Dr. Jorge Gutiérrez Alfonzo.
En un curso ofrecido por miriadax.net, uno de los artículos que proporcionaron estaban expuestos los principios, objetivos y líneas de acción del e-learning, el cual es definido como “la utilización de las nuevas tecnologías multimediales y de Internet, para mejorar la calidad del aprendizaje facilitando el acceso a recursos y servicios, así como los intercambios y la colaboración a distancia”. Esta propuesta tiene los elementos de una educación tradicionalista: un instructor, docente facilitador y un aprendiz, alumno o discípulo. En la educación a distancia, el alumno es quien debe tomar la posición del actor principal; ya no tendrá al guía que le indique cómo resolver cierto ejercicio, cómo iniciar una posible respuesta. El alumno será quien se dejará fascinar por los contenidos, podrá interactuar con otros alumnos de otros lugares y externar su punto de vista y podrá realizar un análisis crítico de otros trabajos teniendo una argumentación lógica.
En esta nueva manera de aprender los dos actores principales de la educación toman nuevos roles, la escuela tradicional pasa a ser parte de la historia. El vínculo afectivo social, se rompe, puesto que el alumno rara vez conocerá a su facilitador o a sus facilitadores. No existirá esa convivencia dentro del salón de clases. Quedarán atrás cuestiones como la forma de vestir del docente, su aspecto físico, el lenguaje corporal, caras, gestos y manoteos, el lenguaje verbal en el que se mencionan las palabras con énfasis, según su importancia. Así mismo, se perderá el lenguaje corporal del alumno, su desgano, su impaciencia, su antipatía por lo que se pretende enseñar.
Antes del tercer mes del 2020, la tecnología en las escuelas tenía un uso en el que se exageraba la exposición sin sentido de materiales visuales, no como una estrategia de apoyo o de generación de conocimientos; solo se utilizaba para demostrar a los demás compañeros de trabajo que se tenía cierto acceso a las TIC´s. Además, se prohibía que los alumnos tuvieran los celulares y lap-top en el aula de clase, so pretexto de que se distraían.
Después del tercer mes del mismo año, que quedará marcado como “el año de la pandemia”, la educación a distancia pasó de ser una herramienta de apoyo a una herramienta para terminar los planes y programas de estudio. Es aquí en donde se debe de hacer un recuento de las limitaciones con las que se usaron las nuevas tecnologías en algunos planteles, como el de Frontera Comalapa, Chiapas, en donde el Internet ofrecido es de mala calidad.
Un maestro que solo utiliza una computadora para hacer oficios o llenar estadísticas, para hacer diapositivas, no se puede considerar un maestro que esté dentro del mundo de las TIC´s. En este momento, ¿los docentes jóvenes deben ser los primeros en estar de acuerdo con la educación a distancia? Se podrían formar dos grupos de docentes: los tradicionalistas y los futuristas. Los primeros, quienes defenderían el aprendizaje en el aula sin el apoyo del e-Learning. Los segundos, quienes estarían a favor de la utilización de la tecnología con base en el e-Learning. ¿Con cuál me identifico según mi edad? ¿Mi edad corresponde a uno de los dos grupos en cuestión? ¿Estoy más abajo o más arriba de alguno de estos grupos? Un reto para el docente, mismo que tendría que identificarse para comenzar a moverse, para comenzar a superar temores y angustias, y así salir de este letargo y poder utilizar la modalidad planteada en esta época.
Para que exista un proceso educativo deben existir dos protagonistas: el impulsor de experiencias y el receptor de éstas. Mientras uno no desee ser parte del proceso, éste no puede ser posible por ninguna modalidad. Así también, los alumnos tienen un reto. Se necesita alumnos que deseen conocer y saber más, que tengan noción de las tecnologías, que sepan navegar en la red, que puedan tener un espacio para utilizar una red inalámbrica y puedan acceder a la educación electrónica, que utilicen las redes sociales: Facebook, Twitter, WhatsApp, Instagram y todo lo nuevo por salir.
En esta modalidad e-Learning, los alumnos deben hacer conciencia con respecto a la honestidad, que sean ellos quienes respondan a las actividades en línea, que exista la cultura del esfuerzo y que cada uno sea capaz de generar su propio conocimiento para que vaya aprendiendo de acuerdo con sus necesidades y vayan generando la base para superar los retos que vienen adelante.
Si existiera una red de Internet de calidad, se tendría la alternativa de aprender de forma diferente. Se podría hacer conciencia que el proceso educativo ya no se gestará como hace tiempo, encerrados en un salón de clases por varias horas; que ahora las cosas han cambiado y que los alumnos pueden experimentar en un mar de información y tener acceso a bibliotecas de todas las universidades del mundo desde una simple banca del jardín de la escuela o desde la biblioteca o desde un espacio deportivo; ya no importa el espacio físico. Es un reto la educación a distancia, un reto para los dos actores principales. Pocos tienen el gusto por el proceso educativo realizado de manera virtual. Ese desinterés se acentúa por la inexistencia de un servicio de Internet de calidad.
¿Qué hace falta para que la educación a distancia sea verdadera?
Un docente con espíritu innovador, con espíritu de cambio, con espíritu de aceptar el reto. Con espíritu para hacer frente a las adversidades enviadas.
Un alumno futurista, un alumno que vea que las cosas cambiaron y que hay nuevas formas de aprender. Un alumno con espíritu de cambio. Un gobierno que se dé cuenta que no se tiene una infraestructura de internet buena, por lo que debemos de exigir ir que se cumpla con lo mínimo requerido para qué tanto alumnos como docentes, tengan los espacios suficientes para completar el reto de la educación a distancia.
Dr. Jorge Gutierrez Alfonzo
Doctorado por Instituto de Estudios Superiores
Maestría en Administración por Instituto de Estudios Universitarios.
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