Mtra. Ana Verónica Villarroel Márquez
Sin duda, la llegada de esta pandemia nos sorprendió a todos. Vino a demostrar que la sociedad globalizada no está preparada para un evento de esta magnitud, ya que ha prevalecido la individualidad sobre el colectivismo o el compromiso social.
Actualmente, esta situación nos ha enseñado a contrarreloj a manejar las tecnologías y la información de una manera diferente, con el fin de dar continuidad a las clases y así evitar que nuestros alumnos perdieran su ciclo escolar. Sin embargo, tanto para ellos como para los docentes, no ha sido un proceso fácil, ya que la premura de la situación ha generado que se actúe conforme a la inmediatez y no siempre conforme a las necesidades académicas o sociales individuales.
Teniendo en cuenta el punto anterior, esta pandemia también ha sacado a la luz uno de los principales problemas que tiene América Latina: las amplias diferencias sociales entre los individuos. Esto se ha visto reflejado en la disparidad de condiciones a la hora de enfrentar la enfermedad y seguir los protocolos de aislamiento establecidos por los gobiernos, ya que para aquellas personas que viven al día y que no cuentan con los servicios mínimos, es difícil seguir las pautas impuestas. Así que por mucho que se diga que la educación sigue de manera digital, son muchos los que no pueden formar parte de este tipo de enseñanza, ya que para empezar no cuentan ni con las herramientas necesarias para acceder a ella.
Esta situación la sufren tanto docentes como estudiantes y desgraciadamente no se han tomado las medidas necesarias para poner fin a este problema. Si antes del Covid-19, los aprendizajes entre niños y adolescentes no se lograba, con la llegada de éste la situación se ha hecho más difícil, ya que no sólo se están perdiendo los objetivos educativos deseados, sino que también está afectando a las relaciones interpersonales y actividades de ocio y entretenimiento normales de los más jóvenes.
Por otro lado, las relaciones interfamiliares también se han visto alteradas por la pandemia, ya que el aislamiento social ha hecho que el teletrabajo y la educación en línea o desde casa, sea lo predominante en este momento. Así que las horas dedicadas al estudio o al trabajo se han duplicado o incluso triplicado, ya que ahora ya no existe una limitación clara o tan establecida como lo había antes con las jornadas presenciales. También, las labores domésticas y responsabilidades dentro de los hogares se han mezclado con las exigencias diarias del trabajo y la educación de los hijos, haciendo que la separación social que había antes del confinamiento entre lo público y lo privado se fusione ahora en un mismo espacio. Así por ejemplo, la sala de casa puede llegar a ser a su vez sala de juntas, aula de clase, lugar de hacer tareas, así como espacio de entretenimiento.
Sin embargo, hay que recalcar que en momentos como éste, es importante conservar los tiempos de ocio y descanso, así como mantener un buen desarrollo de las habilidades socioemocionales tanto para el bien personal, como para el bien común de nuestro entorno.
Está claro que hemos tenido que adaptarnos rápidamente a esta nueva situación y que no todos disponemos de los mismos recursos para afrontar la educación y el trabajo a distancia, pero lo que sí se ha demostrado de manera general es que la disposición tanto de trabajadores y estudiantes es más que evidente, y es algo que tenemos que aprovechar en una circunstancia como esta para dar lo mejor de sí.
Somos una sociedad imperfecta, individualizada y con muchas deficiencias, pero si actuamos de manera sensata, podremos aprender de esta pandemia y decretar medidas más inclusivas y equitativas para proteger a aquellos sectores sociales más vulnerables.
Desde el plano educativo, instituciones, profesorado, estudiantes y gobiernos están aprendiendo a pasos apresurados por el contexto actual que enfrentamos, pero la lección que debemos aprender es que no podemos seguir reproduciendo y arrastrando los mismos errores sociales y académicos de los últimos años, así que si queremos un verdadero cambio, debemos perseguir la verdadera inclusión y combatir las diferencias sociales que tanto nos separan como seres humanos, para así construir un futuro más amigable, no tanto para nosotros, los que estamos ahora, sino para los que vienen.
Bibliografía:
https://blogs.worldbank.org/es/education/educational-challenges-and-opportunities-covid-19-pandemic
Mtra. Ana Verónica Villarroel Márquez
- Licenciatura en Historia por Universidad de Vigo (España).
- Master en Estudios Latinoamericanos: Cultura y Gestión por Universidad de Granada (España)
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