a retos imprescindibles, el primero de ellos, es pensar en una educación 4.0, claramente pensar en ella, es pensar solo en unas clases específicas, pues sabemos de sobra que la brecha digital sigue siendo enorme en todo el mundo.

Si bien la discusión sobre los efectos negativos de un sistema-mundo de orden capitalista son conocidos por todos, es importante que todos reflexionemos el rumbo de ese sistema, dentro del mismo sistema, no podemos dejar de lado eso. Siempre será necesario que las humanidades, doten de horizonte ético a la inteligencia artificial que busca tomar el mundo. ¿Debemos esperar a que la tecnología nos alcance? Pienso que no, debemos hacer cosas ahora, pensar en cómo trabajar desde el punto de vista ético a través de una docencia y aprendizaje extendido, no se puede dejar de lado, que estos avances serán necesarios en algún momento, y no podemos permitir que la desigualdad crezca desde el punto de vista de quienes operan la tecnología y quienes entienden el para qué de la tecnología. Claramente no es lo mismo leer que comprender lo que se lee, mucho se habla sobre estas diferencias y la alfabetización digital.

Una educación 4.0 requiere de la incorporación de prácticas que nos permitan fortalecer nuestra consciencia, la globalización estará siempre presente, pero nuestra tarea desde la educación es combatir la indiferencia, aquella hacia el medio ambiente, hacia el calor de un abrazo, la indiferencia ante un ser vivo sea de nuestra especie o de otra. La “ilusión de la técnica” nos puede distraer, la educación 4.0 deberá ser una educación no solo competente en lo tecnológico y en el uso rebuscado de conceptos y constructos tecnológicos, sino, además, será una educación consciente de su pasado, de la empatía histórica del dolor, amor, sufrimiento y resiliencia de nuestros ancestros humanos y no humanos.

Por supuesto, pensar en una educación extendida, es pensar en un ser humano que comprende las variantes de la vida, sus causas y efectos y consecuentemente su técnica. Pues debemos recordar que, en el arte real del magisterio, siempre se deberá privilegiar el desarrollo de la consciencia, antes que la elegancia superflua de dispositivos que nos ayudan a alcanzar elementos que en otro momento no fueron posibles, pero que también, no se comprenden si no existe una consciencia del otro.

Debemos cuidar que la naturalización de la tecnología, vaya de la mano con la naturalización de la consciencia y del uso adecuado de la técnica, puesto que podemos ser muy competentes, pero atentar contra la vida. La técnica nos ayuda a llegar a quienes no imaginamos, pero también nos expone.

Pensar en una educación extendida, va más allá de amplificar nuestros sentidos, se centra y orienta en el trabajo constante de la reflexión, el análisis y la acción crítica de abordar a la educación desde la consciencia, ayudando con ello en comprender que el instrumento no deja de ser producto, pero que la mente creativa es siempre la que dotará de significado y de acción.

Mtro. Eduardo Hernández de la Rosa.

eduardo.hernandez@soyuo.mx

  • Maestro en Políticas Públicas para el Desarrollo Social y la Gestión Educativa.
  • Maestro en Análisis Regional por el Centro de Investigaciones Interdisciplinarias Sobre Desarrollo Regional (CIISDER).
  • Licenciado en Ciencias de la Educación en la Facultad de Ciencias de la Educación de la Universidad Autónoma de Tlaxcala, graduándose con mención honorífica.
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