A dos años de la pandemia: Reflexiones desde la mirada docente.

Mtro. Ricardo Espinosa Rodríguez.

El Covid 19 mantuvo en confinamiento obligado a estudiantes del nivel básico por un período que se prolongó a dos ciclos escolares interrumpiendo procesos formativos que constituyen la formación académica, en la cual se cimientan los niveles educativos superiores o la incorporación a la vida productiva. 

La adolescencia es la etapa de la vida en la que se engrana el nivel de secundaria, y además en donde se consolidan las habilidades para aprender a aprender, se fortalecen las actitudes y el carácter del futuro ser humano, el cual habrá de desempeñarse como padre o madre de familia, ciudadano, o mejor aún como un agente de transformación de las diversas problemáticas que se observan en el presente que van desde el cambio climático, la disponibilidad alimentaria, los sistemas de gobierno, las energías renovables y limpias etc. 

Las soluciones a estas, se verán retrasadas en tanto no se encuentre la forma de cómo lograr el perfil de egreso que se plantea para el nivel de secundaria y que demanda el nivel medio superior, retrasadas por el confinamiento y alejados los alumnos del acompañamiento y marcaje personal que conlleva la enseñanza presencial. 

A raíz del confinamiento por el Covid-19, se dieron esfuerzos muy importantes para continuar con la prestación del servicio educativo a la distancia. Primero se propiciaron los recursos digitales más cercanos como el celular, que a través de la aplicación de WhatsApp o pizarras electrónicas, se logró establecer un puente de comunicación e información entre los docentes y los alumnos. Sin embargo, un alto porcentaje de alumnos no logro establecer contacto, por lo que, la tarea fue establecer comunicación con esos alumnos antes de propiciar el aprendizaje de los contenidos, incluso a la fecha, todavía existe un alto porcentaje de ellos de los cuales no se sabe nada. 

Posteriormente la política educativa estableció que la televisión era el medio idóneo para llegar a más alumnos de diferentes partes de la República Mexicana, por lo que, el logro de los aprendizajes esperados tenían mayor posibilidad de ser alcanzados.  “Aprende en casa”, tuvo tres versiones, las cuales todas tenían como denominador común, la impartición de clases de las diferentes asignaturas que contempla el mapa curricular para la educación básica vía televisión abierta y de paga.

En lo que respecta al nivel de secundaria aparte de la clase en televisión, también se disponía de una versión digital. En esta versión, tenía el adjunto de la versión impresa de la clase y las actividades de aprendizaje que el alumno tenía que presentar, y de igual forma la evidencia correspondiente. Así que los alumnos y maestros formamos parte de esta política educativa.  El alcance de está, referente al logro de los aprendizajes esperados será materia de investigación.

La reflexión se centra en que de igual manera encontramos que se dieron tres niveles de comunicación con los alumnos: Con comunicación continua, intermitente y sin comunicación.

Es decir, los esfuerzos de la Secretaria de Educación Pública federal y local, aunados los de maestros en diferentes niveles de jerarquía, no tuvieron un impacto al 100 % de la matrícula. Los alumnos con los que se perdió comunicación en la actualidad no se tiene la certeza de que hayan continuado su formación académica para el nivel de secundaria.  A la fecha ya con el regreso a clases presencial, mixta o hibrida, se presenta el fenómeno de la pérdida de matrícula en las escuelas y que bajo la medición por zona el abandono llega a representar el 30 % de los alumnos, si se compara con la matricula existente antes de la contingencia sanitaria. La pregunta obligada ¿en qué escuelas están estos alumnos?  La respuesta no la sabemos.

La plataforma de control escolar contiene los datos de contacto de los alumnos inscritos por cada escuela. Pero muchos de ellos, son cambiados de manera continua, como por ejemplo el número celular o la cuenta de correo electrónico.  Al momento de ser utilizados para establecer comunicación con los alumnos, estos recursos fueron insuficientes.

Es por ello que hace falta la conformación de un sistema de información nacional que a través de la CURP se pueda consultar la inscripción de los alumnos en cualquier secundaria del país, de tal manera que se tenga la certeza de que ese alumno no entra en la categoría de abandono escolar con la consecuente pérdida del proceso formativo como persona y como capital humano para el país.

Este sistema de información deberá ser fuente de consulta para las unidades administrativas de mandos medios, de tal manera que la misma, pueda también ser monitoreada por la confidencialidad de los datos personales de los alumnos. Lo más importante es conocer si ese alumno o alumnos que durante el confinamiento no se tuvo comunicación, no se presentó a la reinscripción, ni consolido su baja en esa escuela o las que pertenecen a la zona escolar, continuaron su proceso formativo de educación básica en alguna escuela del sistema educativo nacional.


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