Una educación con empatía y resiliencia ante este regreso a clases presenciales

Lic. Ana Karen Torres Lara

La educación integral conocida por tener una perspectiva humanista que abarca aspectos sociales y emocionales en el aula como complementos del desarrollo cognitivo, ante adversidades en el sistema educativo y el contexto social como lo es la pandemia por el COVID-19, puede ser la clave esencial para combatir contra el rezago del aprendizaje, deserción escolar, conflictos escolares entre otras situaciones, que surgieron o se realzaron ante las limitaciones y cambios dados por la nuevo pedagogía empleada con el uso de la tecnología; las cuales, actualmente se prevén que, con el regreso de las clases presenciales, esas situaciones puedan perdurar en la formación de los estudiantes y llegar afectar su desarrollo académico, así como, su bienestar socioemocional y por ende, alterar el buen clima escolar que se recomienda fomentar para un mejor aprendizaje y proporcionar una experiencia educativa positiva. 

Con el nuevo plan de estudios de la Secretaría de Educación Pública (SEP), se puede identificar la integración de la nueva materia, “Educación socioemocional”, la cual como su nombre lo dicta, tiene como objetivo, brindar habilidades sociales y emocionales a los estudiantes de la educación básica. Lo cual, ante crisis humanitarias como la presente, puede ser motor para complementar y reforzar el aprendizaje global que se dan en las demás materias.; sin embargo, eso solo va hacer posible si se le da el reconocimiento y seguimiento apropiado por parte de los maestros y padres de familia.

Principalmente, los estudiantes más jóvenes son un sector que dependen de la disciplina, rutinas, hábitos que se dan primero en sus hogares y después en la escuela, por lo que es primordial que los responsables de los niños estén en constante comunicación para no contradecir ni afectar la enseñanza dada ya sea en casa o en el aula porque eso trae como consecuencia un deterioro y confusión en el aprendizaje como en el comportamiento y actitudes que los niños ejercen dentro y fuera de sus salones de clases.

A pesar, que el regreso a clases es promovido por la SEP, no todas las escuelas acatarán esa modalidad, debido a que los padres de familia tienen el derecho de decir si su hijo sigue estudiando desde casa o no, lo cual hace que la calidad, experiencia académica, social y emocional de los niños no sea equitativa. De igual manera, no se reanudará dicha actividad en algunos estados de la República Mexicana por catástrofes naturales que recientemente se han dado por la temporada de lluvia que obstaculizan, nuevamente, proporcionar de manera eficaz una educación a todos los estudiantes, sin importar, que provengan de una institución académica privada o de gobierno. 

El conocimiento, aptitudes y habilidades que los niños aprenden en sus primeros años de formación, necesitan tener la orientación, apoyo y seguimiento óptimo para que puedan desarrollarse a su esplendor. Asimismo, se debe tener presente las teorías pioneras socioculturales como las de Vygotsky, Bandura, Erickson que consideran el aspecto social y cultural como factores que influyen en el proceso del aprendizaje.

Hoy más que nunca, el ambiente social se relaciona fuertemente con el comportamiento y motivación escolar que tienen los estudiantes en sus relaciones interpersonales, contexto familiar, entre otros. Por consecuente, en primer plano, los tutores de los niños en conjunto con los maestros, son quienes deberán de ejercer la responsabilidad de ser los orientadores que promuevan herramientas de forma teórica y práctica sobre la enseñanza de la inteligencia emocional. Además, de agregarlas a las planeaciones de clases para que se fomenten en el ámbito escolar, apoyando a los estudiantes a ser personas socioemocionalmente independientes que puedan salir de su zona de confort y enfrentar adversidades con la ayuda necesaria dependiendo el grado de dificultad según las destrezas, etapa de crecimiento, necesidades y perfil de sus alumnos. 

Por último, me gustaría enfatizar nuevamente, que ante el regreso de la modalidad presencial, un aspecto vital a tratar de manera inmediata es el bienestar integral antes del aspecto cognitivo, considerando que los estudiantes durante este tiempo de distanciamiento social estuvieron estudiando bajo un ambiente de incertidumbre y tensión, como consecuencia del aumento de contagios por el COVID-19, por lo que la empatía y resiliencia son características que servirán indudablemente en el aula para que el alumno se adapte a su nuevo entorno escolar, provocando que la dinámica de la clases y los objetivos a lograr se den de manera positiva.

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