“Parole, parole, parole”

Lic. Gerardo E. Herrera Alba.

El voto y la promesa.

En alguna ocasión me dijeron que un voto es una promesa, luego permítanme complicarme la vida –una vez más- para darme a entender hoy. Piensa este servidor que comprendemos al decir, por ejemplo: “voto de obediencia”, pero si de pronto vamos al diccionario y buscamos la palabra ‘voto’, no encontraremos enseguida la acepción de juramento. Dicho lo cual, disculparán la muy posible redundancia, y ya que el Tiber (Tevere) pasa por Roma, me valí para titular esta colaboración, del coro de una canción italiana que alude a dos cosas, las “palabras, palabras, palabras” vacías y las promesas incumplidas, coincidiendo con el intento de esta exposición.

La definición elemental de ‘voto’, indica la expresión de una preferencia. Es así que de carácter general como regular, favorecemos con nuestros sufragios a quienes a manera de promesas o no, pero siempre con palabras nos dan opciones. Mientras que prometer es expresar la voluntad de hacer algo por alguien.

En el hilo de lo anterior, convendría pensar en el cómo henos sido educados o tal vez condicionados para escuchar o sólo optar sin analizar las propuestas y promesas de quienes aspiran a convencer para beneficiarse con nuestro voto.

Es interesante cavilar que para votar hay que pensar y para pensar con orden hay que educar en el orden y con esto me refiero a la armonía y coherencia de procesos mentales lógicos.

Cuando educamos para el pensamiento ordenado viene la libertad de pensamiento y esto bien llevado logra un pensamiento independiente, que algunos llaman criterio propio y éste invita a considerar el pensamiento ajeno y en el mejor de los casos a analizarlo y comparar con el propio, en beneficio de encontrar coincidencias, respetando las diferencias y así unificar criterios, lo que difiere de igualar criterios, ya que en uno hay acuerdo y en otro hay sometimiento, voluntario o involuntario. Por eso es mejor el llegar a acuerdos a tiempo donde no los hay. Dicho de otro modo, como no estamos de acuerdo, vamos a llegar a uno.

Hay un punto muy importante en el que no nos estamos poniendo de acuerdo desde hace mucho tiempo y es: qué queremos dar como instrucción en las escuelas para plasmarlo en programas educativos que velen por la formación de los ciudadanos, independientemente de quién gobierne. Pasar al acuerdo, en algo tenemos que coincidir todos. De no hacerlo, viviremos en ciclos de reinicio a capricho de quienes tienen el turno y nos dividiremos en lo esencial como hasta ahora.

Para que no reine el caos hay que tener la voluntad de prevenir el caos y no solamente hacer como que te escucho y tomo en cuenta tus propuestas pero como yo mando ahora, pues te… fastidias. Ni votos ni promesas, sólo palabras.


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