Es más fácil prohibir…

Dr. Jorge Gutiérrez Alfonzo

No cabe duda de que muchas veces se toman decisiones sin ver más allá de la problemática. Es más fácil prohibir que modificar las estrategias de aprendizaje. No se quiere capacitar para que en el salón de clases se trabaje con tecnologías. No se desea invertir tiempo y esfuerzo en modificar el pizarrón y optar por una aplicación o una plataforma que ayude al estudiante a acceder a mayor conocimiento. En algunos salones de clases no se puede utilizar el celular para trabajar las Unidades de Aprendizaje y es fácil decir que la tecnología la pueden usar en casa, en horas adicionales a las que están dentro de la escuela. Los alumnos emplean trucos para sacar el celular y utilizar las IA en la solución de ejercicios; copian únicamente lo que muestra la IA, sin analizar el resultado y sin escribir humanamente la respuesta.

Es más fácil negarse a llevar una nueva metodología que, como docente, actualizarse y entender lo que la Nueva Escuela Mexicana plantea. Si bien es cierto, la costumbre nos lleva a decir que las progresiones están revueltas, que no tiene sentido lo que se propone, que es mejor lo que estaba antes, aunque esa enseñanza solo la obtengan los alumnos sin que los lleve a reflexionar sobre lo que realmente se desea ser.  Realizar actividades transversales, emprender una sola actividad que sea evaluada realmente por los docentes, un solo producto al gusto del alumnado.

En la actualidad, se pretende que los alumnos razonen acerca de la importancia de separar la basura orgánica de la inorgánica, con el propósito de que les sirva a sus compañeros de cuarto semestre para emprender una composta y tener abono orgánico, y que sean los alumnos quienes comercialicen el producto final. La planeación se realizó con los docentes antes del inicio del semestre. ¿Qué tan dispuesto está el estudiantado en trabajar con este tema del medio ambiente? ¿Qué tanto interés tiene el alumno en estudiar, cuando se sigue la misma metodología de años atrás?

Los estudiantes desean ver algo diferente en el salón de clases, desean tener alternativas de aprendizaje; ante estas expectativas, es más fácil prohibir el uso de la tecnología en el salón de clases.  Ya no proyectar contenidos mediante un cañón, eso ya es obsoleto. Quizás lo novedoso para los alumnos de estos lugares sea trabajar de manera colaborativa con el auxilio de un drive (nube virtual), donde cada integrante de los equipos aporte sus conocimientos. O tal vez, producir un TikTok donde exprese sus ideas o realizar un podcast o tener su propio canal de YouTube. Quizás si sus maestros lo hicieran, si le enseñaran de esa manera, su interés aumentaría y tendría el sentido crítico para elegir entre un juego que no le aporta nada o uno donde logrará desarrollar habilidades cognitivas. Pero es más fácil prohibir la innovación en el salón de clases que modificar las estrategias de enseñanza y aprendizaje.

El humanismo como manera de potenciar la educación no es más que una propaganda política, es querer hacer sentir al estudiantado como un ente que es el centro del universo, en donde todo lo demás gire a su alrededor. Ser el alumno el centro de atención, cuando a ese alumno se le sujeta a una serie de reglas tanto en la escuela como en el salón de clases, someterlo a una metodología quizás obsoleta. No tiene elección, debe supeditarse a ello.

Debería implementarse en educación media la opción de que el alumno elija a sus maestros, que escoja al que más se adapte a sus necesidades, a sus gustos, solo así se podría tener una educación humanista, una educación centrada realmente en los imperativos de cada uno de los educandos; seleccionar las materias que realmente le vayan a servir. Si al estudiante le gusta la música, pues que las materias sean con todo lo que tiene que ver con la música, la música vista desde todas las Unidades de Aprendizaje Curricular, así como si le gustara el baile, el teatro, los deportes. En este caso, los docentes deberían preparase para atender las necesidades del estudiantado. Pero es más fácil implementar reglamentos que cambiar paradigmas.

En los documentos oficiales exclusivos de la educación básica, enviados por la Secretaría de Educación Pública, el concepto de humanismo está centrado en el alumno; él debe ser libre para escoger lo que quiere ser, situación que nos podría llevar a un caos social, no se habla de conocimientos, de adquirir saberes, se habla de ejercer derechos que tendrán que ser enseñados no por un maestro, no por un docente en el aula, No, se trata de derechos infundidos desde una sociedad que está siendo manipulada con fines económicos. Se trata de tener a un pueblo alejado del sentido crítico educativo. Se está obligando a los docentes, fuere cual fuere su ideología, a “enseñar” esos “derechos” en educación básica, cuando los estudiantes están en edad de asimilar todo lo que observan a su alrededor. Una educación humanista desde ese enfoque mandará a México a ser un pueblo inculto, sin valores y sin moral, un pueblo hueco sin sentido. Se vende la idea que serán mejores personas las que se están formando en este modelo educativo de la Nueva Escuela Mexicana. que serán más felices por realizar lo que “aprendieron libremente” en el salón de clases. Para cuando estos estudiantes de educación básica lleguen al nivel medio superior tendrán que haber transcurrido mínimamente tres años. Los alumnos que egresarán en agosto estarán confundidos, así como están los de cuarto semestre de educación media, los agarraron en el camino. Se inscribieron cuando estaba un plan de estudios y a medio nivel educativo les cambiaron la jugada. Les empezaron a hablar del humanismo, de enfocar los “conocimientos” obtenidos en el salón de clases hacia la mejora de la comunidad para tener una sociedad con una mejor armonía.

La prohibición de utilizar medios digitales en el salón de clases para adquirir realmente una metacognición que lleve al alumno a escalar más alto que el propio docente puede ser el motivo de la resistencia a trabajar de manera colaborativa con la sociedad. El estudiante se resiste a realizar el Proyecto Aula Escuela Comunidad (PAEC) por el simple hecho que no tiene “libertad” para elegir la metodología con la que él quiere aprender. Posiblemente, también esta prohibición lleve a los docentes a ser reacios para querer modificar su metodología. Se les olvida a los que inculcaron este nuevo plan de estudios que la mayoría de los docentes está aún dentro de la vieja escuela. Son los que aprendieron haciendo lo que el maestro decía, siguiendo reglas. No fuimos educados para modificarnos en el camino, no fuimos educados para leer y obtener la idea que se pretende transmitir. Para potencializar esta nueva manera de enseñar hay que dejar de prohibir. Hay que empezar a romper paradigmas educativos con tal de tener en México una educación emancipadora.


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