¡Hispano, sí!

Lic. Gerardo E. Herrera Alba.

¿Y si lo que nos contaron no fue del todo cierto?, ¿y, si nos educaron con la idea falsa?

Cimbran los cimientos, la sangre hierve… una ola avanza… ¿despierta la hispanidad dormida?; amenazada, censurada, la más temida y por desgracia acomplejada.

Recordando a Don Zacarías de Vizcarra (1880 – 1963), la palabra “hispanidad” está referida al ámbito lingüístico, desde el siglo XVI; y probablemente desde el siglo I al modo propio de hablar el latín de los hispánicos, que se diferenciaban de los romanos. Este sacerdote español tuvo la iniciativa de designar a los días 12 de octubre como “fiesta de la de hispanidad” en contraposición de la denominación de “día de la raza”, propuesta por el presidente de la República Argentina, Don Hipólito Yrigoyen, desde 1917.  Así, la hispanidad es el conjunto de pueblos de origen hispánico y a su vez, el conjunto de cualidades morales, culturales y espirituales que distinguen a estos pueblos de otros. Porque, se entiende que lo hispánico es una cultura y no propiamente una raza.

Si lo anterior nos une, ¿por qué separarnos con el cuento de una mal conquista?, no entro hoy en el debate que para eso ya hay quién cortando tela y mucha, sólo ahí dejo lo siguiente:

Don José Vasconcelos, rector de la Universidad Nacional Autónoma de México (1920 -1921) y primer secretario de Educación pública en México (1921 – 1924), nos dice que la conquista la hicieron los mismos pueblos indígenas.

Quejas y reclamos, reclamos y quejas… por cierto en lengua española… ¿pensando en español en contra de lo hispano? Irónico es… ¡vaya sino!… Porque yo pienso en español, me lees en español, codificamos y decodificamos en tal. Viene siendo ya la hora de aceptar lo que se es y la herencia recibida, que es más lo bien acomodado que un fantasma acomplejado que “olvida” lo mezclado.

Mis alumnos dicen y maldicen, mis profesores lo ocultaron e ignoraron, y no quisiera ver la triste querella en la que hermanos siguen querellando, si fue o no fue del pasado que del pasado ha sido y fue, que futurible no es lo que fue sino lo que se aprende del ayer hacia otra alborada. Porque si hoy la verdad no sé, nunca seré la verdad de mañana.

Y diciendo de ironías ya en tono jocoso, no sin antes cuidadoso, este hispano mexicano pretencioso, recordaré a don Pedro Muñoz Seca, cuando, sólo un hispano podría darse muerte como hispano por locura y mal de amores, como Don Mendo quien se mata a sí mismo diciendo, Menda (el que habla), y que sólo sea en un astracán, ¡por mil amores!