El docente y el estudiante; actores sociales activos, que sobreviven a un desafío educativo en tiempos de pandemia

Mtro. Jhon Fredy Scarpetta Ceballos

El mundo entero afronta una situación conocida por la memoria histórica que ha experimentado nuestros antepasados y, la conocemos gracias a los diferentes legados y registros sobre estos acontecimientos que han tocado la vida de muchas personas debido a las diversas enfermedades que han surgido a lo largo del tiempo. Si bien, la humanidad anteriormente vivió epidemias como: la peste antónima (165-180); viruela japonesa (735-737); la peste negra (1346-1353); la gripe española (1918-1920); sars (2002-2003); ébola (2014-2016), como lo referencia la OMS (2019), desde hace mucho tiempo no se había visto que un virus afectara a la totalidad de la población mundial, como lo es la pandemia del Coronavirus que ha perjudicado, y ha puesto en jaque, todos los sectores a nivel mundial y, por supuesto, el de la educación no ha sido la excepción.

En este sentido, la educación está afrontando un desafío fundamental en la sociedad que necesita concebirlo desde una perspectiva humanística que integre todos aquellos aspectos que puedan contribuir de manera significativa en los procesos de enseñanza-aprendizaje, con el objetivo de seguir fortaleciendo la formación integral del ser humano. Por tanto, conlleva a todos los actores inmersos en el proceso educativo a pensar sobre la formación que se desea generar y cómo atender a los procesos formativos y educativos con los estudiantes durante este tiempo. En otras palabras, la educación no se debe limitar a la transmisión de conceptos, a metodologías tradicionalistas que no permitan la interacción activa de todos los participantes que son necesarias para la articulación vital del proceso educativo.

Por lo tanto, el currículo se ve obligado a reestructurarse conforme con las necesidades actuales que presenta la población en cada contexto particular, que permitan garantizar la continuidad del proceso de aprendizaje. Para lo cual, los docentes necesariamente deben diseñar estrategias o propuestas metodológicas que permitan el acceso comprensible al proceso formativo. Pues, la educación debe enfocarse como un proceso que tiene lugar en la familia, como primer espacio social, pasando por la comunidad a la que pertenecen los estudiantes, hasta los diversos espacios interactivos que proporciona la escuela.

Consecuentemente, el proceso de enseñanza-aprendizaje en la escuela es realmente significativo en un ambiente mediado por la empatía, donde el docente y el estudiante son agentes sociales activos del proceso educativo; de tal forma que, la conexión entre las destrezas del docente como intelectual con las realidades sociales interactúen a favor del aprendizaje del estudiante.  

Es relevante destacar que el rol que desempeña el estudiante en el proceso educativo es transcendental; pues es un agente que tiene la capacidad de darle significado y sentido al proceso de enseñanza-aprendizaje desde su reflexión pedagógica que va construyendo a través del debate, la crítica, la experiencia, e interactuando activamente con todas las personas que se encuentran inmersos en sus contextos particulares, para transformarlo significativamente conforme con las necesidades que presenta el entorno donde se encuentra.

Si bien, se reconoce la importancia del papel del estudiante como “agente esencial” en el proceso educativo; el docente, también como “agente interactivo”, debe fortalecer sus prácticas pedagógicas conforme con las necesidades de su contexto.

De este modo, surge la necesidad de actualizar y/o ajustar el currículo para que sea pertinente de acuerdo con la realidad; por tanto, la educación no debe ser concebida sólo en un espacio cerrado que se ha denominado como escuela, pues la educación no se imparte únicamente en un espacio físico cerrado, sino que trasciende en los diversos espacios escolarizados donde son idóneos para el dialogo pedagógico, para la reflexión social y para la interacción cultural. Por tal razón, el papel que desempeña las TIC’s como estrategia pedagógica que media la interacción de los diferentes contenidos didácticos que se orientan a través de los diversos aplicativos, son necesarios para que los docentes hagan uso correcto, se apropien e integren este conocimiento tecnológico que favorezca el proceso educativo.

Según De Zubiria (2020), menciona que la pandemia ha dejado en evidencia como el sector educativo presenta, desde hace un tiempo, una crisis que va articulada a procesos políticos, económicos, sociales, ambientales, familiares, culturales, entre otros, que son materia de análisis para que se pueda atender y solucionar lo antes posible desde los diferentes campos de acción.

“Lo que era una excepción, se volvió la regla, y en un tiempo breve, los profesores lograron continuar sus procesos educativos mediante plataformas para el trabajo sincrónico y disincrónico. Aun así, no es posible seguir esta ruta en la educación pública, dado que tan solo el 4% de los municipios tiene buena conectividad, el 63% de los bachilleres del 2018 no tenía acceso a Internet desde sus hogares y, en las zonas rurales, tan solo el 9% de los jóvenes disponen de computador. La pandemia volvió a mostrar las inmensas inequidades de nuestro país. En este caso, en acceso a la virtualidad y conectividad. Lo que debería ser un derecho, en Colombia, sigue siendo un privilegio”.

Esta crisis deja en evidencia las carencias de un sistema educativo, argumento por el cual la educación debe reinventarse y transcender a favor de las necesidades de la comunidad educativa. En consecuencia, los docentes y estudiantes son agentes sociales activos que están resignificando, rescatando, y sobreviviendo, ante tal situación; trabajando en equipo un saber pedagógico con base en el dialogo, la empatía e interacción significativa mediada por herramientas tecnológicas o estrategias físicas (guías pedagógicas), que les ha permitido construir una realidad educativa recíproca, lo cual es posible gracias a un ejercicio pedagógico consciente de la realidad que se presenta.      

En conclusión, esta crisis sanitaria ha permitido develar con urgencia la resignificación del currículo a favor de las verdaderas necesidades del ser humano, pensando en su ser, su humanidad, su esencia, enseñando que existen procesos más importantes para la vida como: el bienestar, el respeto, la paz, el amor y la familia. Pues, la formación debe enfocarse en la consolidación de un ser humano solidario, resiliente, comprensivo con sus semejantes y su entorno, con el objeto que la educación transforme significativamente la realidad.

Así mismo, es de resaltar el rol que viene desempeñando el docente y el estudiante como actores sociales activos que continúan sobreviviendo en un contexto complejo y que, a través de un ejercicio consciente, comprensivo e interactivo persisten en construir conjuntamente el saber pedagógico, donde el docente demuestra el esfuerzo incesante de promover notablemente el aprendizaje; y, donde el estudiante ha presentado una actitud comprometida, atenta, reflexiva, y abierta para aportar de forma determinante al proceso educativo.          

Referencias bibliográficas

De Zubiría, J. (2020, 04 de abril). La educación en tiempos de cuarentena. Revista Semana. https://www.semana.com/opinion/articulo/la-educacion-en-tiempos-de-cuarentena-columna-de-julian-de-zubiria/661969

El orden mundial. Las grandes epidemias de la historia. Consultado el 02 de mayo de 2021. https://elordenmundial.com/mapas/grandes-epidemias-de-la-historia/


Mtro. Jhon Fredy Scarpetta Ceballos.

jhonscarpettaceballos@gmail.com

  • Licenciado en Lengua Castellana y Literatura
  • Magíster en Ciencias de la Educación
  • Estudiante de doctorado en investigación y docencia de la UNADE

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