Inducción

Dr. Jorge Gutiérrez Alfonzo

Antes de su salida laboral, al maestro Alfonso Monterrosa se le pidió que para el día siguiente entregara la carpeta de evidencias del curso de inducción del nivel medio superior. En su casa, en la mesa donde trabaja, analiza las indicaciones que vienen en el primer cuadernillo de trabajo. Ahí expresa que se programaron 20 días para la realización del curso; en la práctica, solo fueron 12, y que se analizarían tres casos; en la práctica, fueron dos. ¿A qué se debió este desfase? Las indicaciones estatales llegaron tarde. Ya no había tiempo para realizarlo, así como se pedía, que se comenzara junto al inicio del semestre. Como presidente de Academia platicó con la autoridad educativa y la respuesta fue clara y directa: “Son indicaciones de arriba que se comience como dicen”.

Las evidencias están en el celular del maestro: fotos y el diario de campo; en la mochila, las dos actividades que le sirvieron para recuperar lo aprendido por los alumnos. Nada que ellos no pudieran saber: porcentaje, promedio y diferencia. El maestro observa que los alumnos no tienen sentido común, quieren que los ejercicios sean iguales a los que se hicieron en el pizarrón. Les explica que es un seguimiento del estudio de caso presentado. El maestro los reúne en equipos de cinco integrantes. Cada equipo realizará el cuestionario de acuerdo con los datos recolectados por cada integrante en las sesiones anteriores. Las notas obtenidas no fueron del todo favorables. El maestro diseña otra hoja impresa y la presenta a los no acreditados. Les indica que si obtuvieran un seis como mínimo, acreditarían el primer parcial. Aún hay demasiados alumnos que no logran resolver ejercicios de porcentaje, promedio y diferencia. Programa una tercera actividad. Algunos alumnos no resuelven las actividades. El maestro no quería, pero las circunstancias lo ameritaban: existieron alumnos que no acreditaron el parcial; aun así, entrega el reporte del curso de inducción. 

Cuando el maestro piensa que ya no tiene pendientes en la escuela, se da cuenta que también le pidieron reportes de las actividades de tutorías. Según se indicó en el oficio, debe entregar la carpeta de evidencias de las actividades que se colocaron en el formulario que aparece en la plataforma para tutores. Era tanta la exigencia con la que se pedía ese formulario y tan difícil su acceso que no recordaba cuáles actividades mencionó. Sólo tenía las actividades realizadas en el salón de clases. Eso escribió, eso colocó en su reporte: cómo los alumnos respondieron a dos test que les aplicó, uno para saber los estilos de aprendizaje y otro para indagar sobre su estado emocional. En la reunión que los profesores tuvieron para entregar esa notificación, se les solicitó que el reporte fuera más explícito y que las actividades tenían que exponerse de acuerdo con lo contestado en la encuesta y mediante la utilización del cuadernillo que ex profeso para tutorías se encuentra en la plataforma.

En la escuela en donde trabaja el maestro Alfonso Monterrosa no existen maestros que tengan las horas suficientes para hacerse cargo de las tutorías. Por ejemplo, él en este semestre debe cubrir 20 horas frente a grupo, más una de tutorías.  La plaza que tiene es de 20 horas. Trabaja así porque al inicio del semestre, en una conversación con los directivos, se analizó que no había personal, que existía déficit de personal en el plantel. Ya se está en octubre y no han llegado aún quienes cubrirán las plazas vacantes; es por eso que se apoya a los directivos, siempre ha sido así. Se cumple con lo poco que se tiene.

Por eso en la junta de tutores se expuso que no se pidiera tanto en relación con el aspecto administrativo porque no existían las condiciones laborales para realizar los trabajos como se exige allá arriba, en la cúpula, allá donde todo parece color de rosa y en donde se diseñan planes y programas sin tomar en cuenta las necesidades de las escuelas, ni las necesidades laborables ni las necesidades de infraestructura. Siempre se ha dicho que la SEP no resuelve nada porque siempre se cumple con lo que pide la autoridad educativa. Por eso, en esta ocasión en que el 70% de los tutores no tiene tiempo dentro de la escuela de preparar las actividades para dicha función se llegó al acuerdo de no colocar en la plataforma el reporte de las actividades, que solamente se le entregarían a la coordinadora de tutorías y que ella realizaría lo que le correspondiera. Si en dado caso se recibiera alguna notificación por incumplimiento emitida por la autoridad estatal o nacional, se unirían los docentes, se quitarían las tutorías hasta que no se resolviera lo de las horas faltantes en la escuela.

