¿Humor y Creatividad, en el Aula?

Arlenis Olivero Carrillo

Si el Maestro, es una persona egoísta, entonces no es un verdadero Maestro. Porque ha utilizado la educación como un medio para su Ego. Eso no es ser un verdadero Maestro, eso no es ser un auténtico facilitador del conocimiento, solo son Técnicos en Educación, con la cabeza colmada de mil teorías, sin humanidad, no son creadores, son compositores, componer es diferente a Crear.  

Están constantemente presumiendo y pelándose entre ellos, todos piensan que son el Mejor. El ego es como una roca alrededor de su cuello, cuando no hay ego, no tienen peso.

El verdadero Maestro desaparece en el Aula, se integra con su Alma y aparece el Creador, ese Ser Humano Íntegro, ese  Maestro que facilita el conocimiento, con gracia, con alegría, con arte, con humor, con empatía, que tiene la capacidad de contemplar desde la compasión a sus alumnos, que es capaz de entender su lenguaje corporal, su mirada, su paso, escuchar su tristeza, contemplar sus miedos, su pedido de auxilio, entender su ira, manejar su enojo, abrazar sus miedos y a enseñarles cómo enviar a los Miedos a la cama sin cenar, en paz y sonriendo.

Prohibido alimentar a los Monstruos

Maurice Sendak y su libroDónde Viven los Monstruos (1963), me acompañan solemnemente desde hace años, utilizo el libro como herramienta para romper el hielo en el aula e introducir el tema de los Miedos. Es muy graciosa la reacción de niños, adolescentes, jóvenes, adultos, altos gerentes, ejecutivos, cuando pregunto, ¿desde cuándo no les leen un cuento?

Después de leer el cuento, donde se cuenta la historia de un niño que se comporta como niño, hace tremenduras, le responde a la mamá y lo castigan, este libro, presenta una niñez no idealizada, ni idílica, presenta la niñez real, abordamos con cada niño el tema de sus miedos, los clasificamos, los exponemos, los comparamos, les cuento de mis investigaciones, se ríen de algunas respuestas, los invito a leerles el cuento a sus alumnos, poner manos a la obra y hacer la prueba, sorprender a sus alumnos, cambiándoles la película, rompiendo la rutina y dejándoles crear un ambiente propicio para aprender.

Cuando le dices a un niño que es válido sentir miedo, que millones de personas, también sienten miedo, que tú como Maestro, también sientes miedo y eres vulnerable, entonces el niño aprende a no alimentar a sus miedos y a enviarlos a la cama sin cenar, sin alimentarlos, como en el cuento.

Aprender, no es competir

En la educación formal se le enseña al niño a competir, se premia al que termina primero, no se da espacio a la contemplación, ni a la quietud del pensamiento, a la inspiración,  la imaginación, cada vez que un niño es evaluado, se crea un clima de alta tensión, cada alumno siente la espada de Damócles sobre su cabeza, ese maestro esperando para ver si el alumno no entendió, en lugar de ser un momento pacífico, donde cada niño te cuente, con sus palabras lo que fue capaz de razonar, el momento de la evaluación debe ser un momento de celebración, donde estás ahí para ayudar, colaborar y hacer todo lo posible para que todos los alumnos lo logren.

Cada niño tiene un ritmo, un tono, una forma, un beat, debemos interpretarlo, sentirlo, atenderlos con la intención de resolver sus dudas, dejando que lo intenten y que sepan que estarás ahí para ayudarles, para tender los puentes necesarios entre ellos y el conocimiento.  No es más inteligente el niño que hace un examen en un dos por tres, a uno que se toma los 45 minutos que le diste para resolver. Enseña a tus alumnos a aprender a su ritmo, no hay que forzarlos, ni compararlos, cada uno tiene una forma y es único. 

Enseñar en la Ruralidad.

