Inteligencia

Dr. Jorge Gutiérrez Alfonzo

Ya hay camino…

Hablar de inteligencia artificial nos remonta al momento cuando los maestros no querían utilizar la calculadora como herramienta para facilitar el aprendizaje de las tablas de multiplicar. Costó para que los maestros vieran la calculadora como un apoyo. Una de las medidas implementadas se basó en que ”lo importante [era] que [los alumnos realizarán] el procedimiento, aunque no se [supieran] las tablas”. Se vició tanto este pensar que a final de cuentas los alumnos ni supieron realizar el procedimiento ni se aprendieron las tablas de multiplicar. En la actualidad, las herramientas surgidas de la inteligencia artificial han inundado la escuela. Existe una infinidad de aplicaciones, plataformas, simuladores que los docentes se ahogan en ese mundo sin poder aterrizar una metodología con la que se logre un aprendizaje que ayude al alumno a ser crítico y reflexivo, a que no sea solamente un poseedor de conocimientos, si no que, por el contrario, sepa cómo actuar ante los retos que se le presentan.

En un diagnóstico elaborado a partir de una encuesta aplicada a alumnos de cuarto y sexto semestre del nivel medio superior, se indica que ocho de cada 10 alumnos trabajan en su casa las actividades en línea, por no tener datos con los cuales trabajar en la escuela. Ante esta deficiencia, resulta difícil que los alumnos, en la escuela, se sientan atraídos por las nuevas herramientas disponibles por medio de la Red. Es perceptible que se hace necesario el apoyo institucional para tener internet en la escuela.

Otro intento para colocar la inteligencia artificial en la educación básica fue el que se dio con las aulas virtuales (enciclomedia). La tecnología superó al maestro: quedó grande la yegua. No se supo qué hacer en el salón de clases ante una enciclopedia virtual. No se tenía el conocimiento necesario en computación con el que se pusiera en acción esa herramienta. No se pudo rechazar que se utilizara porque fue una tecnología asignada por la SEP; lo cierto fue que no se aprovechó para fines educativos. Los equipos se volvieron obsoletos en poco tiempo por el desuso, y el maestro nunca intentó actualizarse, saber sobre computación y los usos del internet.

El aprovechamiento de las “Tics” se produjo cuando los maestros exigieron que se instalaran proyectores en los salones para transmitir diapositivas, alguna película o algún documental. Algunos docentes ya se acercaban a la computadora y al celular, pero no con fines didácticos. El maestro Alfonso Monterrosa se dio a la tarea de impulsar que las herramientas tecnológicas estuvieran presentes en el aula. Con claridad, les preguntó a sus alumnos si deseaban usar aplicaciones para convertir unidades físicas o si esas operaciones las hacían de manera tradicional. La respuesta fue contundente: con aplicaciones. El maestro les habló de algunas aplicaciones conocidas e indicó que si lo deseaban podían utilizar el buscador de colores.

A pesar de la respuesta, las conversiones en los ejercicios en el aula se siguieron haciendo de manera tradicional. Los criterios de evaluación fueron los siguientes: actividades presenciales 25%, actividades en línea 25%, examen presencial 25%, y examen en línea 25%. El maestro sabe que las actividades en línea tienen que hacerse en casa, porque la mayoría tiene ahí acceso al Internet. Son más de 10 años que el maestro ha intentado trabajar con plataformas y aplicaciones en el salón de clases, una labor que se ha complicado. Los alumnos no están dispuestos a utilizar el Internet y sus dispositivos para trabajos educativos ya que en el mismo diagnóstico sólo el 25% indicó que lo utilizaba para estos fines.

En un trabajo para la materia de estadística un equipo de sexto semestre realizó una encuesta para determinar qué tan adictos al celular eran los alumnos de la escuela. La encuesta se realizó vía digital y se obtuvo que un 26% de los alumnos lo usan para hacer tareas. Las redes sociales son en donde más invierten el tiempo, en un 76%. Tristemente, el 70% indicó que no aprovecha ninguna plataforma educativa. Son aproximadamente cinco horas que permanecen en el celular.  ¿Existirá alguna similitud entre maestros y alumnos? ¿Aplica aquí aquel dicho que dice “que los alumnos aprenden de sus maestros”?

