La igualdad y equidad en la educación y el regreso a clases presenciales.

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Mtra. Karla Rosa Gutiérrez López.

El día a día construye un reto en la vida de las nuevas generaciones, los discursos actuales se llenan de argumentar que la educación debe garantizar la igualdad entre todas las personas, sin distinción de género, origen étnico, edad, nivel socioeconómico, religión e ideologías.

Soy Maestra en Ciencias en enfermería, actualmente laboro en una Institución Pública de Salud en el ámbito de la enseñanza e investigación. La participación de las mujeres en el ámbito educativo es muy importante, ya que hemos avanzado mucho en la cuestión académica. El hecho de ser mujeres, ser madres, compartir experiencias, ideas, aportando nuevas formas de abarcar y enfocar la docencia, la investigación y el servicio, es muy relevante, el papel de la mujer es indiscutiblemente esencial, sobretodo en el ámbito de la disciplina de la enfermería que tradicionalmente se identifica con nuestro género.

Desde la docencia e investigación, podemos hacer mucho para establecer la igualdad de derechos de todas las personas. En ese sentido, el aporte que tenemos que hacer, con responsabilidad de la profesionalización, es contribuir a tener un mundo de igualdad de derechos, en el que todos recibamos las mismas oportunidades de demostrar capacidades. Esto  es elemental, porque contamos con una alta formación, con ideas que enriquecen y hacen que el desarrollo educativo involucre nuevas tomas de decisiones, para establecer una marcada diferencia en el mejoramiento de los procesos.

La inclusión permanente, es indispensable para facilitar el desarrollo, pues paulatinamente va tomando fuerza, integrándose al acontecer de nuestra historia para crear un mundo de mayores posibilidades para todos, sin distinción. Esto va tomado de la mano del progreso en todos los ámbitos de la sociedad, creando espacios donde se podrán desarrollar al máximo todas las potencialidades de la persona. Tales avances se verán reflejados en el progreso y la mejora continua, de la mano del bienestar económico, con una distribución equitativa de los recursos, como consecuencia natural de la igualdad de oportunidades en la formación educativa.

La educación se inicia en casa, como núcleo de la sociedad. De ahí, se desprenden innumerables actitudes y aptitudes para la vida cotidiana, así como para el ámbito educativo. Nos corresponde inculcar, desde muy temprana edad, la libertad de expresión, los valores, las normas, las leyes, que ante todo dirigen su esencia al respeto de los derechos humanos y forman parte de éstos.

Al paso de los años, se ha logrado un gran avance en ese cambio de conceptos, donde se logra una mayor cohesión social, pero no se ha logrado romper, y difícilmente se logrará del todo, ese círculo vicioso, donde algunos sectores de la sociedad tienen una educación más deficiente y menos oportunidades en todos los sentidos, tanto de educación como de salud.

Ejemplo de ello, es precisamente la educación en tiempos de pandemia, en la que los estudiantes tuvieron que ser alejados de las aulas por resguardar la seguridad y evitar mayores contagios. No obstante, se notó un gran abismo al momento de iniciar las clases de manera virtual, muchos, hablando de personas de todas edades, tuvieron que dejar el aprendizaje continuo y de calidad, por falta o insuficiencia de equipos y medios tecnológicos que no se encuentran al alcance de todos. Poco a poco se han tenido que ir adecuando y buscando la manera de continuar, pero para algunos ha sido imposible, sobre todo en medios rurales y alejados. De esta forma, la educación a distancia  no siempre ha resultado viable en un ámbito  de carencias, pues no siempre se cuenta con el apoyo necesario para realizarlo, resultando, por tanto, desigual e inequitativa.

Niños, adolescentes y personas de todas las edades, cambiaron sus rutinas y la interacción con sus amigos y compañeros escolares. Esto afectó significativamente la salud mental de toda la sociedad, ante la amenaza de una patología desconocida. Desde la perspectiva de mi experiencia profesional, los infantes y adolescentes se vieron más afectados, por ser etapas en las cuales se desarrollan aspectos relacionados a la independencia y socialización que a veces sólo pueden obtener en su interrelación en las aulas.

Como personal de salud, tomando en cuenta la evidencia científica disponible, considero que el regreso al salón de clases traerá muchos beneficios educativos para la niñez y adolescencia, para poder desarrollarse en un ámbito sociocultural entre el juego y la convivencia, con las debidas y absolutas medidas de seguridad para la protección de la salud.

Por lo anterior, es de vital relevancia y pertinencia, que el regreso a las aulas sea considerado importante para el bienestar emocional de nuestras próximas generaciones, bajo las más estrictas medidas de salud. El impulso del autocuidado, como necesidad imperiosa, debe ser ya una asignatura fundamental y obligatoria dentro las actividades académicas, donde los participantes asuman conscientemente que, como toda persona al interior de la sociedad a la que pertenecemos, debemos involucrarnos en el respeto a las nuevas reglas de convivencia, para el bien y preservación de la salud de todos en general.

Queda en nuestras manos, fortalecer y no crear miedo o inseguridad, en esta etapa a la que nos enfrentamos de la llamada Nueva Normalidad, por el mejoramiento de la educación y la protección de la salud, con una ineludible y siempre atendible perspectiva de equidad.


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