La política pública en educación promesa para la mejora

Dra. Martha Maricela Galicia Lira.

Hablar de educación en México para quienes somos formadores, investigadores y apasionados del trabajo en las aulas, es sinónimo de hablar de esperanza, igualdad, libertad, oportunidades y futuro, pues sabemos los procesos de cambio en las sociedades se originan en las escuelas, emergen de las reformas educativas y, en consecuencia, los tomadores de decisiones deben ser conocedores de la materia.

Quizá por ello, es Castro, et al. (2017, párr. 20) quien expresa la política pública en educación es entendida como “el conjunto de preceptos impuestos por un Estado en calidad de principios rectores del accionar del sector educativo”, los cuales actúan en el ámbito público y privado, en el territorio que cubre su jurisdicción y necesita de la participación de todos los actores educativos para responder a los intereses de la sociedad.  

Lo anterior, con la intención de dar respuesta a la serie de circunstancias que afecten el logro de los objetivos nacionales e internacionales; es decir, el fin de la política será enfrentar los desajustes sociales presentes en educación y ligados a los actores  educativos (maestros, alumnos, padres de familia).

Sin embargo, en el caso mexicano, es menester tener presente que mejorar las condiciones de educación requiere mucho más que reformas por sexenio, aumento o reducción de presupuesto, dar materiales educativos de apoyo a las familias, más becas, incluso esperar que nadie se quede fuera.

Al respecto en el Centro de Estudios Espinosa Yglesias (2019) se refiere a este tema como vital considerar en los programas vigentes, así como entrantes; acciones para  dar seguimiento y evaluar sus alcances con el propósito de adecuar todos los proyectos y lineamientos a las necesidades reales de la sociedad; es decir, usar indicadores de logro o instrumentos que ayuden a tener certeza de lo que se está haciendo tiene resultados.

Por lo anterior, es a inicios del ciclo escolar 2022 – 2023, que las transformaciones en política educativa se han centrado en la tarea de los maestros  como esa promesa para la mejora, porque son ellos quienes desde sus trincheras iniciarán los diseños de escenarios para crear laboratorios de saberes, involucrar a los padres de familia en los aprendizajes de sus hijos, integrar a la sociedad para consolidar el sentido de identidad y amor por la escuela y lo más importante: capacitarse en los mecanismos para implementar esos pasos para la nueva escuela mexicana.

Nueva Escuela, en la cual:

  1. Emprenda acciones para atender los resultados de los indicadores nacionales, en lo macro, es decir, cubrir las condiciones de falta de equipamiento e infraestructura, carencia de personal (docente y directivo), asignación oportuna, entrega de materiales, cubrir el suministro de agua y energía eléctrica.
  2. Atención en lo meso, al interior de las instituciones con asesoría y acompañamiento pertinente para el personal de las escuelas. Capacitando al personal en materias no solo pedagógicas (cómo operar la reforma en las aulas) sino psicológicas, tecnológicas, legales y de primeros auxilios, entre otras.

Además de reforzar elementos clave en el funcionamiento de los centros escolares como  el liderazgo y gestión de todos los actores escolares.

  • En lo micro, la incorporación de pedagogías disruptivas que nazcan  a partir del ingenio, creatividad, pensamiento crítico e innovaciones de los maestros en compañía de sus alumnos.

Por lo tanto, el desafío es gigantesco, pues ante el próximo ciclo escolar la educación, pedagogía y política pública demandan poner manos a la obra en mejorar la asistencia, disminuir la desafiliación, recuperar matrícula, mejorar los servicios de las escuelas, disminuir el número de personas que no saben leer ni escribir, incrementar el número de docentes especialistas, mejorar la formación continua de los docentes.

¡Vaya reto! ¿Cómo dar respuesta? Sencillo, con conocimiento y acción, los maestros del próximo ciclo escolar poseen competencias en tecnología, en educación socioemocional, en el currículo y hasta en perspectiva legal.

Son ellos quienes atendieron a la población estudiantil en una escuela virtual, después híbrida y ahora presencial. Esos maestros con sus limitantes, pero con toda la entrega enfrentarán el nuevo ciclo escolar, esperemos las autoridades se pongan a la altura para apoyar y acompañar en esta faena de formar a las siguientes generaciones.

Referencias

Castro, W. R. A., Montes, L. P., & Vera, G. R. (2017). Políticas públicas y educación superior: Análisis conceptual del contexto colombiano. Revista Venezolana de Gerencia, 22(79), 467–485. https://www.redalyc.org/journal/290/29055964008/html/

CEEY, P. (2019, marzo 26). Políticas públicas para mejorar la educación en México. Centro de Estudios Espinosa Yglesias. https://ceey.org.mx/politicas-publicas-para-mejorar-la-educacion-en-mexico/


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