El maestro Alfonso colocó en un examen en línea la siguiente pregunta: “Un automóvil viaja a 60 Km/h.  y otro a 37.28 Mill/h. ¿Cuál es la velocidad mayor en ft/seg?” Con esta pregunta se pretende que el alumno identifique la velocidad de cada automóvil, para ello puede hacer uso de la aplicación para convertir las dos velocidades a ft/s. El 34% de los alumnos hizo de manera correcta la conversión de las dos unidades. Esto nos indica que no por tener las aplicaciones disponibles pueden contestar con exactitud las preguntas, siempre y cuando éstas tengan un grado de dificultad para analizar las palabras empleadas en ellas.

El subdirector de una de las escuelas de educación media de esta región se dio a la tarea de buscar una plataforma en donde pudieran colocarse los horarios, maestros, grupos de alumnos para interactuar. La halló y la implementó en su fase de prueba. Mientras estuvo disponible, algunos docentes efectuaban actividades con los alumnos, La plataforma se dejó de aprovecharse por el costo anual que había que pagar para tenerla disponible. Los demás directivos no vieron conveniente invertir una cantidad económica para seguirla utilizando.

En la otra institución de educación media se empezó a trabajar hace más de dos años con una compañía internacional. Existieron inconvenientes con las cuentas institucionales por un cambio de nombre. Varios alumnos de sexto semestre han tenido problemas para ingresar a la plataforma. Hoy en día los alumnos de cuarto semestre ya no tienen cuenta oficial. Nadie en la escuela da razón de lo que sucede. Nadie sabe quién es el encargado de crear esas cuentas para que se trabaje en esa plataforma educativa.

Hablar de inteligencia artificial en el aprendizaje es hablar de un aspecto que está ahí pero que ni maestros ni alumnos lo asimilan como tal. Los alumnos no creen que “Siri o Alexa” pueda ayudarles con las tareas. Se hizo la prueba en un examen presencial. El maestro Monterrosa les hizo el comentario a sus alumnos: vean si “Alexa o Siri” les pueden ayudar a resolver los ejercicios. ¿Puede, pues, maestro?, preguntaron los alumnos asombrados. Al momento, el 20% que tiene acceso a Internet empezó a preguntar por la solución del ejercicio. La respuesta del dispositivo fue clara: “estoy trabajando en ello”. La solución esperada no fue expuesta. “Ya vio, profe, no se puede”. El maestro les explicó que se debe formular la pregunta de tal manera que el artefacto pueda encontrar una lógica para obtener la respuesta que se desea. El maestro les dijo: “Intenten el fin de semana. Lo platicaremos el lunes”.

En la Nueva Escuela Mexicana está expuesto ya el nombre en la currícula: “cultura digital”, y vaya que sí hay que cambiar la cultura del uso del teléfono. ¿Estarán dispuestos los alumnos y maestros para este desafío? ¿El gobierno tendrá al proveedor de la plataforma para alojar las cuentas de maestros, alumnos y administrativos? ¿Se trabajará de manera eficiente y que no se haga tedioso el estar en la oficina dentro de un montón de papeles? Ya se sabe que el Internet sólo puede ser necesario una vez que se puede trabajar sin conexión y que al momento de conectarse a la Red se hagan los cambios indicados.

¿Qué tan dispuestos están los docentes para salir del confort de enseñar a la antigua? ¿Qué tan decididos están los alumnos a dejar de jugar en los aparatos móviles para atender cuestiones académicas? Sin duda la SEP ya tiene implementado un plan de trabajo para hacer que todos los que están inmersos en el medio educativo empiecen a transitar hacia el  camino de la inteligencia artificial con el ánimo de realizar tareas eficientes y de optimizar los recursos que se tienen. Ya está el camino, ya se ha ganado experiencia; ahora, hay que lograr que la inteligencia artificial sea una herramienta  para el aprendizaje, disponible en cualquier lugar de la República Mexicana.


Sé el primero en comentar

Dejar una contestacion