La educación frente a la sindemia: notas preliminares de la desigualdad y exclusión 

Mtro. Eduardo Hernández de la Rosa

Lupita tiene 8 años, dentro de la lucidez de su edad, tuvo muchas preguntas ante cambios que fueron difíciles de comprender, la permanencia en su casa, le hizo notar algunas dificultades por las que pasaban sus padres en medio de la pandemia, las complicaciones económicas, el riesgo latente de contagiarse y los problemas de un matrimonio joven, le hacían recurrir a sus abuelos para desahogar sus frustraciones, aunque sus dudas e inquietudes se acrecentaban ante la falta de respuestas de sus abuelos quienes no podían quedarse en confinamiento debido a la necesidad de trabajar para sobrevivir.

Este breve recorrido es uno de los menos dramáticos que se presentaron durante la pandemia, no obstante, desde su anunció como pandemia mundial, la reflexión sobre sus impactos y relaciones causales hizo necesaria pensarla como sindemia, es decir, una emergencia que no solo era de orden médico, sino social, que revelaba múltiples problemas, que se engloban en:

  1. Salud
  2. Económica
  3. Educación
  4. Tecnológica
  5. Social

Estos problemas emergen como expresiones de un conjunto de contradicciones, todas ellas influenciando a la educación y por ende a sus agentes. Entendemos que el covid-19 evidenció lo que Merrill Singer ya había identificado en nuestras sociedades: una sindemia. Es así, que comprender el desarrollo del virus y su impacto, queda sesgado sino se observa al virus y sus relaciones causales con otras enfermedades y problemas sociales que se configuran para acentuarlos y generar futuros.

Por un lado, aparece una educación cuyas formas de continuidad para hacer frente al virus se centraron en migrar hacia espacios virtuales, promoviendo con ello una exclusión social al dejar de lado a las comunidades de niños que no cuentan con las condiciones para tener continuidad con la estrategia de formación mediante la comunicación vía tv o internet. En 2020 México contaba con 70 millones de usuarios de internet, que representaban 60.0% de la población de seis años o más, sin embargo, las condiciones para poder sostener una formación remota tenían otras dificultades, entre ellas, los dispositivos móviles no eran adecuados, los espacios insuficientes, algunas veces se tenía que compartir el equipo con otros integrantes de la familia o el ancho de banda no era funcional.

De esta manera, al inició de la pandemia al menos existieron 46.7 millones de mexicanos que no tuvieron acceso a internet. Siendo parte de esta población aquellas que se encontraban en zonas rurales. Además, si la estrategia de formación vía tv fuera una alternativa, al menos 8.4% de la población total, no cuenta con un tv, y solo el 35.1 es usuario de radio.

El panorama de la exclusión y de las desigualdades fue evidente, no solo por la inferencia estadística, sino también por las sensaciones empíricas de los efectos y estragos en la formación de los estudiantes, tanto en su continuidad como en la calidad de los contenidos de quienes si podían mantener su comunicación vía remota.

El hecho es que, con la expectativa del regreso a la presencialidad, las inquietudes sobre el rendimiento, los aprendizajes y por ende los resultados de este confinamiento prolongado hacen eco en distintos ministerios de educación del mundo, la pregunta es ¿qué resultados se han obtenido? En lo empírico es notorio el nivel de desarrollo de las habilidades blandas, sin embargo, los matices aparecen en todos los niveles educativos, y especialmente en las modalidades que vieron forzada su migración.

El regreso a clases presenciales, trajo consigo más retos y desafíos, pues pensar en la estrategia de incorporación trae como consecuencia una consulta necesaria con el oráculo para visualizar las posibilidades de un brote, claramente podemos observar que esto dependerá de muchos factores:

  • Pedagógico: Programa de atención a estudiantes con rezago y riesgo de deserción; Acompañamiento híbrido.
  • Infraestructura: Generar condiciones para resarcir daños por vandalismo, mantenimiento, acondicionamiento de aulas.
  • Sanidad: Establecer protocolos de sanidad, espacios abiertos e higiene.

Al menos estas tres categorías son pensadas constantemente por los docentes, padres de familia y autoridades, siendo la pregunta clave ¿De dónde se obtendrán los recursos para estas acciones?  La realidad es que muchos profesores y padres de familia han dispuesto de sus propios recursos para tratar de atender estas necesidades, sin embargo, claramente los esfuerzos no son suficientes.

El regreso a clases, se ha desarrollado por algunos estados, en dos fechas, por un lado, en 31 de enero y otros más que se suman a febrero (15 estados), solo Chihuahua se mantiene en modalidad remota. Estas aristas muestran la disparidad sobre las condiciones que se tienen para el regreso a clases, es plausible recordar que, en 2020 de acuerdo al INEGI (2021), más de un millón y medio de mexicanos entre los 3 y 29 años de edad no lograron concluir el ciclo escolar, esto derivado de los estragos económicos que trajo consigo el Covid-19, siendo el sector público el más afectado con esta situación y en instituciones privadas más de 240 mil estudiantes tuvieron estas complicaciones.

Si bien el modelo mixto trae consigo posibilidades para un regreso no forzado y estratégico, la realidad de nuestro país coloca desafíos en el quehacer cotidiano. Es aquí que entra esta primera reflexión y notas sobre la necesidad de mirar la situación actual como una sindemia, repensando con ello, estrategias integrales que permitan visualizar a la educación como una institución interrelacionada con sus sociedades.

La sindemia es por lo tanto una manifestación causal de un conjunto de malestares que asientan las desigualdades y excluyen de manera tajante a las realidades menos favorecidas, mirar a la educación no deberá quedarse en su explotación, en su reflexión simple sobre aprendizajes centrados en el estudiante, sino en las contradicciones que deben erradicarse para hacer de ella un espacio plural, objetivo y enfocado a atender espacios con flexibilidad.

INEGI (22 de junio de 2021). COMUNICADO DE PRENSA NÚM. 352/21. https://www.inegi.org.mx/contenidos/saladeprensa/boletines/2021/OtrTemEcon/ENDUTIH_2020.pdf

INEGI (23 de marzo, 2021). INEGI presenta resultados de la Encuesta para la Medición del Impacto COVID-19 en la Educación (ECOVID-ED) 2020. https://www.inegi.org.mx/app/saladeprensa/noticia.html?id=6427

Educadores y analistas han examinado la necesidad de crear un programa de recuperación de alumnos en riesgo de abandonar la escuela; de resarcir lo robado en escuelas vandalizadas, dar mantenimiento y limpiar los planteles cerrados desde hace más de un año; de hacer los cambios necesarios a las aulas para conseguir una ventilación adecuada y asegurar la repartición oportuna de agua, jabón, y cubrebocas. Todas estas acciones requieren de presupuesto adicional urgente y tiempo para realizar los trabajos de reparación, limpieza y mantenimiento para organizar el funcionamiento de las escuelas en estas condiciones.

La sindemia: expectativas de una realidad perene

Richard Horton, editor de The Lancet , tomó prestado del antropólogo Merrill Singer el término sindemia (neologismo creado con la unión de las palabras sinergia y epidemia ) para mostrar cómo esta pandemia va más allá de una emergencia médica y es también un tipo de pandemia social, reveladora de otros problemas existentes en nuestra sociedad: desigualdades, brecha digital, olvido en el cuidado de personas vulnerables, falta de recursos sanitarios.


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