CAPACIDAD PARA LA ENSEÑANZA

Dra. Marisela Rivera Montoya

En la actualidad, se puede observar, cierta exigencia en la preparación de los docentes en todos los niveles educativos, quienes tienen que presentar evidencias de los procesos educativos, es decir poseer capacidad para la enseñanza. No es la excepción el nivel superior donde se supone que el profesor debe dominar los saberes en relación a las unidades didácticas que le corresponde impartir. Los currículos académicos plantean el desarrollo de competencias, lo que supone que las formas de actuar de los docentes correspondan a los diversos modos de aprender de los estudiantes, además de dirigir la enseñanza lo que implica intervenir en los procesos grupales y desarrollar un compromiso con la formación del estudiante.

Se supone que los docentes deben poseer ciertas capacidades, dentro de las que se destaca la de dominar los saberes a enseñar, pero la cuestión es ¿cómo se mide ese dominio?, si en nuestro contexto inmediato observamos que en algunas de  las Instituciones de Educación Superior (IES), los alumnos recién egresados son los que están integrando el relevo generacional del personal docente, aun cuando carecen de una formación pedagógica y conocimientos sólidos del área que les asignan para su desarrollo. Ahora bien si nos referimos a la capacidad de actuar de acuerdo con las características y las diversas formas de aprender de los estudiantes, se tendría que elaborar diagnósticos y tipologías de los alumnos que  integran cada uno de los grupos.

Si partimos del supuesto que el profesor debe dirigir la enseñanza en el aula y gestionar en la clase, de tal forma  que le permita establecer una dinámica grupal de aprendizaje a partir de una organización efectiva del trabajo escolar, tendríamos que preguntarnos  quien se encarga de dar seguimiento a estos procesos, cuando la realidad es otra, y en el nivel superior se parte de la libertad de cátedra de los maestros y no existe una instancia que garantice el logro de aprendizajes efectivos en los estudiantes, a partir de una capacidad probada del docente.

Existe otro aspecto que el docente debe considerar para el desarrollo del aprendizaje, es la capacidad para intervenir en el escenario Institucional y comunitario que en el caso de algunas facultades de educación superior como ejemplo la de Trabajo Social donde están implícitos en el proceso formativo de los estudiantes. Sin embargo nos inquieta la capacidad profesional de los docentes, refiriéndonos a la construcción compleja de saberes y formas de acción que le permitan intervenir en las diversas situaciones educativas que debe comprenderlas, interpretarlas y situarlas para poder lograr la tarea de enseñar.

Promover aprendizajes de una manera adecuada y eficaz, resolver los problemas que se presentan en forma cotidiana en la labor docente son capacidades que se deben desarrollar a lo largo del proceso de enseñanza, y son características de un docente experto por lo que podemos afirmar que muchos de los docentes que laboran en nivel profesional, carecen de esa expertiz. Como lo señalamos anteriormente, son varias las capacidades que se requieren para actuar en forma efectiva en las diversas situaciones que se presentan al momento de desarrollar un proceso de enseñanza, lo que implica que los docentes deben desarrollar estas capacidades, para garantizar una intervención efectiva aun cuando esta sea compleja.

En este sentido los docentes deben recibir apoyo para su desarrollo profesional por las Instituciones de Educación superior, los equipos directivos, recibir asesoría de colegas experimentados y con capacidades profesionales, es decir de aquellos que son reconocidos por lo que saben y por lo que hacen, es decir por poseer competencias para desarrollar el proceso de enseñanza.

Así pues podemos concluir que el proceso de enseñanza se inicia necesariamente en una circunstancia en la que el docente comprende aquello que el estudiante ha de aprender y por supuesto la manera de cómo debe enseñarle, que los lleve a generar procesos de conocimiento compartidos y arribar además a una nueva comprensión por parte de ambos. La enseñanza debe entenderse como un proceso donde interactúan el profesor o docente, el alumno o estudiante y el objeto de conocimiento.

En las aulas universitarias donde se imparte de educación Superior se supone rebasada la tradición enciclopedista, donde el profesor es la fuente del conocimiento y el alumno solo tiene un papel como receptor ilimitado del mismo. Donde el proceso de enseñanza se realiza por la trasmisión del conocimiento del docente hacia los estudiantes mediante la utilización de algunos medios y técnicas. Sin embargo todavía se observan maestros que aplican este método o tradición.

Sin embargo para las corrientes actuales de los procesos de enseñanza como la cognitiva el docente se convierte en un facilitador del conocimiento, interactuando con el estudiante y sirviendo como nexo entre ambos, por tanto debe lograr que el estudiante adquiera un compromiso con su aprendizaje y por tanto sea el de la iniciativa en la búsqueda del saber.

Dra. Marisela Rivera Montoya

maestra_uas@hotmail.com

  • Doctora en Trabajo Social con acentuación en sistemas de salud, por la UAS.
  • Maestría en Trabajo Social con Mención honorífica.
  • Licenciada en Trabajo Social.
  • Licenciada en Derecho.
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