En 2014, decidí volver a mi Azulita Bonita, un pueblito andino de 156 años, a 1600 metros sobre el nivel del mar, con un casco central, 24 aldeas. He trabajado como voluntaria con los niños de la Aldea San Luis, con quienes, bailamos cantamos, actuamos, sembramos, escribimos, colaboramos con los Niños Especiales, pasamos momentos únicos e inolvidable ensayando y saliendo a escena.

2020-2022 Generación Post Covid

En 2020, llegó la Pandemia, y nos cambió la vida, la cotidianidad, nuestros hábitos, costumbres, la forma de saludar, de comportarnos, nos encerraron, a convivir, a ver a los nuestros, a resolver en casa, a estar en casa, los niños, enloquecieron, no hay clases, no hay amigos para jugar, todos están escondidos, paranoia, no toques, no comas, no nada, no a todo.

Los niños Post Covid, aún están lidiando con las consecuencias de la pandemia, en un país como Venezuela, con un sistema educativo rancio y vetusto, donde hay que pasar a los niños de grado, aunque no sepan nada, esta generación post pandemia, está plagada de niños frustrados, maltratados, ávidos de crear y liberar el estrés, niños que en 2020 estaban en segundo grado, ahora deben enfrentarse al cuarto grado, sin haber terminado el segundo, ni el tercer grado.

En la ruralidad en nuestros países, se dibujan distintos paisajes, pero se viven las mismas experiencias, cada maestro, cada día vive su humanidad, su rol en la familia, con sus deberes, con sus formas, puertas adentro, todos son seres humanos.

Reír o no reír en el aula, he ahí el dilema.

Reír no es sinónimo de desorden, ni de burla, ni de caos, reír es un derecho humano, reír es libertad, reír es celebrarnos, reír es motivar, reír es llenarnos de energía, reír es crear un espacio ideal para aprender y para enseñar. Todos tenemos miedo al rechazo, al ridículo y al fracaso, más un niño que aún no sabe manejar la emocionalidad entorno a estas nuevas experiencias.

Si llegas al aula con una buena actitud, si aplaudes a cada uno de tus alumnos por asistir a clases, si cada alumno aplaude a sus compañeros, ya estamos creando el ambiente ideal para que todos colaboren, si estás pendiente de cada uno, individualmente, desde el amor, desde el dar, ellos serán recíprocos. Ser creativos es canalizar las emociones de manera correcta, es libertad, es resiliencia.

Si los maestros llegan a las aulas sensibilizados, de buen humor y con disposición a crear, la disposición y el humor de los niños por aprender, también cambia para mejorar la recepción de conocimiento.

He probado el humor y la creatividad en el aula una y otra vez, y cada vez los niños reaccionan, con alegría, entusiasmo, participación, libertad, a su ritmo, a su manera.

Los niños necesitan ser escuchados por maestros imperfectos, vivos, alegres, creativos, sin miedos, sonrientes, amables, humanos, decentes, honestos. Maestros que lleguen a las aulas con una lista de lo que van a hacer y otra lista más larga de lo que no deben hacer, para tratar humanamente a los niños.

En esta época reforzar nuestras Fortalezas de Carácter, nuestros valores, se hace más que necesario, debemos ser una mejor versión de nosotros, actualizada en este mismo instante, tomar conciencia de la responsabilidad que tenemos como maestros .

Estimo necesario que los docentes accedan a herramientas que les permitan canalizar sus emociones, reconectarse con su vocación, con su humanidad, que le hagan feliz, que lleven esa felicidad a las aulas, que su amor, alegría y compasión toque a cada niño que este en su clase. Deben los maestros reconectarse con su Humildad, Sensatez, Paciencia, Tolerancia, Humor, Alegría, Creatividad y Amor por su Vocación.

Cada vez que llegues al aula, mira a cada niño como un pentagrama, un lienzo o una roca, digna de convertirse en una gran obra de arte, con tu ayuda y conocimiento.


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