La Respuesta Docente ante los Cambios

Mtra. Judith del Carmen Chan Vazquez

La labor de enseñar se encuentra estrechamente vinculada con la historia de la humanidad. Sin embargo, algunos elementos que permiten caracterizar como profesión a esta actividad, sólo se encuentran a partir de la conformación de los sistemas educativos como resultado de la estructuración de los Estados; la llamada profesión docente constituye, sin lugar a dudas, una de las actividades que nos invita al estudio y a la reflexión a lo largo de la historia.

El campo educativo es uno de los ámbitos por excelencia para el diseño y el estudio de políticas públicas en cuanto a la formación de los ciudadanos, al definir los objetivos de la educación, la organización del sistema educativo y las líneas de acción a seguir (Rojas, 2019).

A pesar de las abrumadoras consecuencias de la pandemia, esta crisis mundial ha sido también un momento extraordinario para el aprendizaje, no solo de los alumnos, sino también de toda la sociedad. Estamos aprendiendo lo adaptables y resistentes que pueden ser los sistemas educativos, los responsables políticos, los profesores, los alumnos y las familias.

Ante esta situación pudimos constatar el apoyo de organismos mundiales que apoyaron de manera significativa para la elaboración de directrices para mejorar la calidad docente, durante lo que fue considero la mayor ola tecnológica de la educación, pero de todas las directrices elaboradas, a la que se le acuño una gran relevancia fue la retroalimentación, algo que con el paso de los años se fue relegando para poder poner énfasis en otros aspectos que se consideraron más relevantes en el día a día.

Conforme se fue retomando esta práctica se fueron dando cuenta que en realidad se fue relegando por la gran cantidad de trabajo y agotamiento que causaba a ambas partes, ya que la retroalimentación en esta nueva ola tecnológica se tenía que realizar fuera de los horarios de clase, lo que hacía mayor carga de trabajo para el docente y doble esfuerzo en cuanto a trabajos para realizar por parte del alumnado.

En tal contexto podemos afirmar que se han establecido elementos de una reforma educativa que asume nuevas perspectivas de educación y que abruptamente tienen la intención de lograr cambios significativos en la dinámica de todo el sector educativo, lo que implica modificar los mecanismos de desempeño de los docentes y con ello lograr cambios significativos en el alumnado, pero aún más en la sociedad que se esta educando.

Los docentes trabajan en un sistema educativo en el que socializan personal y profesionalmente, pero que a pesar de ello no definen desde su origen; su independencia profesional es, en todo caso, una aspiración, una conquista, no un punto de partida. Esta nueva forma de educar, requiere una re-conceptualización importante de la profesión docente y un ascenso de nuevas competencias profesionales en el marco de conocimiento pedagógico, científico y cultural.

Es decir, la nueva era requiere un profesional de la educación distinto; para volver a construir sistemas educativos más sólidos, donde se tendrán que aplicar las iniciativas de enseñanza que han demostrado ser eficaces durante la fase de aprendizaje a distancia e integrarlas en el sistema educativo ordinario.

Es necesario hacer notar, que dentro de un conjunto de líneas generales, las reformas de la educación operan como un mosaico de propuestas: en algunos países se avanza más en unos temas, mientras que en otros el énfasis se hace sobre otros aspectos; por ello considero fundamental empoderar a los docentes, invirtiendo en el desarrollo de las habilidades necesarias y en su capacitación para poder así explotar todo el potencial del aprendizaje desde donde se requiera ya sea a distancia, presencial o de manera híbrida.


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