Los resultados de los test que aplicó el maestro mostraron que el 25%  de los alumnos padece depresión poco probable, por lo que el maestro solicitó al departamento de vinculación la visita de un psicólogo para que platique con los estudiantes y le entregue al maestro actividades para trabajarlas en horas de tutorías; eso fue lo que programó el maestro junto con otro compañero de él que también es tutor de primer semestre. En la planeación se elegiría una actividad del cuadernillo para dar tiempo a que el profesional entregara las sugerencias para llevarlas a cabo. Después de aplicar cuatro actividades sugeridas se planea un segundo test propuesto por el especialista para evaluar el proceso de ayuda. Así también se programó cerrar el semestre con una actividad en el domo de la escuela, la que se efectuará en conjunto con el grupo del maestro que estuvo planeando las actividades.

¿Para qué utilizar el cuadernillo propuesto? ¿Si en la vida de las escuelas se puede realizar un programa de tutorías acorde con la problemática que se presenta en varias zonas, qué tanto más se pudiera realizar si existieran maestros dedicados a investigar la vida escolar? Es cierto: existen escuelas en donde hay maestros con horas asignadas con ese fin y no proponen nada. No investigan, ocupan las horas para otros menesteres. Las actividades realizadas en las instalaciones servirían para tratar los temas y contenidos de donde pueden salir los estudios de casos, con situaciones verídicas que los mismos jóvenes viven con sus maestros.

En una actividad sobre el uso del internet, la atención de los alumnos se desviaba cuando se ilustraba con datos a nivel internacional y nacional. Cambiaron su rostro cuando los datos se fueron obteniendo a partir de la vivencia de cada uno de los alumnos, respondieron la encuesta presentada por el maestro Alfonso. Él entregó los resultados al grupo y compartió datos de los otros grupos. Obtuvieron promedio, su adicción al Internet según decía la antología, la diferencia en el uso de horas de internet. No solamente se debe usar el cuadernillo, sino que hay que ponerlo en práctica con las vivencias de los jóvenes. 

El 2 de junio llegó vía WhatsApp al grupo de docentes de la escuela la convocatoria para participar en el premio al desempeño docente durante la pandemia. La fecha de entrega era el 17 de junio, según el nivel en donde se quería participar.  El maestro sabía que tenía los elementos para participar; buscó lo necesario para enviar su reseña, que era unos de los puntos de la convocatoria. Era poco tiempo, casi 15 días para preparar el material. Revisó de nuevo la convocatoria y se percató de que el período de entrega era del 16 de mayo al 24 de junio para educación básica; para nivel medio superior antes, el 17 de junio: nuevamente llegaba tarde la información.

Para el 15 de junio entregó su propuesta en la dirección de la escuela. El 28 de junio se enteró de que se dio una prórroga. Preguntó sobre este aplazamiento, y le dijeron que no había muchos participantes.  No le agradó la respuesta, pero, en fin, se dispuso a esperar al 10 de agosto para saber resultados. Muy temprano, el 10 de agosto, preguntó, y la directora no sabía nada. Por la tarde recibió un mensaje en donde le notificaban que había obtenido el cuarto lugar. El 22 de agosto le indicaron que aparecía en la lista de los acreedores al reconocimiento, que consiste en medalla y diploma. Según supo, el reconocimiento debía entregarse en el mes de septiembre.  Hasta hoy en día no ha tenido otra noticia: no tiene de manera oficial el reconocimiento. 

Los de allá, los que están en las oficinas centrales, creen que todo está bien en las escuelas, creen que todo será posible solamente con decirlo, creen no saber de las carencias de infraestructura, de personal docente. Así con este déficit es imposible que funcionen los planes y programas. 

Vamos a tomar café ya, le dice su esposa al maestro. Sí, voy.


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